Capítulo 14: Domingo en familia

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Valeria recargó su espalda en el un cojín del sillón antes de darle un trago a su taza con chocolate caliente

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Valeria recargó su espalda en el un cojín del sillón antes de darle un trago a su taza con chocolate caliente. Su vista estaba enfocada en la televisión, donde terminaba de ver una película que pasaban en el cable. Su mamá se encontraba a su lado, atenta a la escena que transcurría, a pesar de que las dos habían visto esa película al menos tres veces en el pasado. Se trataba de ese tipo de historias que uno nunca se cansa de ver una y otra vez.

Se distrajo un minuto para revisar el mensaje entrante de su celular.

«Tengo que ver cuando estoy libre»

Era de parte de Dylan. Valeria le había preguntado si podían reunirse el miércoles, que era el día que su hermana llegaba temprano de la universidad y, por lo tanto, podía recibir visitas en su casa.

«Me avisas :)» le mandó como respuesta.

La programación de la televisión cambió mostrando el comercial de un "colchón mágico", por lo que la muchacha aprovechó para dirigirse a la cocina mientras tanto. Cuando atravesó la puerta se encontró con su hermana, quien preparaba un sándwich de pie junto a la barra.

—¡Vaya milagro! Has despertado temprano— dijo Valeria, en tono burlón.

Se encaminó hasta el lavabo para enjaguar la taza que había usado antes.

Melissa era la designada dormilona de la familia. Podía quedarse acostada en su cama hasta las tres de la tarde si nadie la despertaba. Esa era la principal razón por la cual siempre andaba a la carrera, saliendo a prisas todas las mañanas en dirección a la universidad. Todo lo contrario a Valeria, quien usualmente despertaba con mucho tiempo de antelación y sin necesidad de alarmas. Por eso mismo la menor de las hermanas a veces tenía la tarea de despertar a la mayor, claro que solo cuando sus horarios matutinos coincidían.

—Me despertaron tus gallos en la ducha—contestó Melissa.

Valeria se rio antes de salpicarle un poco del agua que corría de la llave.

—¡Valeria! —chilló, girándose para pagarle con la misma moneda.

Así fue como comenzaron una guerra de agua que ocasionaría un desastre en la cocina.

Cuando ninguna de las dos se paraba a pensar en las consecuencias de sus acciones, terminaban metiéndose en bastantes problemas. Aunque Valeria solía ser tranquila, cuando se encontraba con su hermana mayor se le salía su lado salvaje. Por otra parte, Melissa se encontraba en aprietos todo el tiempo.

Ambas sospecharon lo que se venía, por lo que al observar el suelo repleto de agua remplazaron las carcajadas y los gritos por una mutua mirada de temor. Su pronóstico era totalmente cierto, apenas pasó un minuto cuando la puerta de la cocina se abrió de golpe, revelando a María, quien decidió acercarse al escuchar desde la sala el escándalo que sus hijas estaban causando.

Con el corazón abiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora