C A P I T U LO 6

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- ¿Cuánto tiempo voy a estar aquí? Necesito ver a Nat.- Dijo quejándose la chica blanca hacia el hombre que firmaba papeles frente a su camilla.

- No puedes ponerte de pie aún, dentro de ti nada ha sanado.- Contestó él hombre sin verla.

- ¿Desde cuándo eso ha importado, Bruce? ¡Vamos, no seas ridículo!- Exclamó ella con fastidio. Sintió satisfacción al pronunciar esa palabra nueva que Money le había enseñado en los dos días que llevan pasando las tardes juntos.

- Vanya, ahora que te saqué de ese lugar y que se todo lo que pasaste dentro de él, no dejaré que sufras más daño.- Retiró sus gafas y masajeó el puente de su nariz buscando algo de paciencia.- Y menos si te lo provocas tú.

- Al menos dime cómo está.- Pidió ella en un hilo de voz.

- Mi esposa está cuidando de ella. Los doctores han dicho que los golpes lesionaron su columna y que no puede levantarse. Estuvieron a punto de romperla a la mitad.- Escupió con asco el hombre.

Vanya se quedó en silencio mirando fijamente a ese viejo amigo suyo.

- Money y tú son muy parecidos.- Dijo ella para luego estirarse.- Sus ojos negros dan miedito.

- Vanya, los ojos negros ni existen.- Contestó él hombre mirando nuevamente esa hija de papel.

- Dile eso a los ecasterrestes.- Contestó ella con indignación cruzando los brazos.

El ceño de Bruce de frunció con curiosidad y confusión para mirar a la chica pálida.

- ¿Los qué?- Preguntó con confusión.

- Los ecasterrestes.- Contestó ella como si fuera obvio.- Tienen ojos negros y cabezas de huevo ¿No los has visto?

- No es "ecasterrestes", Vanya, es "extraterrestres"- Corrigió el hombre con diversión.

- Como sea, Money y yo vimos una película de esas cosas.- continuó ella.- Y sus ojos eran negros.

- Cariño, esos eran efectos especiales.

- ¿Los qué de qué?- Preguntó con confusión.

Tras una risa de aquel hombre la puerta de la habitación de hospital de Vanya se abrió dejando pasar a un Tanner con bolsas de comida y golosinas, junto a ellos, uno que otro libro de cuentos cortos con el que ayudaba a Vanya a leer.

- Escucha, Peregrine, hoy segui...- El chico guardó silencio al notar la presencia de su padre y comenzó a caminar para colocar las bolsas de alimentos en la pequeña mesa junto a la camilla.

- Hijo ¿Acabas de llamarla "Peregrine"?- El chico asintió con incomodidad mientras la chica, ajena a la extraña situación, acercaba una bolsa hasta ella para ver en su interior.- ¿Porqué?

- Me recuerda a Miss Peregrine.- Se encogió de hombros.- Siempre protegiendo niños que no son como el resto, su carácter fuerte...- Se mantuvo en silencio, sabía que su padre había leído el libro y entendía a lo que de refería.- Ella es como Miss Peregrine, por eso comencé a llamarla así.

El padre no podía salir de su asombro, jamás pensó escuchar tales cumplidos salir de la boca de su hijo.

- Ella no lo entiende, hijo.- Susurró el hombre cuando su hijo se sentó a su lado en una de las sillas junto a la camilla mientras Vanya solo mordisqueaba la bolsa de papitas sin poder abrirla.- No ha leído un solo libro en su vida.

- De hecho, padre, luego de dar la lección de lectura, leemos un capítulo de ese libro.- Explicó con nerviosismo el muchacho.- Empezamos con ese libro porque es mi preferido, y como yo tengo maravillosos gustos para todo, no puede haber un libro mejor que el que yo escogí.

Caos PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora