- ¡Rikch'aripay kunallan!
Levantó la cabeza y vio a un hombre, era alto, tenía una túnica blanca, brazaletes de oro y una vincha con plumas en la cabeza.
- ¡Haku!
Siguió con la mirada a donde el hombre le señaló; un templo de piedra antiguo, sus bloques encajando perfectos. Las escaleras de pocos escalones se extendían casi a la misma altura que sus columnas. El templo se alzó sobre la verde hierba qué también cubría los alrededores de algunas montañas.
Absorto ante lo que se encuentra a su vista, fue jalado del brazo. Nunca había visto un lugar así.
El cielo parecía una pintura de acuarela, podía sentir que tocaba las nubes blancas sobresalientes.- Napaykachay kamaq
Mencionó el hombre que se detuvo al llegar a su destino y se volteó solo para asegurarse si lo habían escuchado.
Pronto en la entrada del templo, sintió temor. Una corriente de escalofrío recorrió todo su cuerpo. Sus ojos vieron la oscuridad dentro del recinto. Cuando escuchó pasos que se dirigían hacia él, su corazón aumentó sus latidos.
El sonido de un objeto golpeando su carpeta, resonó en todo el salón de clases.- ¡Despierte!
Las risas de todos, terminó por despertarlo. El profesor frunció el entrecejo mientras sostenía una gran regla de madera.
- Dígame, que se hace luego de este procedimiento.
El ejercicio de álgebra estaba resuelto en la pizarra hasta la mitad. Quizás debería de hacer una factorización, pero si se equivocaba realmente no deseaba saber en que resultaría.
- ...
- Alguien debe ir a refrescarse, para quitarse ese sueño.
Los ojos del profesor señalaron a la salida. Entendió, luego de echarse un montón de agua al rostro, fijó sus ojos en el espejo del baño. Tal vez no debió quedarse despierto tan tarde. Sus ojos marrones estaban un poco rojos e hinchados.
Ahhhhh... pero las clases de álgebra son aburridas. Antes ... ¿Qué fue ese sueño?
Si solía soñar cosas raras pero ese sueño sí que resultaba muy inusual. Al entrar al salón, su compañero lo miró de soslayo.
- No te duermas, falta poco.
Terminando la clase, copió lo restante del pizarrón.
- ¡Apúrate, tengo hambre!
- Tú siempre tienes hambre. Ya terminaré, me falta poco.
- ¡Ahora, vamos!
Salieron los tres del salón, había estudiantes de diferentes aulas que caminaban y practicaban básquet.
- Y dime Dan, ¿qué comerás?
- No lo sé, espero que sea delicioso.
- Bueno y ¿tú que comerás Ar?
- Algo que no lleve ingredientes viscosos.
- jajaja, nunca cambiarás Ar.
Al momento de recoger el almuerzo de Dan, hecho por su madre, los tres salieron de la habitación- recepción de almuerzos y fueron al restaurante, Ar debía pedir su almuerzo.
Se sentaron a comer, a la sombra de un árbol.
- ¡¿Te olvidaste tu almuerzo?!
Las ganas de reír de Dan fueron retenidas por la cara lastimosa de su amigo.
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Un año bajo la tormenta
Fantasy¿A veces no sientes que tu vida es tan común? ¿No quieres experimentar algo fuera de tu rutina? Tián pensaba esto muy seguido, sin embargo, pasaron los años y con ello secretamente había aceptado una vida simple. - Mamá, ¿qué es lo que dijiste? -Ti...