volleyball || taekook ♡

unique

El gimnasio donde jugaríamos es enorme, me siento un grano de arena en una enorme playa; las gradas están llenas y siento las piernas tiritar al ver tantos pares de ojos sobre mi. La entrenadora dijo que los nervios se van al entrar a la cancha, pero no creo que pueda llevar esto tan a la ligera y menos al saber quienes eran nuestros contrincantes.

Nekotora.

Les he visto solo por videos, escuché a un compañero decir que son los mejores de Corea y bueno, para no saber jugar mucho hasta yo me puedo dar cuenta de lo limpias que son sus jugadas. Definitivamente me siento perdido y estoy listo para las miradas de enojo cuando falle.

"Dime que no estás pensando en perder...", escucho a Jimin decir a mi lado, acompañado de una pequeña risa, "Tú cara me lo dice todo, quita esos pensamientos Jungkook", termina de hablar para golpear mi nuca, no puedo evitar hacer una pequeña mueca para terminar asintiendo.

Solo he tenido partidos de práctica y mi primer partido real es con uno de los mejores equipos, o ganamos o será una buena experiencia, juro que si quedo en ridículo nunca más volveré a este lugar.

Siento un leve codazo en mi costado, miro a Jimin indicarme algo con su cabeza y me dedico a seguir su mirada, mis ojos se abren con sorpresa al ver a nuestros contrincantes dirigirse hacia nosotros. Logro identificar al número uno, tampoco era tan difícil ya que era a quien todos seguían y a quien había visto casi volar en los videos, era bastante atractivo por lo que cuando nuestras miradas chocaron no dude en esconderme tras dos de mis compañeros.

"Petitpois, es un gusto recibirlos en nuestro hogar", comienza hablando el mismo chico que observé anteriormente, pude notar el ambiente bastante tenso y ver como Jimin, nuestro capitán y mi mejor amigo comenzaba a ejercer presión en sus pequeñas manos, sin quitar su sonrisa claramente falsa, "Espero que esta vez lleguemos al tercer set, para calentar un poco", el chico y los que le seguían soltaron pequeñas risas, no pude evitar fruncir el ceño, ¿estos engreídos eran de los mejores en Corea?, ¿dónde está su compañerismo?. "Puedo ver que tienen rostros nuevos...", siguió hablando mientras posaba sus ojos en mi, era guapo. "Una pena que estén en un equipo perdedor", Pero sin duda un idiota cuando abría la boca.

"Prefiero estar en un " "equipo perdedor" ", enfaticé mientras hacía las comillas con mis manos, "Que con una manga de engreídos...", hice una pequeña pausa soltando una risa, no puedo evitar sentir nerviosismo al ver sus caras, en especial la del número uno, que poseía una mirada bastante desafiante. "El que estés esperado nuestra derrota sin siquiera vernos jugar aún, te hace un mediocre"

Al terminar de hablar pude escuchar la risa de mis compañeros, las cuales me ayudaron para dejar los nervios un poco de lado, comencé a caminar con algunos de ellos y pude escuchar a Jimin a mis espaldas decir "Jeon Jungkook, caballeros", para después sentir el peso de su brazo sobre mis hombros.

"Me sorprendiste Kook, pero no te salvarás de calentar", dice soltando una pequeña risa mientras me tiende un balón, haciendo un gesto con la cabeza que interpreto como un lánzala ahora, por lo que me veo obligado a levantarle para que haga sus tan característicos remates.

Después de aquellas pequeñas jugadas y de que Jimin en el sorteo sacara atacar, escuchamos el característico silbato junto al grito de Sook, nuestra entrenadora, que nos miraba con aquella tétrica pero agradable sonrisa de "para esto entrenamos", nos da un pequeño empujón y nos manda a la cancha, preparándonos para calentar en la red, junto a pequeños consejos como "no peleen si les llega un balón en el rostro, quizás y hasta se los arreglan"; me dirigí a la cancha con mis características manos de gelatina a levantarle el balón a mis compañeros; mis largos dedos y altura eran de bastante ayuda según Jimin, así que intentaba creérmelo. Me coloqué junto a la malla y comencé con lo mío, un balón tras otro, sin importarme qué pasaba del otro lado de la malla. Hasta que vi un balón pasar tan rápido y con tanta fuerza junto a mi, que no pude evitar girarme para ver al dueño de aquel remate, encontrándome con el capitán guiñándome un ojo, dejándome claramente perplejo para girar y escuchar gritos desde las gradas. En ese momento agradecí que llegara el siguiente silbato, indicando que nos tocaba cambiar el estilo de práctica, comenzando a practicar los saques.