Un relicario de Amor

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Relato de ficción basado en la figura de María de los Remedios de Escalada, esposa y amiga del General San Martín.


La fe del Pueblo Cuyano, fue depositada en la figura de Remeditos, el fino adorno de Mendoza. Amada y respetada por ese pueblo, se convirtió en su voz y en su estandarte. Para todas las mujeres, para que seamos signo de fuerza, entereza, y amor.

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Mendoza, 16 de Enero de 1817

Caía la noche en Mendoza... la cordillera como fiel compañera, daba el paso a las estrellas.

Remedios, aún cautivada por la luna cerniéndose sobre la inmensa cordillera, a la cual su marido enfrentaría a partir de mañana al amanecer, la llevaba sin dudarlo a la casa de sus padres, a esa tertulia en específico, donde sus ojos se encontraron por primera vez con los del General.

Embriagada de recuerdos, giro hacia un costado, divisando la pequeña cuna de su hija, su Merceditas. Se acercó a ella sigilosamente, y la contempló durmiendo plácidamente... "Es igual a su padre, cuando duerme", pensó con una sonrisa.

Con cuidado de no despertarla, la alzó y se dirigió hacia su cama con la pequeña niña en brazos. La abrazó fuerte y comenzó a decirle con tono angustiado

-Hija mía, mañana tu padre parte hacia la Cordillera... y tengo miedo, mucho miedo.- la niña, como reconociendo la voz de su madre, abrió los ojos y la miró con atención.- No se que pasara mañana, ni mientras dure la campaña. Lo único que se, es que si él me mira, y lo tengo cerca, mi mundo tiene sentido... Junto contigo, son lo más importante que tengo, lo más sagrado, lo más hermoso de mi vida.- las lágrimas de Remedios comenzaron a surcar sus mejillas y abrazó mas fuerte, pero delicadamente a la infanta mendocina.- Tengo miedo de que no vuelva... o peor, que se olvide de mí. Que se olvide que lo espero, que lo amo... ¡Hay Merceditas!, doy todo por los sueños de libertad, pero con tan solo pensar en lo que le puede suceder, yo...

-Remedios.- una voz sumamente reconocible, firme y autoritaria, pero con ternura, inundó la habitación. El General había llegado unos minutos antes y había escuchado la increíble angustia de su mujer. No se había permitido interrumpirla, eran sus miedos más profundos, y él quería saberlos.

- José...- dijo ella sin poder creerlo. El general se acercó lentamente y se sentó junto a ella, a la vez acariciando la cabeza de la pequeña, que inmediatamente quiso saber de dónde venía la muestra de cariño

- Te estuve escuchando... ¿Recuerdas la última vez que discutimos?- Remedios asintió, y casi instantáneamente empezó a recordar los momentos de la discusión con su marido.

- Quisiera ir contigo, no me interesa nada más.

- Remedios, no irás, es demasiado peligroso para ti y para la niña.- dijo tajante aquella vez Don José.

- Tú no entiendes... - dijo angustiada Remedios, pero la expresión de enojo en el general hizo que sus palabras quedaran guardadas en la garganta.

-¡Lo que yo no entiendo es como tú, quieres arriesgar tu vida de esta manera, carajo! – Dijo el general en un grito – Ni hablar, tu salud es muy delicada, y jamás me perdonaría que te sucediera algo en esa travesía.- como dándose cuenta de su tono amenazante, se serenó y continuó hablando.- Remedios, es por tu seguridad, y por la mía, no puedo bajar la guardia, ni tu seguirme en esa cordillera hostil, que muchas veces no perdona la vida de los hombres.

¡MIRA A ESA MUJER! - RELATOS SOBRE MUJERES QUE QUEDARON EN LA HISTORIA ARGENTINAWhere stories live. Discover now