Un soldado caído

50 3 0
                                    

𝐻𝑜𝓁𝒶! 𝑀𝒾 𝓃𝑜𝓂𝒷𝓇𝑒 𝑒𝓈 𝒜𝒹𝑒𝓁𝒾𝓃𝑒 𝒞𝑜𝓃𝓈𝓉𝒶𝓃𝓏𝒶 𝑀𝒶𝓇𝒻𝒾𝓃 𝒢𝓇𝒾𝒻𝒻𝒾𝓃𝓉... 𝒯𝑒𝓃𝑔𝑜 𝟣𝟩 𝒶ñ𝑜𝓈, 𝓈é 𝓆𝓊𝑒 𝓁𝒶 𝒽𝒾𝓈𝓉𝑜𝓇𝒾𝒶 𝒹𝑒 𝓂𝒾 𝓋𝒾𝒹𝒶 𝓅𝓊𝑒𝒹𝑒 𝓈𝑒𝓇 𝓊𝓃 𝓉𝒶𝓃𝓉𝑜 𝒶𝒷𝓈𝓊𝓇𝒹𝒶, 𝓅𝑒𝓇𝑜 𝓆𝓊𝒾𝑒𝓇𝑜 𝓉𝑜𝓂𝒶𝓇𝓂𝑒 𝓁𝒶 𝓁𝒾𝒷𝑒𝓇𝓉𝒶𝒹 𝒹𝑒 𝒶𝓎𝓊𝒹𝒶𝓇𝓉𝑒 𝒶 𝑒𝓃𝓉𝑒𝓃𝒹𝑒𝓇𝓁𝒶. 𝒜𝓃𝑜𝓉𝒶𝓃𝒹𝑜 𝑒𝓃 𝓁𝒶𝓈 𝒻𝓇𝒾𝒶𝓈 𝒽𝑜𝒿𝒶𝓈 𝒹𝑒 𝓊𝓃 𝒹𝒾𝒶𝓇𝒾𝑜 𝓋𝒶𝒸í𝑜 𝓂𝒾 𝓋𝒶𝒸í𝒶 𝓋𝒾𝒹𝒶, 𝓉𝑜𝓂𝒶 𝓊𝓃 𝓈𝑜𝓇𝒷𝑜 𝒹𝑒 𝓉𝓊 𝓉𝒶𝓏𝒶 𝒹𝑒 𝒸𝒶𝒻é 𝓎 𝓁𝑒𝑒 𝒶𝓉𝑒𝓃𝓉𝒶𝓂𝑒𝓃𝓉𝑒. 𝐵𝒾𝑒𝓃𝓋𝑒𝓃𝒾𝒹@ 𝒶 𝓁𝒶 𝓋𝒾𝒹𝒶 𝒹𝑒 𝒜𝒹𝑒𝓁𝒾𝓃𝑒, 𝒶 𝓂𝒾 𝓋𝒾𝒹𝒶.

--------------------------

Pov Adeline:

Despertar en casa no es ningún reto, a eso de las nueve o diez de la mañana, ya hay ruidos por doquier. Mamá empieza a limpiar y Steven mi hermano mayor empieza a jugar en los juegos de videos en la sala, mi vida transita leyendo, dibujando, o simplemente con unos auriculares en el suelo, justo en la orilla de mi habitación.

Me senté en mi cama, pensando donde deje el par de mi zapato. Viendo un cuadro cerca de la computadora.

Flash Back:

8 años al pasado...

-¡Papi! Mírame, mírame- dijo la peculiar niña de cabello marrón, brincando en una cama elástica haciendo diferentes muecas mientras saltaba.

Papá se encontraba grabando... Mirándome saltar, se veía como un hombre felizmente agradecido con la vida, pero tan pronto alcanzó a sonreír, cuando dejó caer la cámara con la que grababa.

Perdió equilibrio y la noción del tiempo, se dejó caer al suelo... Sin decir nada y con los ojos cerrados. Corrí a ver que le sucedió a papi, pero papi no respondía. Empezaba a ponerse frio y tenso el ambiente.

Rompí en llanto...

Papi había muerto en frente de mis ojos...

Fin del flash back.

Recordarlo es todo un reto, para aquel entonces sólo tenía 9 años cuándo ocurrió... Lo recuerdo hasta el sol de hoy. Como una persona que daba lo que no tenía para ver a su familia feliz y estable. Un matrimonio que había durado desde la adolescencia hasta el día que falleció. Pero que podemos hacer más que recordarlo con risas.

Aparté las sabanas que cubrían mis piernas y fui al baño, me duché, lavé los dientes y bajé .

Desayuné con mamá y Steven en la pequeña mesa en la cocina, mamá me propuso ayudarla con la oficina de trabajo antigua de papá, ya había pasado un largo tiempo desde que no sd limpiaba.

-Está bien. Lo haré- le dije, me agradeció con una sonrisa y no se dijo más nada hasta terminar de desayunar.

𝓔𝓵 𝓭𝓲𝓪𝓻𝓲𝓸 𝓭𝓮 𝓐𝓭𝓮𝓵𝓲𝓷𝓮 𝓜𝓪𝓻𝓯𝓲𝓷 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora