Te extraño tanto que a veces me duele. Lloro en silencio porque no quiero que las personas irrumpan la paz en la que deseo que estés ahora, te extraño tanto, que a veces olvido que te fuiste y quisiera llamarte, oír tu voz, mandarte un mensaje, ver una foto tuya de hoy, saber como te sientes, contarte de mi día, mostrarte que comi, que aprendí a cocinar, lo que sea abuela, de verdad te extraño. El otro día, fui a una farmacia y vi el suplemento que tomabas, como estaba en oferta lo pedí y cuando fui a pagarlo recordé que ya estas muerta, muerta, odio admitir que estas muerta, mientras escribo esto casi no puedo ver, porque no paro de llorar, te extraño. A veces quiero preguntarle a mi mamá de ti, a mi tía quiero preguntarle como estas, o si comiste, o si aun te duelen las piernas. Cada día te extraño más. Aún me sigo engañando y vivo en una burbuja, en la que aún estás viva y sólo no he podido hablar contigo porque mi mamá no tiene señal. Pero cada vez se me hace más difícil hablar con mi mamá, y ella piensa que estoy enojada pero no quiero hablarle porque eso me hace aceptar que tu no estas y no quiero. No quiero que no estés. Quiero verte, quiero abrazarte. Te extraño cuando tengo frío, te extraño cuando tengo miedo, te extraño cuando estoy cansada, te extraño cuando estoy sola, te extraño, te extraño, te extraño.
El día que me fui me dijiste que volviera y yo te jure que volvia, ahora dime como voy a volver si tu no estas, ¿por qué no sé me ocurrió hacerte jurar que ibas a estar allí cuando yo volviera? . Me he planteado la opción de no volver, yo no sería capaz de entrar a esa casa si tú no estas en ella. Tus cosas, tu ropa, tus secretos, tus tesoros, tu eres parte esa casa, esa casa en la que viví toda mi vida, esa casa en la que estaba mi hogar. Mi hogar eres tú nona.