Capítulo Único

68 3 2
                                    

Las cosas siempre acababan por complicarse más de la cuenta. Así empezó a ser la vida de Daigo a partir de su convivencia con Jin Aizawa. De esto hacía ya cerca de tres años. Sus padres le habían acogido en casa, porque su madre era demasiado buena gente para permitir que un chico de su edad deambulara por las calles sin destino ni hogar al que volver. Al menos su hermano pequeño estaba encantado. Pero las cosas entre ellos, pese a que no siempre fueron bien, terminaban por arreglarse. El caso es que los problemas de Daigo comenzaron cuando tanto sus padres como él descubrieron que Jin podía convertirse en una mujer después de estar enfermo unas semanas. Era algo que supuestamente estaba ocurriendo recientemente no sólo en sus vidas sino también en las vidas de otra gente. Los expertos se pusieron de acuerdo en que era cosa de la naturaleza para equilibrar la evolución de la especie cuando había más machos que hembras.

Nada volvió a ser lo mismo desde entonces.

Daigo se fijaba más de la cuenta en Jin, y cuando se percataba de ello, el chaval no hacía más que regañarse a sí mismo... al menos mentalmente. Jin, por el contrario, seguía siendo la persona que era. Lo único que cambiaba era su cuerpo, pero su forma de ser, y su narcolepsia seguían intactas. Probablemente era la narcolepsia lo que más les había vinculado, debido a que Daigo se preocupaba en exceso por si a Jin le llegaba a pasar algo estando él ausente.

- ¿Jin? – Esa misma mañana estaba lloviendo. Llevaban algunos días así, con un temporal espantoso. En su casa, ya habían quedado en que seguirían tratando a Jin como quisiera, para su mayor comodidad.

Daigo miraba a la que ahora era su compañera, más frita que la una en la mesa de la cocina. Se acercó, para ver si realmente estaba dormida. Esbozó una pequeña sonrisa, antes de ponerse a hacer el desayuno. Algo cotidiano. El agua todavía era potable, así que debían aprovechar. Con el mal tiempo, las autoridades habían aconsejado a los ciudadanos de mantenerse en sus casas por posibles inundaciones. Sus padres estaban muy al tanto de todo, de modo que Daigo, su hermano pequeño y Jin podían relajarse. Por eso hacía la comida con calma, hasta que algo le distrajo.

Unos brazos finos le rodearon, en un cálido abrazo matutino que siempre quería dar a entender un agradable «buenos días». Daigo se quedó quieto antes de girar su cabeza tanto como pudo, sólo para ver de reojo que era Jin. Le abrazaba como si no quisiera soltarse, mientras daba la impresión de luchar para no dormirse.

- Hola, Jin. Buenos días. – Le saludó.

- Hgg... Daigo...

- ¿Sigues teniendo sueño?

- Mis espíritus me quieren poner a dormir... – Esa era otra. Jin siempre afirmaba poseer, por lo menos, tres cientos veintisiete almas que supuestamente le cuidaban. Desde que Jin llegó a casa, cierto era que algunos casos paranormales habían tenido.

- Hmm... ¿quizá querrán algo?

- No creo... por cierto... ¿qué estás haciendo?

- El desayuno. Mis padres han ido a ver cómo van las cosas fuera de casa, con todo lo que está pasando últimamente. – Y es que avisaban por un posible huracán, lo cual preocupaba a muchos japoneses como a ellos. - ¿Tienes hambre?

- No sé...

A Jin le dio por bostezar, y Daigo se contuvo la risa. Puede que tal vez fuera cosa de la narcolepsia de Jin, que siempre jugaba en su contra. Curiosamente, su «compañera» no le soltaba y seguía agarrada a él. En cierto modo, eso ponía nervioso a Daigo por obvias razones. Siempre le pasaba cuando Jin le abrazaba, ahora que era una mujer. El chico no pudo evitar fijarse en ese nuevo cuerpo, tan femenino cuya figura solía estar oculta por esas holgadas prendas que Jin siempre utilizaba... o casi siempre. Como ahora, Jin no usaba más que una camisa de manga corta, y su busto se notaba, sobre todo cuando le daba por abrazarle como ahora. Era una sensación realmente agradable.

Complejidad En La Simpleza [Beyblade Burst Evolution]Where stories live. Discover now