El ambiente sin lugar a dudas era agradable.
El lugar olía a lavanda, el agua estaba calentita y el contacto entre mi piel y la de Erlin me mantenía con una sensación de seguridad absoluta.
-Hacia mucho no...tenía algo así de especial con alguien.
Sus palabras me helaron, especial, me pregunté que tan especial era para él ese momento, porque aunque me costó admitirlo, para mi había sido la primera vez en que sentía ese vínculo tan grande.
-Yo nunca he tenido algo asi de especial.
Él me dio un beso en la cabeza. Entre los dos había un silencio muy cómodo y confortable, mi corazón estaba disparado, yo podía sentir los nervios de estar ahi, tan cerca de él y desnuda. Aunque nunca antes había tenido nervios por este tema.
-¿Puedo contarte algo?
Lo escuche decir de repente sacándome de mis ensoñaciones.
-Claro.
Me aleje un poco de él para poder mirarlo a la cara. ERROR, en cuanto me voltee y choque con sus iris azules enmarcados por aquellas ojos tan preciosos, su boca hinchada y roja, el cabello mojado y pegado a su rostro, y el pecho, su pecho grande, fornido y desnudo. Me ruborice por el rumbo de mis pensamientos, acababa de tener un orgasmo maravilloso, un sexo espectacular y mi cabeza pervertida solo pensaba en más.
-Hoy, la nana de mis hijas me dijo que hay cosas que ellas necesitan hacer. No entendí muy bien, pero tú eres mujer, quizás comprendas mejor.
Escuche sus palabras atentamente y de inmediato Alicia y Leticia se vinieron a mi mente.
-Es que aveces es complicado cuando eres un hombre solo con dos pequeñas, ¿verdad?
-Pues si. La mayoría de las veces no se que hacer.
-Solo debes hacer lo que te nazca. Escucha, dos niñas necesitan muchísima atención y amor. Pero también necesitan hacer otras cosas. Llévalas a un parque o al cine, al teatro, a una feria, a una excursion, no lo se. Son muchas cosas. ¿Y la madre de las niñas?
-Creeme cuando te digo que no lo se.
-¿Hay una historia muy dolorosa detrás?
Él nego con la cabeza.
-No se quien es la madre de las niñas.
-¡En serio! Vaya. Eso sí es impresionante.
-Las pequeñas aparecieron un día en mi puerta, son mis hijas, de eso no tengo dudas pero nunca supe quien era la madre. Pudo ser cualquiera, incluso fui donador, es decir que las probabilidas son infinitas.
-Es impresionante que esas cosas aún ocurran.
-Pues si...- Él se quedo callado mirando y después de unos minutos frunzio el ceño-¿por qué nunca hablas de las tuyas? , recuerdo que en el ascensor me dijiste que también tenias dos hijas.
Mi buen humor se evaporó con esa pregunta tan íntima y privada. Dude por unos segundos, incluso estuve a punto de gritarle y encerrarme en mi misma, pero no lo hice.
Sus ojos azules tenían tanta verdad, que me sentí segura.
-Digamos que por circunstancias de la vida ellas fueron arrebatadas de mis brazos al nacer.
Él frunzio el ceño y yo sonrei nerviosa.
-¿Te las robaron?
-Al nacer.
Respondí yo y él se quedo mirándome incomodo.
-Yo...
-No tienes que sentir pena. Lo llevo bastante bien. Me gusta pensar que esas dos pequeñas criaturas están en un buen lugar rodeadas de todo lo que yo misma les pude haber dado y más.
Una lagrimilla traviesas se coló entre mis parpados y mojo mi mejilla.
-Eres muy fuerte peliroja.
Me sonrio él sin venir a abrazarme, gesto que agradecí, no necesitaba pena o compasión.
-Gracias.
Le sonreí yo.
-Entonces, ¿crees que solo debo poner más atencion en mis hijas?
-Sí. Esa es la clave. Después de todo son solo eso, niñas.
-Tienes razón.
Él estiró su brazo atrapando mi cintura.
-¿Que haces?
Se encogió de hombros y sonrio mientras me robaba un pequeño beso.
-No lo se.
Los dos sonreímos y nos miramos largo rato para acabar besándonos muy dulcemente. Cómo nunca antes, sus labios acariciaban los mios y yo me entregue a la pasion, su lengua acariciaba la mia, no era lujuria, era un beso pasional y delicado que poco a poco nos volvió a encender a los dos. Sus dos manos grandes recorrieron mi espalda y me apretó contra su pecho.
Mi corazón se desboco de la emoción cuando sentí sus manos en mi cabello presionandome y haiendo el beso más profundo aún.
Yo solita me acomode encima suyo y solté un gemido mientras él me invadia. Pequeños movimientos empezaron a aparecer, sus manos subían y bajaban por mi espalda haciéndome cosquillas. Me beso el cuello y me nordisqueo el lóbulo de la oreja.
-Recuerda que solo es sexo Erlin.
Le dije bajito al oído y él se tenso, se quedo quieto, unos segundos que me parecieron eternos.
-Entonces, hagamos que sea el mejor de los sexos.
Me volvio a besar robandome el aliento, la cordura y prácticamente la razón. Esos besos que te elevan y te transportan, sus movimientos eran lentos pero deliciosos y yo intente seguirle el ritmo.
Esa vez no fue salvaje, ni apasionado, esa vez los dos disfrutamos el momento con calma y suavidad. Sin saber que esa sería la primera de muchas otras veces que haríamos el amor.Pov Erlin
Llegue a la escuela a las 4:15 de la tarde. La campana sonó y después de minutos aparecieron mis dos niñas con sus mochilas.
No hay dinero en el mundo que pueda pagar la cara de alegria y sorpresa de las dos. Alicia salió corriendo en mi encuentro y Leticia cuando llegó me dio un fuerte abrazo y un sonoro beso en la mejilla.
-¿Qué haces aqui papá?
-Vine a buscarlas y a que demos un paseo juntos.
-¿¡En serio!?
-Si.
Alicia dio saltos en el lugar emocionada y Leticia sonrio ampliamente. Nunca imagine que un gesto tan pequeño les traería tanta alegria.
-¿A donde iremos papá?
-Leticia deja que papá nos de una sorpresa.
La regaño Alicia dándole un pequeño golpecito en el hombro.
-¿A donde quieres ir Leticia?
La aludida sonrio triunfante y le saco la lengua a su hermana.
-Quiero ir a un zoológico papá.
-Pues de acuerdo, al zoológico nos vamos.
Encendí el auto y comencé a conducir en esa dirección.
Esa tarde fue mágica. Las niñas jugaron, saltaron y se divirtieron como nunca y para mi no había nada mejor que estar ahi para ver esas sonrisas en sus labios. Fue entonces cuando entendí las palabras de Aranza. Ellas eran mis hijas, y aunque no fuese fácil tenía que esforzarme más por entenderlas. Después de todo, son niñas.
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Una Nueva Oportunidad
RandomAranza Gilerr sufrió una enorme pérdida para la que ninguna mujer está preparada. Eso la convirtió en una mujer fria, su sonrisa se borro de su rostro y la amargura lleno todos los rincones de su corazón. Aun así tiene mucho éxito profesionalmente...