Asalto

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Esperó intranquila en la cama mientras la felina devoraba la comida que allí podía darle sin que nadie mirara. Estaba preocupada, y cuando la drelfa entró por la puerta, esa preocupación no hizo sino aumentar. Se la veía algo cabizbaja y pensativa.

–¿Cómo ha ido?– le preguntó.

Sólo entonces Maldoa alzó la cabeza y sonrió ampliamente, alzando el dedo pulgar en señal de victoria.

–Oh, vamos, cuéntame– se impacientó la elfa, arrastrándola para que se sentara junto a ella.

Ésta se sintió conmovida, y se apresuró a alzar la barrera para no ser escuchadas.

–Bueno, primero me ha caído una buena bronca– rio ella.

–No debería tomártelo a broma– censuró Goldmi.

–Ja, ja. No es la primera vez– le restó importancia, sacando la lengua –. Luego me han ordenado que te vigile. Y que te siga. Al menos hasta te canses de mí.

Lo dijo medio riendo, pero observando la reacción de la elfa. Se temía que ésta lo interpretara como una molestia, como que estaba siendo espiada. Pero un abrazo le indicó lo contrario.

–¡Me alegro!

–Entonces, ¿podemos celebrarlo con ese relleno de crema del que hablabas?

–Glotona...– la reprobó, haciéndola reír.

Tal y como cabía esperar, tuvo que sacar más bizcochos rellenos de crema que los que Maldoa podía comer, pues la lince no iba a perder esa oportunidad. Y, para qué negarlo, tampoco era que Goldmi opusiera resistencia en acompañarlas.

Esta vez no se quedaron despiertas hasta tarde. Después de dos noches seguidas, el sueño empezaba a hacer mella. Además, había planes para mañana, planes de los altos mandos que ella había pasado a los encargados del fuerte.



Aquella mañana todos los grupos fueron convocados para una operación conjunta, planeada por los altos mandos. Se desplegaron frente al bosque corrompido, algunos de respaldo y otros en el frente.

Era una operación peligrosa, pues un contingente tan amplio podía hacer venir a muchos enemigos para emboscarlos, y estaban en su territorio. Eso, claro está, si había un general para llamarlos, si el de la zona no hubiera sido eliminado. Además, contaban con el respaldo de Maldoa en la sombra, y otros dos guerreros de nivel similar que habían llegado para apoyar la operación.

Aunque confiaban en los mandos, todos estaba algo nerviosos. Goldmi continuamente invocaba Detectar Vida, por si había cambios, además de escrutar en todas direcciones con Ojo de Halcón. Y si bien encontró algunos perdidos, eran seres aislados, algunos de los cuales ella misma se encargó de eliminar.

Los efectivos en el frente se encargaban de atacar al propio bosque corrompido, en su mayoría con hachas, muchas imbuidas con Toque Purificador. Habían separado a Goldmi de su grupo, con la complicidad de la drelfa. Estaba disfrazada junto a uno de los refuerzos de nivel alto, encargándose de añadir dicha bendición a las armas, y seguir con su tarea de vigilancia. Si aparecía un general, ella era su as en la manga.

La lince, por su parte, era miembro de una avanzadilla. Con sus sentidos y su rapidez, era la ideal para ese trabajo, además de que lo encontraba más entretenido que esperar atrás. No dudaba en cazar a cuantos seres corrompidos iba encontrando, retrocediendo hacia el resto del grupo si necesitaba ayuda. Sólo lo había hecho cuando había encontrado a tres juntos, llevándolos a un grupo de cinco aliados, y encargándose los seis de los perdidos.

El objetivo era ganar terreno al bosque corrompido, debilitando así el miasma de las zonas más alejadas, y dándoles una oportunidad para recuperarse en un futuro. Era normalmente una tarea extremadamente peligrosa, así que aprovechaban la ocasión que se les había presentado.

Los árboles corrompidos intentaban defenderse. Sin embargo, si bien pueden ser peligrosos cuando se está luchado contra otros perdidos en el interior del bosque, eran demasiado lentos por sí solos para representar una amenaza a los guerreros armados con hachas.

–¡Diez!– exclamó la felina a través del vínculo.

–Esto no es un juego...– protestó la elfa, que sólo llevaba tres. Claro que, desde su posición, era difícil conseguir objetivos.

Lo cierto era que, a pesar de ello, estaba consiguiendo una gran cantidad de experiencia a través de las bendiciones. Era cierto que los árboles corrompidos no daban mucha, y que su nivel no era muy alto, pero había más de medio centenar de guerreros atacándolos, por los que se iba acumulando sin parar. Al final del día, tras una jornada de limpieza, entre la lince, ella misma y los árboles abatidos, habían subido a 35.



En 33, había recuperado Deslizar, un hechizo que crea un fino colchón de aire bajo los pies, el cual permite deslizarse como si fueran unos patines. Lo tenía en 10, pues tanto a ella como a Gjaki les encantaba, siendo especialmente atractiva la combinación con Dispara Como Sea.

Cabe decir que Eldi había conseguido mantenerse en pie con aquellos patines, pero había estado lejos de sentirse cómodo, de dejar de ser el blanco de las burlas de sus compañeras. Y que tenía un coste mantenerlo activo, aunque menos relevante en niveles altos.

En 34, estaba Trampa de Luz, que consiste en disparar tres flechas similares a Flecha de Luz. Una vez se clavan en el suelo alrededor de su objetivo, crean una trampa alrededor de éste, cegándolo y cercándolo con poder purificador, obligándolo a sufrir bastante daño si es vulnerable a éste y quiere cruzarla. También se puede hacerla explotar, causando daño a criaturas de la oscuridad. Dura medio minuto por afinidad, que estaba en 8, pues era muy útil para cegar a enemigos poderosos, distrayéndolos por unos instantes muy valiosos.

Y en 35, Trampa de Viento, análoga a la anterior, pero que envuelve al objetivo con una especie de tornado, peligroso de cruzar para quien sea vulnerable al daño cortante, e imposible si no se es capaz de contrarrestar la fuerza del viento. Lo tenía en 7, siendo bastante efectivo contra grupos de enemigos pequeños, como enjambres de insectos.

Respecto a las habilidades, estas tres eran comunes en todas las clases, aunque no siempre igual de efectivas. Se trataban de las resistencias a venenos, parálisis e ilusiones.

Por otra parte, había subido Toque Purificador a 10, después de horas de no sólo estar aplicándolo sin parar, sino haciendo éste continuamente su trabajo contra el bosque corrompido. Vínculo de Maná había llegado a 9, Vínculo de Vida a 7, Alarma a 6 y Hogar Vegetal a 4, varios de ellos poco antes de llegar al puesto avanzado.

Haber subido tres niveles en un día era sin duda una buena noticia, por mucho que Gjaki la hubiera acusada de lichear, pero también significaba decir adiós a su grupo. No tenía mucho sentido permanecer allí.

Regreso a Jorgaldur Tomo II: la arquera druidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora