Sentada en la banqueta, siento mi cabello moverse a mi alrededor, el viento azota sin clemencia y predice lluvia, aunque el sol sigue golpeando fuertemente el piso, el viento me causa un escalofrió, observo a mi alrededor, todos parecen llevar una vida normal, me siento entumecida y siento un horror indescriptible al pensar que ninguno de ellos sabe lo que se esconde en los rincones oscuros de este bonito pueblo, y si lo saben deciden ignorarlo, yo no puedo ignorarlo, debo de salir de este lugar lo más rápido posible, hay personas que dicen que el conocimiento corrompe y que la ignorancia es la mejor manera de proteger a una persona, hasta hace un par de días estaba en total desacuerdo con eso, incluso creía que era una tontería! Jaja pero que equivocada estaba ahora mismo daría cualquier cosa para regresar al reconfortante alivio de la ignorancia, ¿alguna vez has tenido miedo? Pero no la clase de miedo que te da después de ver una película de terror y te sientes observada, no me refiero a esa clase de miedo, si no al miedo paralizante y paranoico después de presenciar algo tan horrible, algo que nadie jamás debió de haber visto o vivido, un fuerte ruido detrás de mí me saca de mi trance y doy un salto asustada.
-lo siento, ¿la asuste señorita?- pregunta un chico bastante alto, mientras me sostiene con su mano en mi brazo.
Me quedo un par de segundos observándolo, es alto, de ojos verdes, con la piel apiñonada y chinos, es como la réplica más joven de Eduardo.
-¿eres el nieto de Eduardo?- pregunto algo asustada mientras me alejo un paso de él haciendo que su mano caiga de mi brazo.
Me mira extrañado - ¿conoce a mi abuelo?-.
-yo... tengo que irme-digo apresuradamente mientras camino lo más rápido posible alejándome de él, cuando llego a la esquina y estoy segura de que no puede verme corro, tengo que salir de aquí, corro hasta que mis pulmones arden y no puedo respirar más, siento el sol retirarse para ser sustituido por nubes, busco mi teléfono, o mi grabadora, no encuentro nada, estoy desesperada empiezo a sentirme mareada, y me doy cuenta de que no puedo respirar, entonces siento algo mojar mi brazo y me doy cuenta de que es lluvia, una tras otra chocan con mi piel y de repente estoy completamente mojada.
-¿está usted bien?- se escucha a una voz pronunciar detrás de mi
Volteo lentamente y es el mismo chico de antes, mis ojos observan los suyos y estoy segura de lo que ve a una chica rota, y aterrada, me veo reflejada en sus ojos claros y entonces todo lo sucedido en el breve tiempo que eh pasado en este lugar me golpea y se vuelve demasiado y siento las lágrimas corriendo por mis mejillas, él se acerca lentamente a mí y me envuelve en un cálido abrazo, justo cuando empiezo a relajarme en sus cálidos brazos, me doy cuenta de que son demasiado calientes para el agua helada que nos golpea a ambos, justo cuando la aterradora verdad empieza formar raíces en mi mente, de su boca salen unas palabras que escuche hace solo unas horas, me pongo rígida y siento el color drenarse de mi cara, trato de alejarme de él, pero me tiene bien sostenida puedo sentir la niebla negra envolviéndonos a ambos, de lo que eh huido desde que lo vi suceder justo frente a mis ojos, siento una opresión en el pecho y el calor abrasante de la criatura tomado posesión de mi mientras escucho el eco de las palabras del chico sosteniéndome.Cuando la obscuridad entra silenciosamente y devora la luz
Enterrando tus miedos en la noche de los lamentos
Durante las horas más negras del invierno
Nadie puede verlos, la vida que roban
Tu cuerpo está aquí pero tu alma noPodía sentirme a mí misma perdiéndome en las profundidades de mi mente, y recordé todo lo que había pasado, hace solo dos días estaba sentada en mi oficina cómodamente, y ahora estoy a punto de afrontar mis peores miedos, jamás debí de aceptar, creí que era un trabajo fácil la niebla esta hasta mi cuello, preferiría morir a lo que va a suceder cuando todo esto termine. Si creía que estaba asustada hace unos minutos, no tenía una idea de lo que era el terror...
Horas antes
Solo puedo pensar en lo agotador que fue el último artículo, todos peleando por la exclusiva, estoy aquí como mi última oportunidad de no ser despedida, bajando del camión observo el lugar donde debo quedarme esta noche, es pequeño y como una casa antigua, me pregunto por cuantas personas habrá tenido que pasar, mi periódico quiere testimonios de los habitantes de este pueblo sobre las cosas extrañas que los turistas dicen que sucede; entro a mi hotel a un hermoso y grande vestíbulo, me registro y subo a mi habitación, lo que yo no sabía es que esa noche no iba a estar aquí o si quiera dormir un poco.
Son cerca de las 2 Pm, cuando decido salir a comer algo y entrevistar personas, entreviste a la dueña del hotel, a los trabajadores e incluso a personas que pasaban por la calle, pero todos dicen lo mismo, nadie quiere hablar conmigo, no les agradan los periodistas, abatida y cansada cerca de las 8pm decido ir a un bar, me siento en la barra a un lado de un señor de unos 60 años, que seguro fue muy atractivo cuando era joven, cuando el que atiende por fin me trajo mi cerveza doy un trago y suspiro, empiezo a escuchar las grabaciones y hacer notas, suspiro frustrada, parece que seré despedida no hay nada bueno.
-¿Qué pasa señorita?- pregunta el señor sentado a mi lado- un suspiro así no viene de la nada-
-mi trabajo está en riesgo- contesto frustrada, debo entrevistar personas sobre lo "sobrenatural", no sé si de plano inventarme algo, o resignarme a ser despedida- digo frustrada soltando mi cabello de mi chongo y paso mi mano por el despeinándolo-no sé por qué nadie quiere hablar-
-hay cosas muy oscuras escondidas en este lugar linda, créeme no lo quieres saber- dice con una mirada en sus ojos que me asusto
Lo mire fijamente a los ojos, podría jurar que mi mirada reflejaba necesidad de saber de qué se trataba, ahora no era solo mi trabajo si no ahora la curiosidad de saber los secretos de este pequeño pueblo, el hombre entrecerró los ojos y me hizo una seña para seguirlo mientras se levantaba de la barra, me quede sentada unos cuantos segundos dudando sobre ese hombre, hasta que segundos después me levante para seguirlo, fuimos a un lugar muy al fondo del bar, se podía sentir que las personas no venían aquí a menudo
-todo paso cuando tenía seis años, mi hermano solía decir que en la noche delos lamentos, tienes que apagar las lámparas, extinguir las llamas de la chimenea y pasar la noche en el frio y a obscuras, decía que si no lo hacías lo Vours venían por ti, siempre repetía que hay monstruos que no puedes ver, los que ansían calor y luz. Los que se alimentan de tu miedo y luego te tragan completo. Fue entonces cuando lo vi ocurrir y eh vivido con el miedo de que me suceda desde entonces. Ese día Manuel y yo entramos por la puerta justo después de la puesta de sol, mi padre estaba de pie junto a la ventana dándonos la espalda. Sabía que estábamos en problemas en cuanto vi la botella de whisky reposando en la mesa, como burlándose de nosotros, y entonces mi padre le pregunto a Manuel que si había metido a las vacas, mi padre era un gigante con botas gruesas y overoles desteñidos, cuando volteo hacia nosotros sus ojos estaban vacíos y fríos; siempre los tenia de esa forma cunado bebía, creo que después de que mi madre muriera una parte de mi padre también lo hizo. Recuerdo como el color se desvaneció de las mejillas de Manuel y como tartamudeo con miedo diciéndole que lo había olvidado, había sido mi culpa; yo le había pedido que me llevara a dar una vuelta en caballo antes de la cena. La voz resonante de mi padre le pregunto agresivamente que si tenía paja en el cerebro, mientras azotaba su taza y el whisky salía disparado por todos lados, y agarro a mi hermano del brazo y lo arrastro por todo el pasillo hasta la salida yo los seguía con lágrimas en los ojos, llegamos a donde en una época más caliente siempre hay maíz sembrado y mi padre arranco al espantapájaros de la ase y le arranco la cabeza, vez paja en lugar de cerebro le grito, tu eres de su especie, esta noche te quedaras en su lugar, pero no hay cultivo , dijo mi hermano con lágrimas rodando por sus mejillas, no hay cultivo, no hay cuervos no te va a costar demasiado trabajo dijo mi padre mientras mi hermano seguía sollozando, cualquier noche menos esta rogo entre sollozos pero mi padre hizo caso omiso a sus rugeos y lo amarro al poste, mi padre me agarro del brazo y me arrastro a la casa unas 4 horas después salí de mi cuarto y vi a mi padre dormido en el sillón, entonces salí corriendo hacia mi hermano, lleve una linterna y esta reflejaba la medalla de san Benito que siempre llevaba en el cuello, ya estoy aquí dije mientras intentaba quitar las ataduras pero los nudos estaban muy apretados y mis dedos entumecidos por el frio, ya vienen, susurro, ¿puedes verlos?, las sombras moviéndose y viniendo por mí!; él decía paranoico, solo soy yo voy a bajarte le decía. De pronto la linterna exploto y el espantapájaros estallo en llamas, una nube de humo se enrollaba como una gran serpiente negra alrededor de mi hermano. Dios me perdone!, corrí, corrí tan rápido como mis pequeñas piernas me podían llevar, el frio quemando mis pulmones, y los gritos me Manuel quemando mis oídos, no lo salve, no lo traje de vuelta, y así no es como el horror termino para nosotros, así es como empezó, mientras corría de pronto los gritos se detuvieron y escuche algo mucho más aterrador, era la voz de Manuel, pero diferente, más baja, resonando atreves del maizal como un canto demoniaco-dijo todo eso tan lento y me tenía tan cautivada que cuando se detuvo fue como si saliera de un trance
-¿Qué decía?, pregunto emocionada
-algo que aun hoy me hiela, los huesos, vamos no lo puedo decir en público, salgamos-dijo mientras se levantaba lentamente y en ese momento note lo viejo que era
Lo seguí lo más rápido que pude después de dejar $50 pesos en la mesa, cuando estoy fuera el frio me golpea como una ola, lo busco como desesperada y no lo encuentro
-aquí estoy linda- pronuncia una voz a mi derecha de entre las sombras, en una clase de callejo justo aun lado del bar.
-sabe... nunca me dijo como se llamaba, yo soy Sara, tengo 25 y soy periodista-digo mientras meto las manos en los bolsillos de mis jeans
-Eduardo-dice mientras me ofrece un cigarrillo
-claro, gracias- digo mientras lo tomo y lo pongo entre mis labios, él me acerca el encendedor y le doy una profunda calada
-mi nieto tiene casi tu edad y cuando era un niño fue atacado, porque ellos no me podían tener a mi-dijo con un suspiro
-¿sabes? Desde lo de mi hermano yo reconozco a las personas consumidas por estos demonios, come almas, te encierran en lo más profundo de tu mente con tus miedos más profundos y toman posesión de tu cuerpo- dijo con la mirada perdida
-que estaba a punto de decir en el bar, que no podía decir en público-pregunto intrigada
-mi hermano pronuncio, palabras que me aterraron, Cuando la obscuridad entra silenciosamente y devora la luz, Enterrando tus miedos en la noche de los lamentos, Durante las horas más negras del invierno, Nadie puede verlos, la vida que roban, Tu cuerpo está aquí pero tu alma no- y en cuanto termino de pronunciar esas palabras se notó un cambio en el ambiente, todo se enfrió y la luz se atenuó
Levanto su cara y me vio a los ojos y vi algo horrible, un terror indescriptible
-dime que no es media noche- casi rogo en un susurro
Saque mi teléfono para revisar pero no prendía, entonces saque mi reloj de mi chamarra recuerdo habérmelo quitado cuando entre al bar y justó cuando lo vi las manecillas se contaron el las 12
-son las 12, que pasa a las 12- pregunto desesperada
-ya vienen, vienen a por mí-dijo con resignación
Entonces el frio empezó a subir por mi espalda y vi una niebla gris y otra negra acercase por detrás de Eduardo, no grito pero sus ojos estuvieron en mi todo el tiempo y vi como su alma se retiraba y era remplazada por algo inimaginable, toda la luz se iba de sus ojos, y yo corrí , por mi vida corrí durante horas hasta que llegue a mi hotel, pero me daba miedo entrar, ahora todo me daba miedo, me senté una banqueta y allí pase el tiempo en el tormento pensando una y otra vez lo que paso hasta que me encontré al nieto de Eduardo y ahora estoy aquí a punto de ser encerrada en mi propia mente, dicen que la curiosidad mato al gato, pero el gato murió sabiendo, yo quisiera nunca haber sabido y nunca haber muerto, bueno no morí, no aun, mi alma sigue siendo parte de mi cuerpo, tal vez debí haber preferido ser despedida o nunca debí de haber hablado con un extraño en el bar , tal vez solo estaba destinada a que esto me pasara, así que recuerden nunca saquen los más oscuros secretos de un lugar, o pueden terminar como yo, la ignorancia es felicidad y el conocimiento te corrompe, y así hay muchas cosas que nunca deberías de saber así que mejor no las busques, siento la niebla cubrirme por completo y lo último que veo son esos ojos verdes frio, no se cómo no los note antes, y en medio de la obscuridad escucho un grito agonizante.