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La primera vida.

No recuerdo mucho sobre mi primera vez en este mundo, solo lo recuerdo a él, era demasiado lindo y pequeño; tenía unos inmensos ojos azul cielo y el cabello rubio, estábamos enlistados para la guerra, él era mi comandante y yo su fiel soldado, aun que más bien parecíamos dos niños jugando y disfrutando de los días soleados de abril.

El señor Maxin Wilsterdawn era el hombre más encantador de este universo, era un hombre culto que se presumía venía de una familia victoriana de londres, tenia unos modales impecables y su forma de hablar era tan educada y pulcra que hacía que todos se rindieran a él con el más mínimo esfuerzo, parecía todo un príncipe.

Fue realmente una sorpresa cuando me llamo ser su mano derecha y subcomandante en la cuadrilla, pues yo solo era un soldado de rango menor que no provenía de una buena familia, ni siquiera tenía completo mi segundo grado de educación básica, era simplemente un jovencito enlistado tratando de mejorar su vida y su economía para poder llevar orgullo a su familia.

Era ambicioso, mi plan siempre fue ambicioso sin embargo a estás alturas de la vida no importaba nada, solo quería estar con él, necesitaba estar a su lado en todo momento y que me dijera que hacer, Maxin era encantador, era extremadamente guapo y eso me atrapó, no necesitaba nada más en el mundo, nada que no tuviera que ver con él, yo lo amaba y estaba seguro que el también lo hacía, me amo hasta el último momento de su vida, me amaba todas las mañanas al despertar en el campamento y durante las noches estradas al aire libre esperando las indicaciones del general.

La guerra fue un infierno en la tierra, fue la primera vez que temí por perderlo de verdad, por qué lo separaran de mi lado, por perder mi mundo y mi vida, por perder al primer y único amor de mi vida.
Pero con el paso de los años y el horror de la guerra el sueño de permanecer a su lado se desvaneció. Primero murió él, a manos del enemigo, fue masacrado frente a mis débiles ojos y después mi final; no recuerdo cómo fue y gracias a eso pude descansar en paz por unos años más.

Pero la promesa permaneció, nos encontraríamos en todas nuestras vidas, no importaba nada él me encontraría y yo lo encontraría a él.

the perfect world theory ||El Hilo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora