─ ¿Vas al gimnasio?─ Sí, ando muy animado últimamente así que quiero aprovechar. Es una buena manera de desahogarme también.. si algún día quieres venir ya sabes que puedes hacerlo. Podría instruirte y todo si quieres y sólo porque eres tú hasta te lo haría gratis ─pude oír a través de los auriculares el cómo se movía de un lado al otro.
─ ¿Grátis? ¿Seguro? Sigue siendo parte de tu trabajo.
─ Bueno, si insistes creo que podría cobrarte con especias ─bromeó en tono coqueto y sonreí.
─ ¿Ah, sí? ¿Cuando empiezo entonces?
─ Buenos días.
La chica se adentró en la habitación con el pelo enmarañado y la expresión aún adormilada. Ante la distracción, ignoré por completo lo que el hombre masculló al otro lado del teléfono.
─ Buenos días, damisela.. ─no respondió, abrió la heladera y sacó la leche, rebuscando en la alacena. Sonreí divertido ante la clásica cara larga de Marita por las mañanas.
─ ¿Se despertó alguien?
─ Sí, disculpa ─me refirigí al teléfono─ ¿Que te decía?
─ ¿Estás en llamada con alguien? ─suspiré.
─ Aguantame un poquito Gabriel.
─ Gabriel, ¿Gabriel? –cuestionó la chica, arqueando las cejas.
─ ¿Puedes meterte en tus asuntos?
─ ¿Ese Gabriel? ─
─ No sabía que era el ese de tus amigos.. ─rió el mencionado. Inmediatamente me avergoncé ligeramente.
─ ¿Puedes callarte? ─murmuré apartando el micrófono de los auriculares─ Al menos disimula, idiota.
─ ¿Disimular? ─el tono juguetón en su voz no delató nada bueno─ Que disimular ni qué disimular. Gabriel, ¡hola! ¡Gaby!─exclamó fuertemente en tono burlón.
─ ¿Es una de tus amigas?
─ Es Marisol.. ¡¿Me puedes hacer el favor de moverte?! ─me vi obligado a ponerme de pie cuando su cuerpo se abalanzó por completo sobre mí. Alto alcé el teléfono, pensando en lo infantiles que debíamos oírnos.
─ Déjame hablar con él, no seas cagón... ─rogó─ Vamos, ¡Chris!
─ ¿Y si mejor te vas un poquito a la mierda? Digo, NO SÉ.
─ Vaya, ¿Con esa boquita besas a tu abuela? –Gabriel.
─ Perdón ─rió ante mi disculpa.
─ Anda, déjala. Yo tambien quiero saludarla.
Resoplé, miré con el ceño fruncido a la chica y desenchufé los auriculares sin ganas, susurrándole un "si te pasas te mato" antes de pasarle el celular.
─ Sí, tendré cuidado. Hola ¿Gabriel, no? ─sonrió con el teléfono sobre su oreja─ Sí, sí, soy yo ─me senté nuevamente─ ¿En serio eres tú? Sí, sí... Dios, eres un genio. Estaba en toda la razón al decirte eso sí ─rió totalmente concentrada en la conversación y bufé, tirando la cabeza hacia atrás─. No, sí, de nada, de nada. Siempre supe que este inútil era gay sí, la verdad te agradezco por haberlo revelado. Debes estar buenísimo para que Chris de fijé en ti.
─ ¡Marita! ─regañé en un murmullo que ella ignoró de manera exitosa.
─ Sí, si ─volvió a carcajearse─ No le diré no, tranquilo ─arquee la ceja─. Bien, está bien, te dejo sí. Pero sé amable con él, ¿bien? De seguro tiene la cola sensible así que trata de-
ESTÁS LEYENDO
Lunas Zafiro
RomanceChristian es un chico apropiado con buena apariencia y personalidad tranquila. Esto, en su corta vida de tan solo diecisiete años le ha permitido gozar de atractivas compañeras, tanto en el día a día como en la cama. Sin embargo, no todo es perfecto...