4''novios''

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-¿Estas segura nana? Pienso que quizás debería esperar un poco más. Ya sabes...podríamos conocernos mejor y...
-¡Deja de dar excusas! Quiero que dejes de pensar y vayas a ese almuerzo.
-Pero...
-Últimamente me he comenzado a cuestionar si te eduque bien. Si mal no recuerdo los ''pero'' no están permitidos.
-¡Nana!
-Nana mis narices. Estas hermosa, estas enamorada y te levantarás para asistir a ese almuerzo.
La mire de soslayo, solo mi nana podía hablarme de aquella forma, incluso después de haber crecido ella siempre me trataba como a una niña.
-De acuerdo nana. Pe...- Me detuve en mis palabras ante su mirada acusatoria -...si algo sale mal te hago responsable.
Me levante de la silla y sali de la casa en camino al que se suponía seria mi futuro. En el auto me esperaba un sonriente Rob que arranco el auto nada más tenerme sentada en mi lugar.
-Tomaste una buena decisión.
-Eso es espero Robert. Yo no estoy del todo segura.
Después de este almuerzo tendría una nueva oportunidad de vivir plena con una familia. Solo esperaba que sus hijas me aceptarán.
Pensé en eso y recordé a Alicia y Leticia por lo que antes de entrar saque mi teléfono para llamarlas. Me sentía en la obligación de contárselos.
-Hola.
Escuche la vocesita de Alicia por el teléfono.
-Como estas duraznito.
-Podría estar mejor.
-¿Crees que podríamos vernos hoy?
Esperaba que me dijera que sí ya que era común que salieron los sabados.
-Aria hoy no podemos verte
Dijo triste y yo también lo lamentaba.
-¡Oh!, es una pena.
-Si es una pena.
Correspondio ella un poco entristesida.
-Las hecho mucho de menos.
Asegure intentando levantarle el ánimo.
- Nosotras también te hechamos mucho de menos.
Sabía que no me habrían dicho que no si no fuese imposible, aun así decidí insistir.
-Linda en serio tengo muchas ganas de verlas. Quizás si le insisten a tu papá...
Me mordí el labio expectante para calmar intentar calmar mis nervios.
- Espera que le pregunto...-Topo la bocina del teléfono por unos minutos que se parecieron horas.
Finalmente Alicia destapó la bocina -...Dijo que si....pero solo una hora.
-Genial...- Sonreí victoriosa- podríamos vernos en el centro comercial y tomar un helado.
-Vale...
Susurro ella y yo sonrei más, si todo salía bien la próxima vez podría presentarles a las que serian mis ¿hijastras?...que raro sonaba eso dicho por mi.
-Las quiero.
-...te queremos.
Dijeron a coro las dos al celular para luego cortar la llamada.
Yo sonreí más tranquila, al menos algo me estaba saliendo bien el ese día. Toque el timbre de la enorme y magestuosa mansión en la que vivía mi principe, no podía esperar menos de él. Estaba nerviosa e insegura, pero ya estaba ahí y ya había llamado al timbre. Segundos después una mujer me abrió la puerta y me dedico una sonrisa amable.
-Bunas tardes...
Exprese devolviendole la sonrisa.
-El señor y las niñas la esperan en el jardín. Es al final de pasillo.
Entre a la casa quedando sorprendida con la decoración, mire cada detalle buscando la esencia de Erlin en cada mueble, quizás no era lo que yo habría esperado de él, pero en algo coincidía, el lugar era prolijo y ordenado, tanto como él. Entré en el jardin y quede totalmente sorprendida al ver a las dos pequeñas que yo tanto quería ahí.
-Aria...
Corriendo hacia mi y se abrazaron a mi cintura.
Ver a las niñas ahí era como una señal divina.
Nunca imagine que el destino movería las piezas de tal manera y que por primera vez en mi vida todo parecía estar encajando como las piezas de un puzle.
Así que finalmente ahí estaba yo...parada frente al hombre del que me había enamorada y con las dos niñas que se habían robado mi corazón abrazadas a mi cintura.
No hubo manera de huir, ya todo estaba dicho y de corazón esperaba que todo saliera bien.
-....¿tú eres la novia de papá?
Me había preguntado Leticia después de atar cabos de la forma más rápida e inteligente.
-Sí...yo soy la novia de tú papá.
Las dos niñas se abrazaron felices y sin aun poder creerlo. Era algo impresionante, ¿en que momento todo había cambiado tanto?
Erlin se acercó y me miró directo a los ojos. Era tan bonito poder mirarlo así, él era lo más bonito que me había pasado en mucho tiempo y venía acompañado de dos tesoros que yo no quería perder.
-¿Estas segura peliroja? Dijiste que no eras lo que yo buscaba.
Me acerque a él, olvidando por un segundo que ahí seguían las niñas mirándonos con curiosidad.
-Yo también te amo principito. No tengo ninguna duda. Quizás no soy lo que buscabas pero puedo ser lo que necesitas.
Esa no era la forma en la que había pensado decirle que lo amaba, pero las circunstancias me orillaron a eso.
Él me tomo por la cintura y me beso. Bajo la atenta mirada de las dos niñas que sin duda estaban muy emocionadas por lo que veian. Ese había sido el deseo de amabas, vernos juntos y ese beso lo confirmaba.
Cuando al fin les pude prestar atención ambas estaban saltando en su lugar.
Alicia me tomo de la mano y me jalo a un sofa muy cómodo que había ahi, en el jardín, que también era bastante grande. Se sento sobre mi y comenzó a preguntar.
-¿Desde cuando eres la novia de mi papá?
Tomo mi cabello entre sus manos como solía hacer seguido, yo había llegado a la conclusión de que ella adoraba mi cabello.
-Desde ahora.
Le respondí tranquila, que ellas dos fuesen las hijas de Erlin me hacía las cosas más fáciles en un 40% y Erlin por si mismo llenaba el resto.
-¿Entonces eran amigos?
La niña siempre había sido curiosa pero yo sospechaba que este tema le daba especial curiosidad, como nunca antes.
-Si.
-¿¡Y se enamoraron!?
Sus ojitos brillaban de la emoción y Leticia no tardó en sentarse junto a mi. Las dos veían esta situación como un sueño y se notaba en sus expresiones.
-¡Mucho!
Respondio Erlin por mi sentándose junto a Leticia.
-Ves papá, te dijimos que Aria era más guapa.
-Son la misma persona, no hay una más guapa.
-Eso es cierto.
-¿Ahora como debemos llamarte?
-Como prefieran.
Alicia se quedo mirándome unos segundos, algo me decía que esa mirada estaba llena de sentimientos y miedos, luego sus ojos se llenaron de lagrimas, se abalanzó a mi cuello y eso fue suficiente para que yo la abrazara.
-Hey,...¿Qué pasa?
-Todas esas cosas que nunca hicimos porque no teníamos una mamá ¿ahora las podremos hacer contigo? Porque ahora te tenemos a ti, ¿Cierto?
Esas palabras me llegaron muy profundo, quise llorar también porque así como yo era para ellas la oportunidad de tener una madre, ellas eran para mi la oportunidad de tener al fin dos hijas. ¿Tenía miedo? Sí, estaba aterrada pero ellas dos también y aún así estaban abiertas a los cambios que estaban por venirse, que no eran pocos.
-Te prometo..les prometo que pase lo que pase, yo estaré aquí siempre.
Ese minuto de amor duro segundos. Porque el ambiente debía ser de fiesta, de celebración y no de tristesa.
-¿Les parece si almorzamos ya?
Propuso Erlin y Leticia asintio un poco incomoda.
Almorzamos como una familia. Erlin sirvió los platos y pronto estábamos conversando animada mente y sin tapujos.
-¿Como conociste a mi papá?
Me pregunto Leticia curiosa mientras llevaba un nuevo bocado a su boca.
-El mismo día que las conoci encontré a su padre en el elevador de mi empresa. Lo tuve que salvar de un ataque de ansiedad.
-¿Cómo sabes cual es cual?
Leticia estaba más parlanchina y curiosa que de costumbre. Eso no era algo común en ella y eso me hizo suponer que de verdad estaba nerviosa.
-¿Vine a ser interrogada?
-Perdona.
Bajo la cabeza avergonzada.
-Es fácil, Alicia es más...estilo princesa de Disney y Leticia es más una rebelde sin causa.
Me sentía cómoda, como si ese fuese mi lugar y desee que mis hijas también estuvieran ahí para que compartieran ese momento conmigo.
-¿Es facil para ti reconocerlas?
Interrogó Erlin curioso llamando mi atención.
-Nunca nos ha confundido. Incluso un día intercambiamos vestuarios y aún así nos reconoció.
Contó Alicia orgullosa sonriendo, era algo que adoraba de ellas, por más que fuesen pequeñas eran inteligentes, hasta podría decir que demasiado.
-¡Eso es maravilloso!
Exclamó Erlin tomando mi mano por sobre la mesa. Su toque era tan suave como siempre.
-¡Yo soy maravillosa! Pero eso ya lo sabias.
Todo reímos de mi chiste y seguimos almorzando tranquilamente.
-Me alegro mucho de que estén juntos.
Susurro Leticia en mi oido haciéndome sonreir.
Cuando terminamos de comer las niñas nos dejaron solos y Erlin me tomo por la cintura sentandome sobre sus piernas.
-¿Qué es esto tan maravilloso que estoy sintiendo? Me asusta que tu no lo sientas también.
-Estas enamorado principito, y mira que te lo advertí, esta peliroja es peligrosa.
Las dos niñas salieron corriendo de la casa, Alicia perseguía a Leticia para quitarle una paleta rosa.
Los dos nos quedamos viéndolas con adoración. Mi pecho se llenaba de dicha al verlas. Ellas eran lo más cercano a mis hijas que yo había tenido.
-No las lastimes nunca. Si algún día dejas de quererme, se sutil y nunca te alejes de sus vidas. Te adoran y seria un golpe muy fuerte si te pierden.
-Para mi tambien sería un golpe muy fuerte si las pierdo.
Estábamos lo suficientemente lejos de ellas como para sentir privacidad, pero aún asi nos comportamos correctamente.
-Me alegro mucho de que hayas venido.
Susurro Erlin en mi oido haciendo que todos los bellos de mi piel se erizaran, un sudor frío subió por toda mi columna vertebral y sonrei, solo él era capaz de provocar esas reacciones en mi cuerpo.
-Me costó mucho, pero entendí que nada puede condicionar mi vida y menos un miedo tonto.
-¿Ya no tienes miedo?
-¡Estoy aterrada!  Pero creo que mi amor es más grande que ese miedo.
Deposite un beso en sus labios y el sonrío devolviéndomelo.
-¡Eres espectacular! Por eso me enamore de ti.
Me susurro en el oido provocando la misma sensación. El dejo un beso en mi cuello duplicando los escalofrios.
-Me volverás loca principito.
Le susurre yo cerrando los ojos entregandome a los besos que estaba regando en mi cuello y nuca.
-Loca de amor.
Sus labios atraparon los mios y yo enrede mis manos alrededor de su cuello. Era alucinante sentir tantas cosas por una sola persona. Sus besos eran de esos que te dejan aturdida y desconsertada. Así estaba yo, pérdida en un gigantesco mar azul y aún no sabia si quería sobrevivir o si mejor me quedaba en el fondo de ese mar que tanto me estaba gustando.
Nos alejamos agitados. Los labios me cosquilleaban por la ausencia de los suyos.
-No creas que olvide a tu secretaria.
Le dije bajito poniendo un dedo sobre su nariz.
-Lo mejor que puedes hacer es ir y mostrarle en donde queda ella junto a ti. Al menos ya se viste decente.
-Eso espero. Un día de estos te caeré de sorpresa.
-¿Que has hecho estos días?
Me pregunto de repente un segundo después. Sabía que él querría saberlo, imagine que cuando supiera que me habia ido de viaje, pensaria que intentaba escapar, nada menos cuerto, pero ese viaje era necesario, no había sido una decisión mia.
-Trabajar. Tengo varios proyectos en mente y en París mis chocolates se venden solos. Así que fui para ultimar detalles de una nueva tienda que abrire. Quiero dejar de entregar mi marca. Si todo sale bien pronto abra tiendas de ChocoEs por todo el mundo.
Amaba mi trabajo y viajar era parte de mi trabajo, era algo que tenía que hacer al menos dos veces al año. Esperaba que eso no fuese un problema para Erlin.
-¿Tiendas propias?
Pregunto con verdadero interés.
-Sí...ya no sólo producire, ahora también yo misma vendere. Las ganancias serán mayores.
Le respondí orgullosa de mi misma. Puede sonar exagerado pero ChocoEs había sido un sueño y el chocolate que me puso donde estoy salio de mi cabeza, de mis sentimientos. Nadie me había regalado nada y hacerme un espacio en un mundo que mayormente es de hombres fue realmente difícil.
-Tienes una mente brillante.
Me alago él y eso me hizo sonreir avergonzada, yo no era nada modesta, el tenía razón yo tenía una mente brillante. Pero escucharlo de sus labios me llenaba de orgullo de mi misma.
-¡Graciasss!
Me encontraba feliz. Quizás todo era una ilusión, pero mientras durará yo la viviría sin pensar en el mañana.
-Aranza ven a jugar con nosotras.
Me llamó Alicia desde los columpios.
-¿Porque tienes columpios aquí?
Interrogue sonriendo.
-Para que no tengan que ir al parque.
Imaginaba que Erlin tendría todo lo necesario en casa para que las niñas no tuvieran que salir a nada, pero habían cosas que eran irremplazables, como un parque, por ejemplo.
- ¡Ir al parque es divertido!
Exclamé cruzandome de brazos.
-Y peligroso.
Replicó mi rubio favorito mirando a sus hijas con amor. Una mirada parecida a esa que me regalaba a mi desde hacía un tiempo ya.
-¡Un parque no tiene nada de peligroso! Es más, mañana iremos al parque.
-¿A qué parque?
-Buscaré en Internet entradas para un parque enorme y mañana iremos.
-Ahora solo falta que digas que quieres ir a Disneylandia.
-No me des ideas principito, no me des más ideas que ya tengo muchas.
Me lavante alejándome de él para ir a jugar con las niñas.
Esa tarde sin dudas fue mágica y cuando terminó me sentí decepcionada, deseaba quedarme ahí, con ellos, pero aún no era el momento. Ese sentimiento de pertenecía me asusto, mu asusto mucho porque comenzaba a sentirme parte de un lugar.

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