Aquella mañana podría ser como cualquier otra, sino fuera porque ella sencillamente no era como cualquier otra.
Sus fieros ojos ambarinos admiraban sin mucho entusiasmo los vivos colores del amanecer mientras a su alrededor los cadáveres de sus víctimas eran consumidos por las ardientes llamas de las variadas fogatas hechas por mano propia.
Adela continuó masticando de aquella goma de frutas ya desgastada, con el vano intento de acrecentar su apetito, mas no lo consiguió, y al notar como de los muertos sólo quedaban huesos, apagó el fuego y los sepultó.
Su trabajo había terminado.
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Deseos encapsulados
De Todo"Sólo quiero que me amen" "Sólo quiero que me entiendan" "Sólo quiero que me acepten" "Sólo quiero cambiar" "Sólo quiero que me reten" Hay muchas cosas que se anhelan en el mundo. Y en este libro, sólo se han recopilado los que en sueños he presenc...