Mas que vecinos...

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—¿Llego la pizza, Shrek? —pregunto  alguien desde dentro de la casa, y luego de unos segundos salió un chico alto y moreno que se parecía a Neymar.

—No lo creo, esta tonta no parece ser la repartidora. —dijo el varonil chico que estaba parado frente a mí, mirándome con arrogancia. Y el que me llamara tonta fue suficiente para sacarme de mi ensoñación de él y yo culiando en mi oscura habitación.

—¿Disculpa, a quien llamas tonta, idiota? —pregunte con enojo.

—No sabes con quien estas hablando, pelirroja. —respondió el verdoso, con aparente molestia.

—Estoy hablando contigo. —respondí yo y el medito unos segundos mi respuesta para después rodar los ojos y contestarme:

—Bueno pues, ¿y qué quieres o qué? ¿Por qué estas aquí?

—Quiero que le bajes a tu música. —le dije.

—No. —dijo y cerro la puerta en mi cara.

"HDP".

*Al día siguiente*

Hoy es mi primer día de escuela aquí en New York y aunque estoy contenta aun no puedo superar el pinche coraje que hice ayer por culpa de ese idiota que para mi desgracia va a ser mi vecino de ahora en adelante.

"Tiene carácter de ogro" pensé.

Caminaba por los pasillos de la escuela observando todo a mi alrededor y la verdad me encanta la escuela. Pero un sollozo y unas carcajadas me sacaron de mis pensamientos así que sin dudarlo fui hasta donde provenía el ruido.

Era una chica con el cabello rubio y largo junto con otras dos chicas molestando a una pobre muchacha con dientes culerísimos, odio el bullying así que fui al rescate.

—¡Déjenla tranquila! —grité una vez que estuve cerca de las bullys y la chica con dientes culeros.

—¿Y tu quien eres? me pregunto la rubia. Llevaba puesto el uniforme de porristas —Déjanos en paz, puta, metete en tus asuntos.

Eso me hizo enojar entonces decidí darle una patada en la cabeza. Yo soy muy diferente de las demás chicas y se pelear kung fu, así que acabar con esa plástica porrista rubia y piruja no fue nada.

Las otras dos secuaces de la rubia comenzaron a gritar y salieron corriendo, sonreí con autosuficiencia y miré a la pobre chica con dientes de mierda.

—¿Estas bien? —le pregunte.

—S-sí. —murmuro la pobre.

—No deberías dejar que estas estúpidas te molesten.

—Lo sé, pero Rapunzel es tan popular y yo no tengo amigos. —murmuro de nuevo.

—Yo puedo ser tu amiga. —dije sonriendo.

—¿De verdad?

—Si, de verdad.

Ambas sonreímos, pero ella se cubrió la boca intentando ocultar sus asquerosos dientes.

—Mira, es ella. —dijo una voz chillona a mis espaldas.

Miré tras de mí y vi a una de las secuaces de la rubia oxigenada que aún seguía en el piso y mi sonrisa se borró al instante.

El mismo chico que cerro la puerta en mis narices el día de ayer, estaba justo frente a mí en estos momentos.

Mierda.

Mi vecino ShrekWhere stories live. Discover now