Primera Vez

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—Repugnante.

Y claro que lo era, toda la escuela se hayaba decorada con corazones de diversos tamaños y colores, parejas derrochando su amor y cosas aún más repugnantes que no vale la pena mencionar.

Y entre todas ellas me encontraba yo, maldita fue la hora en la que acepté venir con mi hermano, que lo único que hizo fue abandonarme en cuanto vio a su "conejito".

—Puag, que horrible apodo. Igual de horrible que Hyoga.

Sí, lo dije en voz alta sin importarme poco que alguien me escuchara, pues ya estaba totalmente hastiado por toda esta cursilería.

Un suspiro pesado se escapó de mis labios, llamando la atención de un loco con máscara. Inmediatamente di media vuelta y salí de ahí.

Como me jodía la vida este día, el amor y la amistad se debería celebrar todos los días no sólo uno. Pero lo que más me irrita son las parejas tontas que se "desmuestran" su amor justamente hoy, carajo al fin y al cabo la mayoría van a terminar rompiendo.

Eso es lo peor, para que se ilusionan y encariñan con alguien que sólo es pasajero? Con lo único que los humanos estamos atados es la muerte.

Seguí mi camino hasta llegar a una banca, en la cual decidí tomar asiento. Este horrible día era agotador, al menos agradecía no haber ido al festival de mi escuela, allá era mucho peor, ya que sin importar cuantas veces les dijera que no quería tener pareja, ahí estaban todas esas queriendo cambiar mi parecer.

—Simplemente irritantes.

—Eso creés?

Salté en mi lugar al oir aquella voz desconocida, que al mirar al receptor pude ver que se trataba de aquel sujeto extraño que portaba una máscara.

—¿Qué se te ofrece? —pregunté con mi usual tono de voz, sin demostrar la sorpresa que me invadía en esos instantes.

—Nada... O tal vez todo — aquel sujeto se quedó pensativo unos momentos para después seguir— Sabes? No debí haber dicho eso. Porque cuando buscas nada y todo de una persona estás dispuesto a llevarte grandes sorpresas como decepciones.

—Y no sólo eso, también esperas que aquello dure para siempre, aunque  realmente no lo hace. Pero claro, a quién se le ocurre qué puede estar con una persona que sólo a mirado una vez?

—¿Qué? — y no, no dije eso porque no haya entendido sino todo lo contrario, me sorprendía el hecho de que aquel extraño hablara así. Qué trataba de dar a entender?

—O es que acaso tú si crees en el amor a primera vista?

—Pues... La verdad no, a mí también me parece algo absurdo. Aunque me han dicho que hay una primera vez para todo, pero espero con ansias que esa primera vez nunca llegue —pude ver como aquel sujeto se mostraba algo nervioso a pesar de llevar puesta una máscara.

—A mí me han dicho lo mismo —comentó, y gracias a su tono de voz puede darme cuenta que lo decía con sierto aburrimiento— aunque para mi mala suerte ya ha ocurrido la primera vez.

Un silencio incomodo se instaló en el ambiente, mismo silencio que fue roto por ese chico.

—Y por ello mismo te pido perdón por lo que voy a hacer.

No tuve tiempo para reaccionar, ya que cuando me di cuenta aquel tipo me estaba besando. Pero para ello se había quitado la máscara, permitiendo me ver su rostro de tonalidad canela que contrastaba de manera perfecta con su cabellera violeta y sus ojos de un color turquesa brillante que observaban con detenimiento mi rostro que en esos momentos le podría hacer competencia a un tomate.

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Nos separamos por la falta de aire y... Jodér, sí que besaba bien.

—Un placer, soy Milo Dalaras —dijo aquel idiota con una sonrisa en su rostro.

—Creo que lo hiciste mal —comenté de manera seria.

—¿Qué cosa hice mal? —preguntó con una expresión de confusión en el rostro.

—Pues... Todo —vi como su rostro se volvía un poema en el que se reflejaban la sorpresa y confunsión. Vaya que me daban ganas de reír pero me contuve.

—Todo?

—Sí, o dime; quién besa primero a una persona y después se presenta? —hablé con burla, misma que pareció ser captada por Milo.

—Vaya, pues... Perdón?

—Perdonado. Y por cierto, yo soy Camus Bouquet.

—Un gusto conocerte Camus... Mi querida media manzana.

—¿Qué no se supone que es "mi media naranja"? —pregunté con sorna.

—Sí, pero yo prefiero las manzanas.

Mi Media Manzana.                                              [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora