Del capítulo anterior...
Irlanda
-Bueno, pues está visto que me quedo sola. Revisaré mis billetes de avión. Mi vuelo a Londres sale a las seis de la mañana. Hago transbordo en Heathrow y en pocas horas estaré con vosotras. No sabéis las ganas que tengo de abrazaros. Echo de menos a todo el mundo.
-Pero seguro que no vienes para quedarte -dijo Şule.
-No, no creo. Pero ya sabéis... conmigo nunca se puede asegurar nada.
Derya guiñó un ojo a la cámara, se despidió y cortó la comunicación. Miró a su alrededor y se dijo que pronto estaría de vuelta....
La voz que le llegó en esos momentos proveniente de la puerta abierta de su dormitorio la sobresaltó.
-Özge está equivocada, ¿verdad? -dijo la mujer que en esos momentos entraba en la habitación-. Özge, en esta ocasión no ha interpretado bien lo que ve. Lo sé yo... y lo sabes tú.
Unos ojos color café muy parecidos a los de su madre buscaron los ojos de Derya. Ambas miradas se sostuvieron y por el rabillo derecho de Derya apareció una lágrima que bajó por su mejilla.
La mujer se acercó a la chica, la que se había convertido en la niña de sus ojos desde que la sostuvo en brazos por primera vez hacía más de veintisiete años, y, con su mano ya surcada por las señales del tiempo, enjugó la gota salada. Una sonrisa triste se dibujó en los labios de la mujer.
-He hecho todo lo que ha estado en mis manos estos meses por y para protegerte; para que Özge no viera, todo mi trabajo se irá al traste en el momento en el que abandones esta ciudad. Sé que lo sabes. ¿Qué vas a hacer? -preguntó en un susurro.
-No lo sé. -Las palabras de Derya salieron de sus labios en un susurro ahogado por el llanto contenido-. No quiero volver. Necesito volver, pero no quiero.
Un lamento salió de su garganta en ese momento como tantas veces había surgido en los últimos meses. Como siempre, allí estaba ella. Su querida Mara. La mujer que le había abierto su corazón hacía muchos años y la que, cuando más perdida estaba, le había abierto las puertas de su casa.
-Sean, es decir, Paddy fue muy listo. -La mujer atrapó la cara de la chica entre sus manos aún tersas y suaves y acarició los altos pómulos de la joven-. Interpretó mi mirada aquella noche y supo cómo ofrecerte la salida que necesitabas en esos momentos, pero no podemos protegerte siempre, Derya. Hay que echarle valor a la vida. Tú tienes mucho de eso, pero, en este asunto, estás acobardada. Necesitas hablar esta noche. Ven, sentémonos.
Deslizó las manos desde las mejillas de la chica hasta su cuello y frotó sus brazos antes de agarrarla de las manos y llevarla hasta los pies de la cama. Allí la hizo sentarse. Acercó la silla del escritorio y la situó frente a Derya antes de tomar asiento con una leve mueca.
-¿Qué ocurrió aquella noche? ¿Qué pasó la noche de Samhain en aquel puente, Derya?
Derya, que tenía la cabeza agachada mirándose las manos, elevó el rostro y miró a los ojos a la mujer. No iba a preguntar cómo sabía lo que sabía. Mara, simplemente, sabía.
-No puedo hablar de aquella noche. No puedo.
-Si no puedes, escríbelo. Esa noche está tatuada en tu piel y en tu corazón desde entonces, Derya. La huella que ha dejado en ti perdurará por siempre. Lo que no logro entender es por qué no lo reconoces. -Mara se inclinó hacia adelante y tomó entre sus manos las manos de la chica-. ¿Por qué sigues sin reconocerlo, Derya? ¿Por qué huiste? ¿Por qué abandonaste y dejaste atrás parte de tu corazón? Entiendo lo que es el miedo, entiendo lo que es que tus sentimientos te superen y necesites distancia y entiendo que te alejes de tu vida miles de kilómetros. Créeme, lo sé. Tú al menos sabes a dónde volver, sabes a dónde ir, sabes dónde hallar. No cometas mi mismo error, cariño. Yo tardé la edad que tú tienes ahora en reencontrar mi destino. No tardes tú tanto, es un consejo.
-No quiero volver.
-Lo sé. Sé que no quieres y aun así lo harás.
Mara se levantó, se acercó al escritorio y cogió el móvil de la chica.
-Cógelo -dijo tendiéndoselo-. No lo llames. Ponle un mensaje y dile que vaya mañana al aeropuerto a recogerte. No te responderá, tiene su orgullo, pero allí estará. -Mara acarició el oscuro, sedoso y ondulado pelo de su niña-. Él ya sabe. Él ya sabe porque, lo que hizo aquella noche, lo hizo sabiendo las consecuencias. Y no le ha hecho falta siquiera hablar contigo para saber; tu silencio y tu huida fue su confirmación. Sólo está esperando a que estés preparada para enfrentaros juntos a todos.
Derya tomó el smartphone entre sus manos, buscó el contacto que necesitaba y escribió:
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RECUERDOS (¿Spin-off? de Erkenci Kus)
RomanceEn cada capítulo se extrae una escena puntual de la serie que lazó al estrellato internacional a Can Yaman y Demet Özdemir. Verás dichas escenas desde un punto de vista bastante diferente entretejiendo pasado y futuro de todos sus personajes. Descub...