Capitulo 12: Atenas

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Estaba dormida en mi habitación de la torre de vigilancia del fuerte donde estaba resguardada la manada del este. Habiamos decidido que lo mejor era que me instalara allí ya que despues de ver a Seth en mi funeral pensamos que podria darle por pasarse por aquí. Por suerte no ocurrió. Habian pasado cinco meses desde mi funeral y ya me habia acostumbrado a vivir con Tom, Tania y Soraya. Nos habiamos puesto de acuerdo y yo llevaba un par de cosas en la casa.

-Buenos dias-la voz de Artemisa me sacó de mi sueño y rapidamente me senté en la cama de un salto. Artemisa me miró divertida y sonrió, yo suspiré y me restregué los dedos por los ojos.

-Que graciosa-le dije, ella dejó de sonreir y pasó a apretar los labios.-¿Qué sucede?-pregunté.

-Tu madre y yo hemos estado hablando, creemos que ya es hora de que vayas al refugio.

-Pero...¿No es muy pronto?

-Creemos que es un bueno momento, el mejor posiblemente, y no queremos desperdiciarlo.-la revisé de arriba a abajo y asentí.

-Esta bien, pero ¿Os importaria dejarme un día para despedirme?-ella sinrió de lado.

-Claro que no Ana, mañana temprano Thalia vendrá a por ti, haz la maleta y estate preparada.-asentí.-Te vas a Atenas.-una sonrisa se me escapó al oir eso. Atenas era una ciudad impresionante, a demas era basicamente todo de mi pasado, me encantaba la idea de vivir allí durante los 2 años y 7 meses restantes para el final de la profecia. Me levanté de un salto y Artemisa se desvaneció. Me puse una camiseta de mangas cortas gris y unos baqueros ceñidos cortos, me peiné un poco y dejé mi pelo liso suelto. Me fijé en que estaba todo el cielo nublado así que me puse mi chaqueta de rombos por si se ponia a llover. Bajé las escaleras de madera hasta el suelo y corrí hasta la casa. Abrí la puerta y entré a la cocina, abrí la nevera y cogí un brik de zumo. Cuando cerré la nevera me encontré con la cara de Tom justo en frente, di un repullo y el zumo se me calló y él comenzó a reir a carcajadas.

-¡¿Estas loco?!-le grité y él me tapó la boca rapidamete con la mano.

-Sh...Tania y Soraya siguen dormidas aun.-miré su mano y él la retiró poco a poco.-Lo siento-susurró.

-Necesito hablar contigo dije recogiendo el zumo del suelo y poniendolo en la encimera de madera.

-Vale, ¿te apetece dar una vuelta?-asentí con una media sonrisa, me sorprendia que un chico tan enorme y con tanta fuerza pudiera hablar con tanta dulzura. Él preparó una maleta con unos sandwiches y unos zumos, sin rechistar me subí a su lomo cuando entró en fase y dejé que me llevara hasta donde quisiera que fueramos. Despues de que Tom me llevara por lo menos por media hora llegamos a un claro gobernado por un enorme arbol que daba sombra a medio claro y un pequeño lago. Tom se detuvo y se agachó, di un saltito y me bajé de su lomo agarrando fuerte la mochila con las provisiones. Él salió de fase y caminó hacia mi, me agarró de la muñeca y me dirigió hacia el tronco del arbol donde nos sentamos. Comenzamos a sacar cosas de la mochila y las colocamos sobre una manta que habia en la mochila. -Era todo una escusa para traerme de picnic ¿verdad?-pregunté dandole un bocado a mi sandwich de jamón y pavo con una media sonrisa, Tom me miró divertido y sonrió.

-¿He sido muy descarado?-preguntó y yo reí.

-Bueno...has sabido sobrellevarlo.-respondí y él volvió a reir. Desayunamos y reimos durante un buen rato apoyando contra el tronco del arbol.

-¿Y qué tenias que contarme?-preguntó mientras recogiamos las cosas y las metiamos en la maleta.

-Ah...verás-le agarré las manos para que dejara de moverse y recoger, él se puso firme delante mia y me miró con dulzura.-Artemisa me ha visitado hoy.

-Te vas a ir sin que las vea a ella o a tu madre-me interrumpió él, era cierto, ninguno de los ocupantes de la casa habia visto a Artemisa o a Athenea en sus multiples visitas, ellas lo evitaban. Sin embargo si habian visto a Thalia las otras veces que se habia pasado.

-El punto es ese Tom, me voy-su expresión se tornó seria, incluso pude ver un rayo de pena cruzar sus ojos azules. Bajé la cabeza y no conseguí seguir hablando, me habia roto el corazón verlo así.

-¿Tan pronto?-preguntó él seriamente recuperando la compostura pero con un rastro de tristeza.

-Si, Artemisa y mi madre creen que es el mejor momento, dicen que es el momento idoneo para ir al refigio seguro donde estaré el resto de la profecia. Siento dejaros tirados aquí, pero prometo venir a veros, prometo no olvidarme de vosotros en este tiempo y comunicarme como pueda, y lo siento.-susurré y él colocó una mano en mi mentón para levantarme la cabeza.

-Esta bien, si tu estas a salvo, todo esta bien.-se acercó peligrosamente a mi, llevó su mano hasta mi nuca y unió sus labios con los mios. Cerré los ojos y me concentré en el beso, sus labios eran dulces y fuertes, su otra mano viajó por mi espalda hasta mi cintura y me apretó mas contra él. De repente un rayo cruzó el cielo y comenzó a llover a cantaros por los que di un salto resvalando de mi apoyo en el tronco del arbol y chocando mi espalda contra el suelo. Tom y yo sonreimos, él estaba encima de mi y seguia besandome. "Esto esta mal" pensé, "No sientes nada por él, aun quieres a Seth, ¿qué crees que estas haciendo?" Me sentí incomoda y paré de responderle el beso a Tom, él se apartó de mi y se sentó contra el arbol. La lluvia nos estaba empapando ya que el arbol no nos ayudaba mucho. Miré al suelo avergozada por haber besado a Tom, aun no sabia por qué lo habia hecho.

-Será mejor que nos vayamos de aquí.-dijo Tom y se levantó.

-Yo voy a dar un paseo, luego te veo.-él se levantó y se marchó. Yo me quedé allí sentada con la espalda apoyada en el arbol.-Si es que eres gilipollas.-me dije a mi misma y me golpeé la cabeza con la palama de la mano. Me puse de pie, me eché la capucha y comencé a trotar, llegué hasta la tumba de Marta y me encontré con Soraya apoyada en la roca mirando hacia el campamento mestizo.

-¿Ya habeis acabado Tom y tu?-abrí los ojos de par en par y la miré confundida-Si, os he visto.-No sabia que decir, Soraya estaba rompiendo un palo con las manos y no me miraba, tan solo se oia la madera del palo crujir y resquebrajarse.-No sabia que sintieras algo por él...

-No lo hago, no siento nada por él.-ella me miró y yo sonreí-no se por qué lo he besado, pero ya te digo que solo sentí algo especial cuando besé a alguien una vez, y no ha sido hoy.

-¿Y si él si siente algo por ti?-preguntó volviendo a bajar la vista.

-No lo hace tampoco, solo tendria dudas, y si por un casual lo sentia, deberá olvidarse ya que me marcho.-me miró de nuevo y sonreí de lado.

-¿En serio?-preguntó.

-Si, mañana por la mañana. No puedo seguir aquí mas tiempo, no puedo venir aquí y ver esto...-señalé la isla frente al campamento que se veia desde allí, donde mi tumba estaba presente.-No puedo venir y ver a mis hermanas dejarme flores y llorarme, necesito salir de aquí.-ella asintió y se levantó para abrazarme.

-Se lo has dicho ya a Tania-me susurró pegada a mi oido.

-No, no se como.-respondí y nos separamos.

-Vamos, te ayudaré.-las dos volvimos hacia la manada del este.

Ana White Hija de Athenea 3: Las hijas prodigiosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora