“Usted debe ser conciente de la gravedad de su condición actual. No es algo fácil con lo que vivir y menos, en su situación. Es un milagro que usted haya conseguido vivír tanto tiempo.”
Miguel Ángel dio una profunda calada al cigarrillo soportando el escozor de su nariz ante el suave olor del humo que escupió en un ataque de tos.
Él se reiría de lo patético que parecía sentado en el asiento del copiloto, en un estacionamiento vacío, a las tantas de la noche escuchando el eco de la música del antro dónde su empleador posiblemente se encontraba follando y inhalando más porquería que un simple cigarrillo.
“Se ahora, en adelante es importante que consuma las siguiente medicación en tiempo y hora especificados."
Miguel Ángel saboreó con amargura el desagradable sabor de la sangre hacer cosquillas en su lengua dejándolo pasar al ver salir al joven herrero Doblas del antro siendo abrazado por un par de omegas de baja clase.
Él salió del vehículo aferrándose a la puesta para evitarse una caída segura contra el pavimento, y una bochornosa escena a los ojos del egocéntrico hijo de Beatríz que prefería evitarse por el momento.
Miguel Ángel arrojó el cigarrillo al suelo para después apagarlo con la suela de su zapato sin muchas ganas de rodear el porche y esperar paciente la llegada de su señor.
“Y..., ¿qué pasa sí no lo hago?”
Rubén presumió frente a él de sus conquistas nocturnas cómo si fuesen premios buscando ver una reacción en Miguel Ángel más solo encontró el rostro inmutable de su chófer abriéndole la puerta a sus ligues arruinarle su diversión.
“... La otra opción siempre es viable. Claro, si usted está dispuesto a tomarla.”
~•~
Miguel Ángel entre cerró sus ojos irritados por humo del cigarro que mordía entre dientes, y equilibraba el peso del cuerpo de su jefe contra el suyo abriéndose paso con dificultad entre la gente, los aromas concentrados en la pista de baila comenzaba a darle escozor en sus ojos.
—Mangel— balbuceó Rubén contra su hombro.
"Mangel" ignoro el aullido de su lobo interior al sentir a Rubén aferrándose de su cintura y restregando su nariz contra su cuello seguramente buscando su aroma dejándolo estático en medio de la pista.
—...Omega. —Murmuró Rubén con una boba sonrisa en sus labios.
Miguel Ángel cerró con fuerza sus ojos llorosos antes de dejar caer su ciagrillo al suelo sintiendo el asaltó de distintos aromas mancillar su agudo sentido olfativo pero, eso no fue que lo hizo dejar caer el cuerpo de Rubén medio inconciente contra la barra del bar y dejar una generosa cantidad de dinero a un mesero para que se encargará del cachorro.
—No dejes que se escape. — Gruño la órden al joven beta.
Él joven beta nisiquiera tuvo la oportunidad de negarse porque "Mangel" se encamino hacia los servicios santuarios del antro, y se enfiló al primer cubículo vacío que encontró para encerrarse.
“Crear un vínculo con otro Alfa.”
Miguel Ángel se dejó caer en la tapa del inodoro incapaz de ser lo suficientemente fuerte cómo para ignorar el agradable calor que pertubo a su lobo interior, segundos efimeros que consiguió reavivar esa chispa apagada en su corazón.
“ Mierda."
"Mangel" mordió con fuerza su lengua, cerró sus ojos atrapando las lágrimas que ansiaban salir y sin evitarlo dejo escapar un débil sollozo silencioso apoyando sus codos en sus rodillas para luego cubrirse con sus manos su rostro en una postura cansada.
“Necesito las pastillas.”
~•~
Esa noche Luzu por primer vez vio a su querido señorito volver a casa, a tiempo y acurrucado en los brazos de su chófer.
—¿Dónde dejo al joven Rubén, Luzu?— Preguntó Miguel Ángel con la voz rasposa, y con la vista baja.
Luzu parpadeo confundido solo atino a señalar el sofá de la sala de estar.
—Gracias.
Miguel Ángel arrastró sus pies por la elegante alfombra roja caminando lentamente hasta el sofá donde dejó caer al joven alfa con un poco de dificultad en medio del sofá.
"Mangel" se apartó quejándose levemente del dolor de su espalda ignorando por completo la cara sorprendida de Luzu para evitar caer en una conversación con él.
Luzu seguía sin creer lo que sus ojos veían pero era demasiado prudente cómo para indagar al respecto.
—Mañana es día de descanso, ¿cierto? — Preguntó "Mangel" tomando por sorpresa a Luzu.
Él aludido asintió con torpeza aún asimilando la sorpresa inicial.
—En teoría. — Respondió con una sonrisa un tanto tensa.
Luzu seguía sin confiar en Miguel Ángel, y el hecho que ese peculiar beta haya cumplido su semana de prueba solo lo hacía más sospechoso.
—...Bien.
Miguel Ángel se aflojó la corbata de su traje mientras avanzaba al cuarto de servicio con demasiada calma que llamo la atención de Luzu.
—...Oye Mangel, ¿no planeas cenar algo? — Preguntó Luzu cayendo en cuenta de algo importante.
“¿Cuándo fue la última vez qué piso la cocina esté tipo?" Luzu podría tener sospechas pero, eso no quitaba el hecho de que fuese protector con sus compañeros beta.
—No. — Respondió cortante Miguel Ángel sin dignarse a verle.
Y "Mangel", de todos era él que más le preocupaba.
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