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C A P I T U L O 2
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Moría de hambre, no había comido nada desde el desayuno y ya era pasado de mediodía. Al ingresar a mi casa el olor a estofado impregnó mi nariz y mi estómago rugió peor que antes.
—Llegué —avisé. Dejé mis cosas en la mesa ratona de la sala y seguí marchando hasta el comedor.
Mi madrina estaba poniendo la mesa. Su delantal de cocina amarillo con estampas de girasoles ya le quedaba ajustado por su redonda panza de embarazada. Tenía siete meses y era su primer bebé. Isabela y Miguel, mis padrinos, nunca pudieron tener hijos, pues ambos tenían una falla que no les permitía. Pero gracias a los avances científicos pudieron conseguir lo que tanto anhelaban.
Vivía con ellos desde que mis padres murieron, era su hija adoptiva. Habría otro segundo hijo, Tomás, mi hermano mayor, pero este escapó ni bien cumplió los dieciocho años. Según, porque las muertes de mis padres no lo dejaban en paz. Desde que se fue no perdí las esperanzas de que algún día podría regresar, pero nunca sucedió y esas esperanzas murieron tras la larga espera.
—Ya estoy en casa —le dije a mi madrina.
—Hola, Luz. ¿Qué tal te fue? —Sonrió y siguió colocando los cubiertos al lado de cada plato.
—Normal, como todos los días. —Me senté en mi lugar.
—¿Te mojaste mucho? —Se sentó un momento, solo para dedicarme tiempo a mí. Siempre hacía eso.
—No. —Y yo siempre le dedicaba poca saliva de mi parte. Nada personal.
—El almuerzo ya está listo. Si quieres puedes comer, yo esperaré a Miguel.
—¿Qué le pasó?
—Su jefe lo demoró por unos papeles que se perdieron. Seguro vendrá dentro de una hora. —Curvó sus labios observando en dirección de la puerta. Se frotó su panza y luego sus labios se convirtieron en una amplia sonrisa.
—Deberías comer y lo digo por el niño que tienes ahí adentro. —Señalé al mocoso que le faltaba poco por nacer.
—Estoy muy llena. Hace media hora comí un sándwich.
Me puse de pie y caminé hasta la olla para servirme el almuerzo.
—¿Y ya tienes un nombre para el escuincle? —pregunté regresando a mi silla.
—Si es niña tenía pensado Ana Sofía o Norberta.
Estuve a punto de escupir una carcajada, pero me contuve.
—¿Norberta? ¿Tendrás una bebé o a una anciana?
—Pero si es hermoso.
—Por supuesto, si tiene sesenta años. —Arqueé una ceja y comencé a comer—. ¿Y si es niño? —consulté teniendo la boca llena.
—Calíxtrato o Victoriano.
Casi me ahogué con la carne por querer burlarme de los nombres tan horribles que ella escogió. Mi madrina me pasó el vaso con agua y me lo bebí haciendo correr la comida.
—Dios quiera que tu bebé sea niña —dije con la voz apagada, seguía recuperándome del pedazo de carne en mi garganta.
—¿Qué hay de malo?
—No te ofendas, pero los nombres son horribles. Los niños del kínder van a molerlo a golpes y créeme que Calíxtrato o Norberta se dejarán. Querrán morir antes de seguir creciendo y que las personas se sigan burlando. Yo me burlaré.

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El chico camaleón
Teen Fiction«Ellos son tan diferentes: él es el sol, ella es la luna; él puede crear un cálido día, ella puede crear una fría noche; él es un camaleón de su mundo de colores, ella es una pobre cucaracha de su mundo color gris...» ⚠️ PORTADA HECHA POR: @GlowSpee...