Entro lentamente al cuarto, miro alrededor y lo encuentro llorando en el suelo.
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–Joder, ¿estás bien?– Me arrodillo inmediatamente al llegar a donde él estaba para observarlo mejor. Había bajado de peso, tenía muchas ojeras alrededor de sus ojos, olía igual que antes. Siempre limpio, pero su apariencia física se veía algo destrozada y triste. Sus ojos hinchados y rojos de tanto llorar y perder sueño, los labios morados de la deshidratación, simplemente me destrozó. Pero lo que hizo luego de mirarme me hizo el alma pedazos por completo.
–Hola princesa, me alegra verte bien, te ves más preciosa que antes...– Sus ojos se aguan y me acaricia la mejilla tiernamente. No pude evitar contener las lágrimas, estás simplemente comenzaron a correr por mis mejillas sin cesar.
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–Ay cariño, ¿qué te ha pasado...?– susurré tristemente tomando su rostro en mis manos.
