Ya no es lo mismo

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La enorme empresa publicitaria que dirigía aquella joven alfa elite era la encargada de proveer los mejores rostros dentro del mundo del modelaje. La CEO se encontraba a diario con muchos rostros diferentes para entrevistarlos y, no solo eso, sino hacer contratos millonarios con marcas de ropa muy famosas.

-Pienso que para la nueva campaña de Dolche and Gabbana lo mejor es contratar a un modelo de rasgos africanos, así se destacaría mucho la idea que quiere dar la empresa con esta nueva colección-Dentro de la amplia oficina de la CEO Mikasa Ackerman, se apreciaba a su fiel asistente que tomaba nota de las peticiones.

-Correcto, me pondré en contacto con varias agencias de modelaje para ver cual de ellas tiene un modelo que cumpla con los requisitos que usted desea-Mikasa se levantó, caminando hacia la cafetera.

-¿No tengo más pendientes para hoy?-Marcaba el reloj las 2:14 pm.

-No, ayer atendió la mayoría de ellos y lo que resta es ponerme en contacto con los jefes de cada departamento para que inicien con sus trabajos correspondientes-Mikasa sonrió levemente.

-Entonces puedo retírame temprano, eso me agrada-Un poco de café exportado era el que empezaba a beber.

Disfrutaba de los placeres pequeños de la vida, aunque Mikasa no siempre fue una persona con deseos sencillos. Aun recordaba su pasado en la escuela secundaria y el como arruino la vida de un omega, esos detalles de su vida no se borraban.

Salió temprano de la empresa que dirigía y prefirió no irse hasta su hogar, sino pasar a un restaurante, pero antes de hacerlo Mikasa se puso ropa de lo mas sencilla para no atraer las miradas.

Tenia un rostro hermoso, con esos rasgos asiáticos que había heredado de su madre y ese porte elegante que heredó de su padre pero le era difícil sostener una relación estable y eso se debía a que aquel omega al que arruino era para ella su compañero destinado.

En mal momento sigue sus instintos y mordió la nuca de aquel omega del que no sabía más que su primer nombre.

Su aroma especial similar a los duraznos maduros, pero sin empalagar su paladar, sus cabellos largos de tono cenizo y esa piel blanca que se fundía tan bien debajo de la suya.

Aunque Mikasa sentía remordimiento al recordar como aquel omega le suplicaba que se detuviera y que no lo moridera. Arruinar a un omega que estaba en su primer celo fue un error que aún le dolía.

Cuanto más al no volver a percibir su aroma en los pasillos de aquella secundaria, no saber de aquel omega se convirtió para Mikasa en el dolor mas grande de su vida.

-¿Mesa para uno?-Un restaurante poco conocido en el que Mikasa se dispuso a entrar.

-Si, por favor-Acompañando a la mesera hasta el lugar designado para ella.

La música de fono evocaba recuerdos tristes en la mente de aquella CEO famosa que prefería ponerse una peluca de tono rubio y cubrir sus ojos con lentillas de tono azul, pasando desapercibida.

Tranquilo lugar era en el que estaba, los clientes eran pocos y el aroma a café recién hecho le agradaba mucho.

Pocos minutos viendo el menú hasta que le entregaron su comida, sencillos platillo el que había ordenado, pero ello no implicaba que su sabor era en especial delicioso.

-Puedo felicitar al chef-Acostumbrada a dar las gracias por una comida deliciosa, Mikasa preguntaba la mesera a cargo.

-En seguida lo llamo-Hace tiempo que no probaba una comida que le recordara sus días de infancia cuando vivía tranquila junto a sus abuelos quienes al menos le inculcaron buenos valores como el respeto a los omegas y los betas.

"Silent kiss"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora