La cerámica del suelo congelaba mis pies, pero no era necesariamente frio como para que dejara de estar nerviosa. Sentía los punteros de mi reloj sonando. 1 minuto. Solo un minuto quedaba para saber los resultados. Me levante desesperada, con una mano en mi cadera y otra en mi frente, daba vueltas por el baño. Me miraba en el espejo de vez en cuando, pero no quería verme, me sentía extraña. No era yo.
La alarma de mi celular sonó. Ya habían pasado los 5 minutos y el test tenia la respuesta.
Apreté mis labios con fuerzas, sacudí mis manos y camine hasta el lavamanos donde estaba el test. Lo tomo y este se resbala de mis manos sudadas, cae en el piso, entre mis pies mostrando dos líneas perpendiculares.
Positivo.
***
Hannes acaba de cortar el teléfono despidiéndose. Recuerdo sus palabras: Todo saldrá bien, nena. No te preocupes.
Como he dicho antes, es difícil a veces no créele. Inconscientemente confió en el. Se me hace más difícil pensar que me está traicionando, por el Paxon sabe todo.
Antes de contestar el llamado de Hannes, Louis envió un mensaje. Respondí y luego conteste el llamado de Hannes. Ahora miro el teléfono y veo otro mensaje de Louis.
"¿Que haces en un hospital?"
"¡Contesta! ¿Te ha pasado algo?"
Los mensajes son de hace unos 25 minutos. Respondo diciendo "¿Cómo sabes que estoy en un Hospital?". Me levanto, voy al mesón donde me atendieron. Ya llevo suficiente tiempo esperando como para ser atendida. La chica solo dice que tenga paciencia y espere sentada.
Voy caminando a mi asiento, me volteo para sentar y veo a un desesperado Louis en el mismo mesón donde acababa de hablar con la enfermera. La chica indica en mi dirección, Louis voltea y al verme cambia su cara completamente. Corrió hacia mí. De seguro salió de la oficina, ya que está perfectamente peinado y el traje parece recién planchado.
- ¿Estás bien? -Toma mi cara entre sus manos- ¿Por qué no contestas mis mensajes? ¿Por qué estás aquí en el Hospital? -me examino de pies a cabeza, palpando mi cuerpo- ¿Te sientes mal? O ¿Alguien te golpeo? Solo estas pálida ¿Vomitaste? -miro a su alrededor. Y fue ahí cuando pude hablar.
- Nadie me ha tocado ni un pelo -dije sentándome con cuidado ya que aun dolía mi útero- Estoy haciéndome unos exámenes de rutina. Cada seis meses lo hago para saber si estoy bien.
- ¿Por qué no contestabas los mensajes? -dijo ya más tranquilo, sentado a mi lado y tomando mi mano.
- Estaba hablando con un amigo de New York. Con el no puede ser una conversación de cinco minutos, mínimo quince.
- Bien. Había pensado lo peor, ya que ese estúpido de tu novio maneja una motocicleta.
- Estoy bien. Solo quiero pedirte que dejes de tratarlo como un tarado, porque no lo es.
- No me agrada ¿Qué quieres que haga al respecto? -nos miramos por unos segundos, era obvio. Nunca se llevarían bien y nunca se llevaron bien porque estaban en competencia. Lleve la mano a mi estomago y suspire.
- ¿Cómo supiste que estaba en el Hospital? -pasó un brazo por sobre mi hombro y la otra mano la puso sobre mi estomago.
- Siempre tienes activado el Gps. Cuando me mandas un mensaje, aparece tu ubicación.
- Es bueno saberlo. Desde ahora lo desactivare -me apego a él y me beso cortamente los labios.
- No lo hagas. Me tranquiliza saber donde estas.
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I Can't Stop
RandomTuve la suerte de ser arrojada bruscamente a la realidad —Anne Frank Al comienzo, cuando todo terminó cada vez que leía está frase las lágrimas llegaban a mi, preguntándome ¿Por que yo? pero luego pensé ¿Por que no yo? Una chica de trece años, judí...