38.- Tratos

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A la mañana siguiente Zerkanya se encontraba ya levantada, con un pedazo de fruta en la boca y atando la tela con la que cargaba a Zakarie, esta le era útil cuando quería mantener a su hija vigilada pero no quería ocupar su único brazo libre, lo ataba a su cuerpo y la subía a su espalda con cuidado para no lastimar sus alas.

—Zerkanya, Tormenta está inquieto, yo no entiendo lo que quiere —Lithia entró, estaba claramente frustrada al no poder comunicarse con el dragón, de paso le ayudó a Zerkanya a subir a Zakarie al porta bebés improvisado.

—Tranquila, ya voy yo a ver lo que quiere —lanzó lo que quedaba de la fruta, Kru'Tsen la atrapó con el hocico y la comió, era su parte favorita y solía rogarle a Zerkanya que se la diera. La pelirroja caminó hasta llegar a Tormenta, él le indicó que la —chica de extraño olor— como le llamaba él, estaba en el límite, ella le dijo que la llevara, ambos llegaron topándose con Alex quien al ver a Zerkanya no creyó lo que veía, era ella, con un bebé en la espalda, no creía que de verdad viviera en el territorio oscuro pero ahora podía confirmarlo.

—Alex, ¿qué haces aquí? —la albina estaba nerviosa, no quería causar inconvenientes ni que el dragón la amenazara de nuevo.

—Vine por mi recolecta, pero este dragón se negó a dejarme pasar, sorprendentemente no me intentó comer como otras veces —rió un poco, Zerkanya volteó a ver mal a Tormenta, él se justificó diciendo que era la manera más sencilla de espantar humanos. Zakarie se quejó un poco, su madre intentó calmarla, era la oportunidad perfecta para Alex para preguntar sobre el tema.

—¿Y ese bebé? —Zerkanya se dio cuenta de que había llevado por error a Zakarie y la había expuesto.

—Es mi hija, Zakarie —respondió finalmente.

—¿De verdad estabas embarazada?, no lo creo.

—Por eso vivo aquí, porque un ingrediente que ella necesitaba para sanar sólo crecía aquí, pero las cosas salieron un poco raras, el punto es que sí, estuve embarazada y ella es la prueba de ello, los rumores eran ciertos.

—Tormenta, trae a su hermano.

—¿Son dos? —Zerkanya rió al darse cuenta de lo que había dicho, Tormenta regresó sujetando a Kru'Tsen con el hocico, lo soltó frente a ambas.

—Él es Kru'Tsen, ambos nacieron el mismo día, son como hermanos —explicó, Alex se animó a acercarse a él, Kru'Tsen se mostró tímido al principio pero luego de olfatearla y hacer una mueca le tomó confianza y la dejo que lo cargara.

—Este pequeño no da tanto miedo como ese —señaló con la cabeza a Tormenta, era verdad que la apariencia de Tormenta era intimidante, desde sus escamas negras hasta sus fulminantes ojos azules, el animal no pareció contento con su comentario pero Zerkanya rió y lo acarició para calmarlo.

—En fin, quería proponerte un trato —Zerkanya se detuvo para escucharla.

—Yo podría traerte suministros desde el mercado, y a cambio quiero que me dejes venir a tomar ingredientes de aquí —la pelirroja se lo pensó, era arriesgado permitirle a ella entrar y saber su ubicación exacta.

—No quiero que nadie sepa mi ubicación exacta —fue sincera en su comentario, Alex no pareció ofendida con lo que dijo.

—Puedes confiar en mí, Zer, no revelaré nada, además, muy pocos se atreven a entrar aquí —volteó a ver a Tormenta el cual asintió levemente.

—Bien, ordenaré que mis dragones te dejen en paz, pero no entrarás hasta mi hogar, Tormenta se encargará de llevarme lo que traigas —ella agradeció, parecía bastante feliz con el trato a pesar de que no era lo que esperaba, hasta que se dio cuenta de sus palabras.

—¿Tus dragones? —preguntó confundida, la otra sonrió de lado.

—Difícil de explicar —extendió la mano para que le entregara a Kru'Tsen, ella se lo pasó, Zerkanya subió al dragón y se despidió antes de regresar volando a casa. Se desató a Zakarie para dejarla jugar con Kru'Tsen mientras ella seguía practicando su magia.

—Creo que hoy sí lo haré —Lithia parecía nerviosa y algo asustada.

—Sólo es mi padre, Lith, no es como si te fuera a matar —bromeó y luego maldijo pues al perder la concentración el orbe que había logrado formar se disolvió.

—Pero desaparecí sin decir nada y no he regresado.

—Tranquila, él lo entenderá, es más, seguro que le alegrará mucho verte —la muchacha tomó aire y se armó de valor, se transformó en un cuervo y salió volando rumbo al bosque.

Al llegar vio humo saliendo de la chimenea por lo que era obvio que Seyrkan estaba ahí, se acercó y tocó la puerta, sus manos temblaban, Seyrkan abrió confundido, al verla su cara cambió a una de sorpresa y alegría, instantáneamente se acercó para abrazarla, Lithia se tranquilizó y correspondió su abrazo, también le alegraba mucho verlo, se veía más viejo que la última vez que lo vio, incluso las canas le adornaban el peinado.

—Creí que jamás regresarías —la soltó y se tomó un momento para observarla, se notaba lo mucho que había crecido.

—Perdón, Zerkanya me necesitaba —él asintió comprendiendo.

—Lo sé, siento mucho lo que pasó, me alegro que lograras ayudar a mi hija.

—Sí, ella ahora está bien, está segura y tranquila.

—De verdad me alegra mucho verte de nuevo —ambos entraron, Seyrkan había reacomodado un poco las cosas, pero todo estaba ahí, los intentos fallidos de hechizos se notaban a través de los frascos semi vacíos, Lithia se sintió bastante emotiva.

—Aprendí mucho de los libros que me dijiste, ahora se hacer muchos hechizos, y tu ungüento funciona bien, las escamas ya no arden.

—Me da gusto que aprendieras tanto incluso en el tiempo en el que no estuve —el hombre le sonrió y con las manos formó una corona de flores que luego le colocó.

—Todo fue gracias a ti, me adapté a este mundo muy bien porque supiste enseñarme que la magia no es mala —ambos se sonrieron, sus corazones latieron al mismo tiempo, sincronizándose en uno doble que los dos pudieron sentir, tan cálido y cómodo. Lithia lo sujetó de la muñeca y lo llevó con ella hacia afuera, con algo de magia logró una melodía y lo animó a que bailara con ella, sus movimientos eran sincronizados y suaves, se soltaban y volvían a sujetarse como si de verdad no quisieran separarse, a ambos les trajo recuerdos aquella danza, bajo sus pies la tierra brillaba, siguiendo los pasos de Lithia e iluminando los de Seyrkan.

Tanto maestra como alumno supieron encontrarse mutuamente, desarrollando un sentimiento nuevo, eran unidos por el cariño, la admiración y su pasado, dos seres diferentes pero tan similares. 









Zerkanya y la rebelión de Varthrân【En edición】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora