Camino despacio de la mano de mi nueva mamá, alzo la vista para poder verla mejor, es muy guapa, tiene el pelo muy bonito y le brilla mucho. Un abrigo enorme de color rojo la cubre por completo, me encanta ese color, es uno de mis preferidos. Me gustan todos los colores, todos tienen cosas que enseñar, me gusta el negro porque me enseña cómo es la noche, me gusta el amarillo porque me enseña cómo es el sol, me gusta el blanco porque me enseña cómo es la nieve, me gusta el rosa porque me enseña cómo son los chicles de fresa, y me gusta el rojo... Que me enseña el color del corazón.
Noto como me mira desde arriba, es muy alta, casi como la luna. Doy muchos pasos para poder alcanzar los suyos, ahora va más deprisa, vamos cruzando por las rayas azules y blancas que te dejan andar por donde pasan los coches.
No me ha dado tiempo a ver nada, quería ver las flores tan bonitas que había en el parque, pero no he podido. Hemos montado en un coche muy limpio, me ha sentado en una silla de princesas rosa y me ha atado el cinturón.
Miro por la ventanilla, veo pasar coches de distintos colores. ¡Qué bonitos! Cuento los que veo de color rojo, siempre cuento los del mismo color.
Creo que nos hemos parado, ¡Sí! Nos hemos parado, mi mamá se baja del coche y me abre la puerta.
_ ¡Ya hemos llegado cariño! ¡Vamos a ver si te gusta tu nueva habitación!
Vuelvo a sujetar su mano, mis dedos se pierden entre los de ella, tiene la piel suave y fría, ¡Me gusta esa sensación!
Siento calor nada más entrar por la puerta. ¡Guauuuu! Sus muebles son del color de la nieve, y sus paredes también, ¡Podría tirarme por ellas con un trineo rojo!
Algún día me montaré en el trineo de Santa Claus, quiero apretarle la nariz a su reno, ¡Me contaron que uno de ellos, se llama Rudolph y la tiene roja!
Escucho la voz dulce de mamá, me está hablando, pero no puedo oírla, ¡Tengo tantas cosas que ver!
Me lleva a mi habitación, también es blanca, yo quería que fuese roja, pero no importa, me gusta mucho. Hay muchas muñecas y libros, no se parece nada a las últimas. Por las noches suelo leer antes de dormir, otra mamá me decía... Que era como soñar despierta.
Juego en silencio, sentada en una alfombra enorme de colores, oigo risas y otra voz, cierro los ojos para poder oírlas mejor, me gusta sentir a la gente reírse fuerte, a veces... Yo también lo hago.
Huele muy rico, pronto me llamarán para cenar. Me lavaré las manos antes de bajar, para que nadie me pueda regañar. ¡Vaya! Han comprado mucha ropa, tengo muchos vestidos colgados en perchas blancas, dentro de un armario enorme y blanco también. ¡He visto uno de color rojo! Estoy deseando ponérmelo, pero no lo haré hasta que no me den permiso.
_Hola Ana, ¿Cómo estás?
Creo que ha venido mi nuevo papá, le miro desde el suelo, es muy guapo, tiene el pelo de punta y los ojos azules. Me gusta el azul, ahora el color azul me enseñará como son los ojos de mi papá.
_¿Puedo jugar contigo?
Agacho la mirada y muevo mi cabeza, quiero que juegue conmigo.
Se ha sentado a mi lado, sus dedos rozan mi mano, tiene la piel más dura que mama, pero más calentita. Jugamos, pero yo me mantengo en silencio, él hace ruidos con la boca para hacerme reír, quiero reírme fuerte como ellos, pero no puedo.
_Ana, princesa, vamos a cenar, mamá ha preparado sopa y croquetas. ¿Te gustan?
Asiento con la cabeza, me gustan mucho las croquetas.
Su mano es aún más grande que la de mamá, bajamos las escaleras juntos, yo voy dando pequeños saltitos de un escalón a otro, él me ayuda a impulsarme, pero también frena mis saltos. Creo que... ¡Si no lo hiciera, rodaría por las escaleras como una enorme bola de nieve blanca!
¡Me chifla! ¡Han puesto un mantel rojo en la mesa!, Espero impaciente a que me digan donde me siento.
_Ana, hay que lavarse las manos.
¡Vaya, se me volvió a olvidar! Quería tenerlas lavadas para darles una sorpresa, puede que no me quieran si no me porto bien.
Recuerdo cómo me gritaban en otra casa.
Agacho la cabeza, no sé dónde está el baño.
_Iremos juntos Ana, a mí siempre se me olvida lavarme las manos.
¿Sí? ¿Será verdad que se le olvida? Es muy gracioso, me gusta estar con él.
Vamos juntos de nuevo, enciende la luz y me quedo asombrada, un cuarto de baño blanco entero, busco algo de color y... nada, en esta casa debe de nevar mucho.
Mi papá saca un taburete pequeño de dentro de un mueble, lo pone delante del lavabo y me invita a subir, le hago caso, así llego mejor. Nos lavamos los manos juntos, las mías al lado de las suyas, son muy pequeñas. Apretamos un bote que hay a un lado, y veo que sale un líquido color rojo, ¡Alucino! Miro para mi papá y le sonrió. Él me devuelve la sonrisa.
Hemos vuelto a la cocina, me han sentado en medio de ellos dos, me gusta mi nueva familia. Le pediré a Papa Noel, quedarme con ellos para siempre.
Mi mamá me arropa hasta el cuello y me da un beso en la frente. Llevo un pijama de estrellas en color plata, ¡Ya sé que me enseña el color plata!
Hoy no he leído ningún cuento, pero no me importa, he soñado despierta.
Abro los ojos asustada.
Unas fuertes risas me llevan a ir corriendo hasta el salón, bajo en pijama. Ya es de día. Hay un árbol blanco enorme en medio, y una caja llena de bolas rojas. Me acerco y me fijo en una de ellas, pone Ana.