Memorias de Inmar Sha'l

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Código de Acceso:07N- 039

Fecha Estelar: 7,144,233 D.E.C

El universo agoniza, el eterno océano de estrellas no es más que un mar oscuro y frío, vacío y sin vida. Un inmenso lienzo negro cubre el firmamento donde antes, el brillo de millones de soles adornaba la enorme cúpula del firmamento; muchos de nuestros jóvenes no logran comprender el significado y valor de la luz. Aquel resplandor espectacular que irradiaba nuestra existencia, el eco de una infinidad de partículas de energía chocando entre sí, y la fiebre por aventura y descubrimiento fue alguna vez el motor que impulsó a cientos de miles de millones de civilizaciones. Vivaz, colorido, enérgico; todo era un conjunto de factores que motivaba a seguir adelante, pero como era de esperarse, nada es para siempre, ni siquiera el universo.

Ese inconmensurable cielo infinito, cuya existencia aún hoy en día sigue siendo un punto de opiniones encontradas, a pesar de todos los avances en la ciencia de nuestra era y la recopilación del conocimiento de civilizaciones ancestrales e incluso, la sabiduría prohibida de otras que crecieron y se desarrollaron a tal grado que su extinción aún es objeto de debate, no ha sido suficiente para dar una explicación a cada pregunta relacionada al universo, pero algo era seguro; y es que en algún momento este paraíso que emanaba luz y vida se tornaría un marchito páramo congelado. Colapsando en sí mismo, las estrellas se deterioraron, apagaron, colisionaron, todo un caos que iluminó los primeros días de los antepasados, destellos del eco de luz que generó la extinción de la vida en el universo. Las galaxias fueron lentamente durmiéndose mientras navegaban a la deriva del tejido del espacio tiempo en un pacífico sueño sin fin.

Mientras todo esto ocurría, un incontable número de civilizaciones nacía, crecía, se reproducía y evolucionaba, conocieron el viaje espacial, usaron la ciencia para descubrir, crear, mejorar y también para destruirse a sí mismos o a otros. Aniquilación, depredación, violencia, discordia; todo aquello generó un convulsivo periodo de filtros para la vida que dio como resultado sólo a una minúscula fracción de ella poder sobrevivir. De todas ellas, unas se extinguieron por su propia ambición egoísta, otros por sus valores altruistas y así, se siguió fraccionando al total de civilizaciones que habían cruzado el umbral de violencia. Sin embargo, un monstruo más grande y más allá de nuestra comprensión tocó a la puerta de todas y nosotros, no seremos la excepción en su debido momento.

El gran filtro, la suma de condiciones desfavorables que amenazan la vida de toda especie viva en el universo, redujo a un insignificante resultado de formas de vida. Sólo las más aptas lograron cruzar aquel descomunal suceso. Los grandes antepasados, fueron bendecidos y aún tuvieron la dicha de poder ver un cielo iluminado, noches con la maravilla de ver estrellas brillar, de tener en el día un sol que los calentaba; su galaxia vieja y polvorienta aún subsistía, pero eventualmente su fuerza y su luz fue apagándose como todas las demás.

Solitarios, navegando en un oscuro mar de estrellas muertas y a pesar del caos, nunca perdieron sus esperanzas, juntaron todo el conocimiento a su alcance y buscaron dar soluciones a los problemas. Así fue como aprovecharon lo que tenían y focalizaron sus esfuerzos en construir maquinas, equipo y preparar a sus sucesores para poder alimentarse de la única estructura cósmica que quedaría en el universo, agujeros negros.

Así es como los W'ulidat marcaron el inicio de una nueva era para todos, pues no tardó mucho en que navegantes, refugiados y sobrevivientes de la agonía cósmica llegaran a las costas de la galaxia. Los Jad'id, Ja-sirí, E nga, y otras arcas de sobrevivientes llegaban poco a poco. Los afortunados que lograron escapar de las garras del infinito vacío sumaron su fuerza, su ciencia y conocimientos para dar nuevamente esperanza a todos. Así la vida podría prolongarse por un período de tiempo más.

Millones de generaciones y ciclos después, nos toca a nosotros continuar el legado, siendo el faro de luz y vida para aquellos que aún vagan en el inmenso universo que se apagó. Tal como la vida, nuestro cosmos tiene que llegar a su fin en un determinado momento. Quizá no veamos el final, pero es nuestro deber dejar a las futuras generaciones las herramientas y el conocimiento para que puedan adaptarse. Sin esos soles que dieron vida a los planetas de los antiguos, nada puede crecer, nada puede florecer; sin embargo, así como ellos y los precursores de estos lograron posicionarse y obtener energía, los antiguos consiguieron enfrascar el poder del temible agujero negro, pese a no tener plena comprensión de este; pudieron enfrascar a aquel devorador de materia y aprovechar la fluctuación de energía y fricción para generar algo que era escaso en el universo, luz.

La ausencia de luz, el colapso de las estrellas y el enfriamiento del universo era producto de su inevitable muerte, donde antes había millones de trillones de astros, ahora sólo existían agujeros negros, producto de la descomposición de la materia de las estrellas. Al ser el único recurso que se puede obtener, las ciencias aplicadas canalizaron sus investigaciones a descubrir maneras de poder cultivar la energía, optimizar los procesos, recopilar más conocimientos para poder aprovechar aquella violenta masa de convulsión energética.

En este lugar, encontrarán toda la información necesaria para mantener nuestro legado, puede que no para devolver la vida a nuestro universo, pero sí para preservar la suya, la de sus hijos y de todo aquel que arribe buscando refugio, desde aquí en adelante; será su responsabilidad convertir este lugar en una isla paraíso en medio de la infinita marea helada, como este lugar, hay muchos más que hemos preparado para viajeros. Lo único que es seguro es que la vida no es eterna, por eso, hemos seguido la tradición de nuestros antepasados, de los grandes Antiguos; quienes nos dejaron como legado las herramientas para sobrevivir a la Era de la Convulsión, nosotros les dejamos el conocimiento, las instalaciones y todo lo que pudimos desarrollar para preservar la vida. Pues es responsabilidad de aquel que encabeza la flota de sobrevivientes velar por los menos favorecidos. Como muchos antes y como a ustedes y sus hijos les ocurrirá, inevitablemente nuestro tiempo terminó, seguramente, miles de especies que habitan otros refugios paraíso han dejado de existir; por eso, la antorcha para preservar la vida queda en sus manos; busquen respuestas, evolucionen y cuando hayan dejado este plano, dejen algo para la siguiente generación.

El potencial de cada forma de vida que haya sobrevivido o peligre, depende de las decisiones que vayan a tomar en el futuro, el legado que ustedes dejarán a la generación que les suceda, es ahora, únicamente responsabilidad de ustedes mismos. Aquí está el poder para salvar y preservar todo y a todos los que siguen allá afuera, navegando a la deriva sin saber dónde ir, como también la capacidad para aniquilarlos.

No cometan los errores que nosotros y muchos de los Antiguos hicieron, sean mejores que nosotros, este es el conocimiento que les dejo, esta es mi herencia para todo aquel que busque un refugio seguro para sobrevivir a la tormenta. Aprovéchenlo y evolucionen como uno solo. Porque la vida está conectada y con el tiempo entenderán que es precisamente la vida la que nos une con todos. Pues todos estamos en este mismo océano interminable.

Que la luz y la esperanza guíen su camino navegantes.

Fin del mensaje

Inmar Sha'l último regente de la esfera paraíso D3-XIAL 

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