Es media noche.
—¿Entiendes, emperador Zell? Si algo me sucediera, dependerá
de ti salvar el mundo.
Me despido del durmiente emperador Zell.
A pesar de que Zell está en presencia de una diosa como yo, no
parece que tenga ninguna intención de despertarse.
Parece que él es realmente alguien imponente después de todo.
Se dice que los dragones de alto rango de larga vida dormirán
durante períodos cada vez más largos cuanto más poderosos se vuel-
van. Me pregunto qué tan poderoso crecerá Zell para que ahora sea
capaz de quedarse dormido incluso en presencia de una diosa.
—Escucha bien, Emperador Zell, incluso si algo me sucediera, no
destruyas el mundo en el proceso de venganza, ¿Me oyes? Eso no es
algo que tu madre querría.
Zell me quiere mucho, así que necesito aclararle esto antes de irme.
Mi amado emperador Zell permanece impávido incluso frente al
caparazón de un demonio, y, de hecho, lo usa como nido.
El que sea capaz de permanecer impasible incluso frente a de-
monios y diosas hace a Zell un dragón digno de ser coronado empe-
rador.
Coronado con una cresta roja ardiente, un pico que brilla como
el oro y plumas inmaculadas tan blancas como la nieve.
Mientras pasaba mis manos por el plumaje blanco del Empera-
dor Zell antes de irme, sentí algo acurrucarse junto a mí.
—¿Qué es, bestia negra demoníaca? Usualmente pierdo contra ti,
pero el Emperador Zell está aquí hoy, así que no perderé. Si detecto un indicio de hostilidad tuya, despertaré al Emperador Zell y haré
que se deshaga de ti al instante.
Acurrucada junto a mis pies estaba la misteriosa bestia demonía-
ca que me distinguía como su enemigo.
Realmente deseo que deje de robar mis bocadillos y reservas sin
pensarlo dos veces.
—... ¿Q-Qué? ¿Qué te pasa hoy? ¿Por qué te quedas tanto conmi-
go?
Chomusuke rozó repetidamente su cabeza contra mi mano, casi
como si me pidiera que le acariciara allí.
Normalmente ni siquiera me permitiría tocarlo ¿Por qué los ga-
tos son criaturas tan egoístas?
Eres muy suave y esponjoso, ¿verdad?
... ¡En serio!
—¿Estás aquí para detenerme después de saber que me voy a en-
frentar al Rey Demonio? Pero eres demasiado ingenuo. No pienses
que podrás retrasar mi partida solo porque tu pelaje está un poco
esponjoso... Pero, bueno, si no te importa dejarme tocar tu vientre
también, no me importaría retrasar mi partida hasta mañana.
Traté de negociar con él. Tal vez no está dispuesto a renunciar a
su barriga por lo que desenfundó sus garras en el momento en que
intenté acercarme.
—Te daré un castigo divino si pones tus garras en la suave piel de una diosa. De vez en cuando siento el aura de un humano que viene
de ti. ¿Qué pasa con eso? Siempre hueles bien, aunque seas un gato.
¿Quieres convertirte en el dios del jabón o algo así? Oh, no, no pue-
des convertirte en el dios de los baños. Ya soy la diosa del agua, por
lo que nuestros dominios se superpondrían.
Casi como si protestara contra mis palabras, Chomusuke mordió
mi hagoromo.
Esa es una reliquia divina, así que me gustaría mucho si pudieras
dejar de babearla por todas partes.
Entonces, Chomusuke volvió su mirada hacia un lugar vacío del
espacio.
—Ara, ¿también viniste a despedirme?
De pie allí está el espíritu en pena que vive en la mansión, Anna.
Normalmente es una chica enérgica a la que le encantan las bro-
mas, pero hoy luce algo diferente
—Hoy tienes una mirada inusualmente seria en tu cara. ¿Qué, es-
tás lista para seguir adelante?
Ella dijo que ella misma se mudaría al cielo cuando se haya abu-
rrido de escuchar nuestras historias de aventuras, así que la he deja-
do sola hasta ahora...
—¿No te has cansado de esas historias todavía?... Ya veo. Bueno,
es mejor que los espíritus vayan naturalmente al cielo después de re-
solver sus arrepentimientos aquí, así que está bien. Ella es muy obs-
tinada, por lo que no dudará en enviarte de inmediato.Anna asintió en respuesta a mi consejo.
—... Oye, ¿no te dije que dejaras de decir eso? Eso es atraer a la
muerte, ¿sabes?
Ella me pidió que le contara una última historia, de modo que in-
cluso si no regreso, podrá seguir adelante sin ningún remordimiento.
Mientras me sentaba en el césped, Chomusuke, que normalmen-
te nunca hacía algo así, saltó felizmente a mi regazo.
—Digamos que ustedes dos me lo están poniendo difícil. Podría
perder el carruaje de medianoche si las cosas siguen así...
No estoy seguro de si Chomusuke me escuchó, pues todo lo que
hizo fue dejar escapar un perezoso bostezo.
¿Qué les está pasando? ¿No saben que se están interponiendo en
la guerra contra el Rey Demonio?
Pero bueno...
—Oh, muy bien. Déjame contarte una historia particularmente
nostálgica... Eso fue cuando estaba trabajando duro recibiendo a las
almas de los muertos en el cielo. Uno de esos días, un hiki-NiNi que
murió de una manera muy rara fue enviado frente a mi con un chándal...
———- Fue un pedido honesto de la joven fantasma que he conocido desde hace bastante tiempo, así que decidí aceptarlo.