Un dulce regalo...

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Era muy temprano de mañana y se encontraba detrás de aquellos arbusto tratando de que nadie le viese

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Era muy temprano de mañana y se encontraba detrás de aquellos arbusto tratando de que nadie le viese. Había salido de su habitual rutina diaria al llegar a su lugar de trabajo antes que saliera el sol.

Si muy temprano, demasiado temprano le gritaba su cuerpo acostumbrado a levantarse pasado medio día.

Había decidió ocultarse tras los arbustos frente a la puerta principal de aquel lugar. No le Importaba que su elegante ropa se mojara con las pequeñas gotas de agua del rocío de la mañana que las hojas y ramas de aquel lugar poseían.

Aún no daban las 8am y en el teatro no abrían aún; más sin embargo él había tomado la decisiónde que este año esperaría todo lo necesario para poder así curar aquella curiosidad que llenaba hasta el más hondo de sus deseos.

Su reloj de bolsillo era su compañero en aquella misión que había decidió llevar hace un año atrás. Tenía que saber, sus dudas llegaban a lo más alto que podía resistir. Ya un año maquinando y creando en su mente diversos escenarios y hoy por fin tendría el resultado de 365 días de espera incansable, de noches de dudas y de una pequeña chispa de esperanza que crecía día a día conforme llegaba aquella fecha. Bajo lo más que pudo, doblando su cuerpo para evitar ser visto; ya que poseía una altura por la cual podían divisarlo desde lejos. Se reía de sí mismo al pensar que todo esto que estaba pasando, incluyendo el dolor de espalda que tendría luego por sólo una pequeña esperanza.

Sintió como algo le picaba en su pierna izquierda y levantando el pantalón encontró una compañera que al parecer le había molestado la presencia del joven. La hormiga le había dejado una picada enorme y le dolía mucho. "Ni mil de ustedes lograrán que me mueva de aquí" - Le dijo suavemente mientras la tomaba y tiraba lejos de él. La miró con desprecio y volvió su mirada a su objetivo... La entrada donde ya estaba de pie el portero.

Siguió su vigilancia hacia la puerta principal del teatro cuando sintió una mano tocar su hombro derecho. Su primer pensamiento fue que sería atracado y gracia a su experiencia en las artes marciales, tomó aquella mano, le dio un giro y casi logra tirar a quien le había tocado cuando vio los ojos de su mejor amiga llenos de miedo. La colocó despacio frente a él y soltó para que volviese a estar sobre sus pies.

— Granchester estás loco.—le gritó la joven al momento que le daba un golpe en su brazo izquierdo — Por poco y me tiras al suelo y dañas mi vestido —continuo el regaño la joven tocando cada centímetro de su vestido mientras lo analizaba y trataba de planchar con sus manos.

— jajaja.... —dejó salir una sonrisa al ver la cara de Karen y su preocupación por el vestido — Por favor Karen, en primer lugar tienes vestidos más hermosos que ese —le dijo volviendo su mirar la entrada del teatro no iba a perder de vista su objetivo ni estropear su misión por nada, ni nadie— y en segundo lugar es tu culpa por tocarme sin primero anunciarte

— Déjame decirte —comenzó la joven a hablarle, pero como veía que todo el interés de sucompañero de tablas estaba puesto en mirar hacia aquella entrada, se colocó junto a él e hizo lo mismo que él. Mirar y mirar — que te llamé dos veces y no me escuchaste. Estabas como en el limbo

Un dulce regalo para TerryWhere stories live. Discover now