Lemonade

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ADVERTENCIAS ANTES DE LA LECTURA:
Narraciones en presente.
Narraciones en pasado.

Ahora sí, sigan leyendo.

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Jinyoung se encontraba cómodamente despatarrado sobre el viejo sillón de mimbre ubicado en la galería trasera de la vieja casona de campo perteneciente a sus abuelos maternos. Un libro algo roto y desgastado por el paso del tiempo y las constantes leídas descansaba en su regazo mientras una jarra llena hasta el tope de limonada fresca reposaba a su lado en la mesa al costado del sillón. Se sirvió algo de limonada en un vaso trago largo y bebió de él hasta saciar su sed, cerrando los ojos y sonriendo ante el sabor algo agridulce de la bebida, luego lo dejó en la mesa y tomó el libro entre sus manos, comenzando a leer aquella historia de antaño que su abuela le había regalado cuando tenía diez años y que jamás se cansaría de leer. Junto con la lectura, un agradable sentimiento de nostalgia se hacía presente conforme los recuerdos de su primer verano allí llegaban a él como ráfagas. Dicen que el primer amor es el que recordarás para toda la vida, y es cierto, Jinyoung aún recordaba la calidez que sentía cada vez que ese chico de ojos rasgados le transmitía siempre que lo abrazaba, las tardes que pasaban juntos en el lago que unía las tierras de sus abuelos con los abuelos del otro, la revolución en su interior cada vez que compartía un simple beso con él, todos los sentimientos a flor de piel, la efervescencia de un amor de verano, intenso, real, único... y pasajero. Porque cuando termina el verano, se termina el amor, así como las frescas limonadas de su abuela. Cuando se termina el verano, se terminan las dulces y frescas limonadas.

A sus diecisiete años, jamás había vivido ningún tipo de experiencia romántica, siempre concentrado en sus libros y fantaseando con su propia experiencia mágica, jamás se había dado la libertad de apagar su hiperactivo cerebro y permitirse sentir, apreciar las bellezas que le regalaba la vida, descubrir el amor, o por lo menos algo similar. Por lo tanto, jamás se le cruzó por la cabeza que iba terminar colado hasta los huesos por el nieto de los vecinos de los abuelos Kim*.

Jinyoung sonríe aún sentado en el sillón de mimbre mientras los recuerdos se esclarecen en su mente y cada día vivido con Im Jaebeom llega a su mente como si todo hubiera sucedido ayer y no siete años atrás.

Sus padres habían decidido que debía salir de su cuarto, vivir más en el mundo real y menos entre los libros, salir y hacer amigos, o por lo menos pasar tiempo en contacto con otras personas, ¿y quiénes eran los mejores para lograr esto? La respuesta era clara; sus abuelos. A partir de ahí ya no hubo posibilidad de reclamos para el joven Jinyoung, que tuvo que hacerse a la idea de que estaría lejos de sus padres, sus libros, las increíbles comodidades de su habitación y sin poder mantener contacto con el estúpido de su mejor amigo, Yugyeom, por lo tanto no le quedó más remedio que comenzar a hacer sus maletas con todo el mal humor y las malas caras que podía hacer, sin ser consciente de lo que le esperaba una vez que llegase a la casa de campo en la que viviría durante el transcurso de las vacaciones de verano.

-Hijo, ¿qué haces aquí con el calor que hace? -le preguntó la abuela Kim tan comprensiva y amorosa como siempre a pesar del tiempo transcurrido y el reciente fallecimiento del abuelo.

-Recordando viejos momentos, abuela -respondió Jinyoung esbozando una cálida sonrisa a la vez que se levantaba para ayudar a su abuela a sentarse en el sillón que se encontraba del otro lado de la mesa con la jarra de limonada-. ¿Y tú?, ¿qué haces allí dentro cuando amabas pasarla aquí fuera bebiendo limonada conmigo y contándome la historia de tu vida?

La abuela dio una sonora carcajada que hizo a Jinyoung sonreír con dulzura. Había sido una buena idea acudir a la vieja casona y quedarse con su abuela después de tanto tiempo sin poder hacerlo por cuestiones de estudio y trabajo posteriormente, había extrañado tanto la casona, tanto por lo que representaba como por todo lo que había descubierto gracias a ella. La suave voz de su abuela lo trajo de vuelta a la realidad mientras reavivaba todos aquellos recuerdos que había creído olvidados junto con el acelerado latido de su corazón, que reaccionó con tan sólo oír un divertido:

Lemonade [JJP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora