👑Capitulo 26: Visitas inesperadas.

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Meribeth se ha ido.

Junto con ella el cuerpo pálido, escuálido y macabro de Luciano.

No me despedí; no podía hacerlo de nuevo; habían sido bastantes despedidas.

—Espero no se haya llevado una mala imagen de Francia.

—Claro que lo hicieron; tu representas a Francia, y al verte no hay nada más que oscuridad.—Respondo a Carlos.

Él me toma del brazo fuertemente atrayéndome hacia el. 

—Respeta a tu rey de una maldita vez.

Veo la sombra de alguien justo en frente de nosotros.

—¿Está todo bien aquí?—Pregunta Amir.

Asiento y me marcho del lugar; justo al establo.

—Su relación no va nada bien; la aldea y los nobles no lo pueden saber.

—Trabajo en ellos pero cada vez es mas difícil.—Confieso.

—Solo trata Ariadna, es tu reinado el que está en juego; los nobles elegirían mil veces a Carlos, primero porque es francés y segundo porque está totalmente desequilibrado.

—¡Lo intento Aram, intento cada maldito día soportar a Carlos, pero su locura me consume; ayúdame, tu y Amir deben ayudarme!

—Ya te dimos las condiciones.—Me toma de los hombros.

Lo pienso.

Es arriesgado pero tendré que hacerlo por mi misma.

—¿Cuales opciones? ¿Que tu te conviertas en un nuevo consejero y que Amir sea mi Lord Canciller?—Digo alejándome un poco.

Aram sonrió sin mostrar sus dientes.

—Tu obtienes una muerte prematura del rey, y nosotros nos encargamos de que te quedes con la corona de Francia; ni yo ni Amir queremos la corona de Carlos; al contrario, también queremos que se desaparezca.

—Hecho.—Respondí secamente, como si la vida de Carlos no valiera nada; y no, para mi no valía nada.

Mis hijos no necesitaban en su vida a Carlos.

Quería que Carlos desapareciera, no quedaba nada más que hacer.

Aram y Amir ya me habían compartido su plan para que muriera.

No podían hacerlo ellos; Carlos estaba protegido todo el tiempo por sus soldados.

Entonces el plan maestro en esta ocasión no podría fallar.

Ni un poco.

Aram iba a pronunciar algo pero los sonidos de trompetas nos hacen saber que hay una visita real.

Me retiro del lugar y subo directo al balcón, justo donde se encuentra ya en su posición Carlos; pero su cara de pocos amigos me hace saber que no le agrada la visita.

Cuando miro a la entrada me doy cuenta porque.

No. Puede. Ser...

—No dejaré que se quede un solo día en mi reino.—Pronuncia Carlos apretando sus dientes.

—Entonces me iré yo.—Respondí.

Mi cara llena de felicidad; quería correr, darle un enorme abrazo y decirle que le había extrañado, pero no lo podía hacer. 

Era Felipe, Felipe mi esposo Irlandés.

Pero no venia solo. 

—¿Quien es su acompañante?—Pregunté a un enojado Carlos.

—Es el legitimo prontamente rey de Portugal; viene a buscar esposa para posicionarse. 

Con eso mi mente se abrió de inmediato.

Mi oportunidad ha llegado...








Dos Reyes Una Reina ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora