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─ ¡Seungyoun, detente! ─exclamó mientras respiraba con dificultad, haciendo que aquella tétrica figura se girase hacia él.

─ ¿Junho? Pensaba que no le gustaba salir de su cueva en aquel volcán.

Ahora, el enfrentamiento era entre ambos, que se miraban desafiantes. El Espíritu del Viento no se movía, había tardado demasiado en ir hasta allí y el pobrecillo yacía malherido en el suelo, por lo que debía darse prisa y deshacerse pronto de aquel demonio.

Concentró absolutamente todo su poder, a la vez que Seungyoun le miraba divertido, suponiendo que no iba a poder acabar con él.

Sin embargo, de la nada, surgieron cuatro brillantes figuras, que rodearon al demonio. Concentraron, asimismo, todo su poder o al menos, el que aún conservaban.
En una explosión luminosa que envolvió todo, el cuerpo de Seungyoun comenzó a quemarse lentamente, haciendo que saliese de su piel, un humo espeso de color púrpura, como si se tratase de algún veneno que se le arrebata con aquella luz purificadora. Una luz que se usó mucho tiempo atrás en la Segunda Gran Guerra, pero no tan poderosa como la de ese momento.

Cuando la luz desapareció, Seungyoun estaba tendido sobre el suelo, inmóvil. Su aspecto demacrado y todas las runas demoníacas que poseía en su piel desaparecieron y volvió a tener el mismo aspecto que tenía eones atrás, cuando era el Dios de la Vida.

Las cuatro figuras luminosas se hicieron más visibles, dejando ver a los antiguos dioses, quienes se acercaron a Seungyoun para ver si estaba bien.

Viendo que él estaba atendido, Junho corrió hacia el espíritu elemental y con lo que le quedaba de fuerza, logró sanarlo, aunque con alguna dificultad.

─Junho... ─escuchó una voz hablar tras de sí─ ¿Cómo has sabido que...

El dragón se giró hacia Seungwoo, quien se encontraba acompañado de un mago bastante alto y un duende extrañamente familiar.

─ Es una larga historia, una historia que está llegando a su fin, supongo.

No entendió a qué se refería con eso, pero prefirió no preguntar. Quién sabía lo que pasaba por la cabeza de aquel extraño dragón.

Pasaron días hasta que Seungyoun volvió en sí, el tiempo suficiente como para sanar a Wonjin, el espíritu de la tierra, quien había sido atacado también.

Seungyoun, en Wërohir, el reino élfico más poderoso de todos, despertó aturdido, siendo Wooseok, el rey de aquel lugar, a la primera persona que vio.

─ Hola.

─ ¿Dónde estoy?

─ En Wërohir.

Seungyoun llevó una de sus manos para tapar sus ojos, se sentía cansado y la luz natural que entraba por todas partes le molestaba. Sobre todo después de haber estado viviendo sumido en la oscuridad durante eones.

─ En breve te llevarán a Nilfheim, donde te juzgarán por tus crímenes.

Quiso preguntar sobre eso. Realmente, no se acordaba absolutamente de nada. Su último recuerdo era el de un cielo azul con unas pocas nubes blancas bailando al compás del suave viento, además del sonido de la brisa y olor de las flores una bonita mañana de verano.
Incluso él estaba seguro de que aquello había ocurrido nada más y nada menos que el día anterior.

Entonces, ¿qué había pasado? ¿Qué había hecho para que le tuviesen que llevar al Tribunal Celestial?

Una semana más tarde, se encontraba cruzando el portal que le llevaría a aquella dimensión donde se encontraba el lugar en el que le iban a juzgar.

El sitio era brillante, de rica, pero minimalista decoración, ubicado en un lugar parecido a Rionnag, formado por estrellas en la negrura de la nada. De las columnas dóricas coloreadas en dorado, situadas a lo largo formando un pasillo, surgía un reguero de agua fresca y cristalina que hacía que el suelo de aquel lugar estuviese encharcado con aquel purificador líquido.

Ante él, se alzaban varios atriles, siendo el más grande el del medio, con dos más a ambos lados, cinco en total.

En el centro estaba Midam y sus lados, los dioses elementales.
Fuera de los atriles, pero cerca de éstos, aunque apartados, estaban los espíritus elementales, junto a Junho y los dos dioses restantes, Junghwan y Kookheon.

─ Seungyoun, antiguo dios de la vida y los vivos, ¿reconoces tus atroces actos a lo largo de dos eras completas?

La voz del chacal resonó por todo el lugar, intimidando a Seungyoun, quien seguía sin saber nada de lo ocurrido.

─ ¿Pero qué he hecho?

Yena soltó una escandalosa risa al escuchar la pregunta, ganándose el reproche de los demás dioses presentes.

─ Se te acusa de haber traicionado a Yggdragón y a Yggdrasil, así como de vender tu poder como dios y aliarte con el Tenebroso, dejando de lado al resto de dioses y poniendo en peligro innumerables veces las vidas de este mundo, además de haber provocado guerras y destrucción. Por último, y no menos importante, de haber atentado contra las vidas de dos espíritus elementales y haber manipulado a uno de ellos. ¿Ha quedado claro ya?

Seungyoun estaba perplejo por lo que acababa de escuchar. ¿En serio había hecho todo?

Debía ser cierto si se habían tomado la molestia de llevarlo hasta Nilfheim tan solo para juzgarlo. Sentía como su pecho se encogía al pensar en todas las atrocidades que había cometido sin saberlo, todas las vidas que había destruido...

Fuese cual fuese la pena que le impusieran, él prefería morir por todo aquello.

Como si hubiera leído su mente, Midam respondió:

─ No te vamos a ejecutar. Si bien es cierto que en las leyes sagradas es la pena que deberíamos ponerte, fuiste uno de los nuestros y... Realmente, ninguno de nosotros creemos que nos dejaste por voluntad propia.

─ ¿Entonces...?

─ Tu condena será enfrentarte al Tenebroso y derrotarlo. No estarás solo, tranquilo. Pero tú deberás ser el que aseste el golpe final que acabe con él.

⌗ TALES OF WIND ♡̷̷%՞˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora