Prologo

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Un pequeño azabache se encontraba anonadado, ¿Que es esto?. Pensaba mirando con suma lentitud la caja enfrente suyo, cada etiqueta, cada maltrato de la caja seguramente por el viaje, cada sello grande u pequeño que se encontraban en cada cara de la inmensa caja que incluso lo pasaba en tamaño.

—Disculpe ... ¿Pero que es esto? Yo no pedí nada— Procedió a preguntarle a las personas que trajeron aquella vasta caja a su apartamento, era tan inmensa que se requirió de ayuda para hacerla pasar por la puerta y que quedara en su sala de estar. Igual de inmensa que cuando la vio afuera de su puerta.

—Esto fue traído aquí por pedido de un tal Revers— Informo uno de los hombres que se encontraba ayudando y cooperando en abrir la caja. —¿Usted se llama Hiro, no es así?—

—Si señor, ese soy yo— Con timidez en su voz, respondió el ojiazul. Miraba curioso e intimidadamente como aquella majestuosa caja se abría poco a poco, gracia al trabajo de los hombres por cumplir su labor con suma delicadeza.

Una vez que la cara, enfrente del pequeño se abrió. Se dejó ver otra caja más, pero está era más interesante que la anterior.

La nueva tapa de la caja era totalmente blanca, sin manchas, ni abolladuras, ni siquiera tenía sucias etiquetas adornandola, solo se encontraba el logo de la compañía en un tamaño promedio en la mitad de la caja.

Los hombres, demasiados motivados por su trabajo. Retiraron con la misma delicadeza de antes a la nueva caja y fue ahí cuando pudo verla mejor. Las puntas de esta caja estaban de forma circular, el logo  que era plateado era lo único distinguible entre todo lo blanco que era aquel baúl.

Una vez dejaron aquel inmensurable baúl enfrente del de mirada nerviosa.
Los trabajadores sacaron una carpeta repleta de varios papeles en su interior y de tantos solo le entregaron uno al pequeño adolescente. —Firme aquí por favor— Informo el trabajador de la mayor voz gruesa que haya escuchado en su vida y sin resoplidos firmo el papel enfrente suyo, más por miedo que por ganas. —Bien, aquí en este manual se encuentran las instrucciones básicas que necesita y que tenga un buen día— El trabajador a su lado le entrego un pequeño libro, sin muchas hojas y en el cual las instrucciones venían a dibujos.

Lo agarro y en su momento desprevenido ya los trabajadores habían salido de su apartamento, dejándolo en un total silencio junto a la caja a su lado.

Duro así unos minutos más, sintiendo en carne propia como un pequeño nudo se formaba en su garganta. Agarro el manual fuertemente y ojeo un poco para ver de qué se trataba todo aquel espectáculo, la respuesta la consiguió en la primera hoja y con palabras bien escritas "Gracias por su compra, aquí le entregamos coordialmente un modelo reciente de nuestros Androides, disfrute". Solo un mensaje simple que ya en si lo dejo sin habla.

Miro la caja nuevamente, preguntándose si hizo algo malo para merecer todo aquello y el clásico miedo lo invadió. ¿Yo?¿Teniendo un androide?, realmente no esperaba que algo bueno saliera de todo esto.

BOTfriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora