Brillos.

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Otra noche en la que hago lo mismo de siempre.

JiMin es un bailarín de un bar, nada muy relevante, sólo baila en un escenario que hay en éste y no necesariamente es subido de tono. Él vive a base de esto, y siendo sólo una sola persona a la cual mantener, no le cuesta mucho.

Agradece con todo su ser haber ido a clases de danza en un pasado, porque realmente le facilita el tema de crear coreografías. Además de que había conseguido tener una gracia en su forma de moverse que lo asimilaba a un ángel, y su cuerpo acompañado con su cara, lo ayudaban a dar esta imagen.

Pero no se crean, él no siempre quiere hacerlo. Solo que cuando lo desea, lo demuestra muy bien.

Ese día, pensaba mostrar una coreografía diferente a la de siempre. Con la misma base de danza contemporánea, solo que agregándole el toque que lo volvería mágico.

Quería hacer un baile más... ¿Sensual? Más allá de lo que estaba acostumbrado a hacer. Porque quería probar cosas nuevas.

Quería mostrar esa secuencia de pasos y que la gracia de sus movimientos se transmita de una manera muy vesánica, elegante y electrizante.

Quería que todo su ser destelle debajo de los reflectores. Que sus facciones brillen de una manera indescriptible. Que las personas que lo presencien queden fascinadas y que una chispa dentro de sí se encienda con la danza de su cabello posándose gloriosamente sobre su frente. Con la del reflejo de las luces en sus ojos y partes altas de su cara. Con la de sus labios siguiendo la letra de la canción.

Quería ser tomado como el hijo de la mismísima Afrodita.

JiMin estaba tan sumido en aquellos pensamientos que su tono de llamada lo sorprendió al punto de dar un pequeño salto en el lugar.

— ¡JiMinie! ¿Cómo estás? — la persona al otro lado del teléfono era TaeHyung, el mejor amigo de JiMin. Éste le tenía una pequeña sorpresa. Hace unos meses había emprendido un viaje a toda Europa sin fecha límite.

— ¡TaeTae! Hace mucho que no me hablas, noto tu gran concentración en los paisajes europeos, ¿o será algo más? Más bien, alguien más...— dicho esto, JiMin soltó una pequeña risita, mientras que el menor estaba algo sonrojado.

— Es que, los paisajes no son lo único bonito aquí — esto hizo que los dos se deshacieran en carcajadas, y así tener una amena charla.

Tiempo después...

JiMin comenzó a prepararse para ir. Había planificado todo con lujo de detalle.

Empezó con tomar una ducha; días atrás había investigado sobre jabones que sean conocidos o recomendados para dejar la piel brillante. Comenzó a utilizar uno algunos días antes para que empiece a mostrar resultados para aquella noche. Notó una gran diferencia en su piel y estaba encantado.

Al salir, aplicó una crema hidratante por todo su cuerpo. Fue a su habitación y se vistió.

Aplicó su perfume y comenzó a maquillarse; decidió ponerse un perfume dulce. Era una combinación de coco, vainilla y jazmines. Junto con ello, empezó a buscar aquellos productos que necesitaba para crear la imagen que quería en su cara y cuerpo. Él ya de por sí era precioso, sólo quería resaltar esas bellezas con ayuda del maquillaje.

Al terminar, y sentirse satisfecho con su creación, tomó un abrigo, algo para recargar sus energías y su mochila. Se dirigió a la entrada y comenzó su camino al bar.

Dios, hoy es el peor día de mi vida.

YoonGi era un empleado en una cafetería. Más bien, la mejor de Seúl. Conseguía el dinero justo y necesario para todo y de esa manera era alguien feliz.

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" 𝐁𝐫𝐢𝐥𝐥𝐨𝐬 "  𝐘𝐨𝐨𝐧𝐌𝐢𝐧 - 𝐎𝐧𝐞𝐒𝐡𝐨𝐭 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora