Capítulo Único

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Templo Patriarcal, Mayo 1750

Degel de Acuario acostumbraba dirigirse a Starhill tras los pasos del Patriarca Sage cada vez que este necesitaba leer las estrellas. El muchacho galo de cabellos verdes era visto como el mas sabio entre los doce Santos de la Orden Dorada y por ello el antiguo Santo de Cancer del siglo XV y su diosa, Sasha, confiaban ciegamente en su juicio y prudencia. Ese día no era diferente excepto por una cosa. La joven de 23 años y cabellos castaños había invitado al acuariano a que la acompañara a beber una taza de té antes de dirigirse a Starhill y, una vez que este se presentó ante ella saludandola con su acostumbrada amabilidad, la mujer noto aun bajo las gafas que llevara desde su misión en Francia 13 años atrás que sus ojos estaban marcados por ojeras que evidenciaban días mas que simplemente horas falto de sueño. Aun a pesar de ello y considerando la personalidad naturalmente reservada del galo peliverde, Sasha optó por no preguntar o hacer comentario al respecto hasta que el propio Degel decidiera hablar de ello. Tras unos minutos, el Santo de Acuario se puso de pie inclinándose nuevamente y se despidió anunciando que la visitaria en cuanto regresara. 

Cuando se encontraron nuevamente la mujer castaña parecio confirmar definitivamente sus sospechas de que algo no estaba bien con su Santo Dorado. Y esto solo fue confirmado al percatarse de que tanto la tonalidad naturalmente pálida como marfil en el rostro galo como el igualmente bello lavanda en sus ojos lucían visiblemente opacos. Para hacer aun mas evidente aquello, Degel dejo escapar un hondo suspiro antes de inclinarse hacia adelante sosteniéndose en el respaldo de una de las sillas de la sala con su mano izquierda, llevando la derecha a su vientre. Sasha se acercó a él desesperada y preguntó si se encontraba bien. El francés alzó la mirada sin embargo esta no parecía estar alli. Como si se hubiera perdido de pronto en algún pensamiento remoto.

Flashback

Se debian una noche así con su amante. Se entregaron el uno al otro como no recordaban haberlo hecho desde que se declararon oficialmente sus sentimientos. Aun así no estaban listos para abandonar en ese instante. Eran jovenes, viriles y lo demostrarían. Encontrándose aun desnudos, el heleno de rizada cabellera azul decidio que era su turno de tomar el control sobre el hombre de cabellos lacios verdosos y mirada amatista ligeramente borrosa. Y no le daría tregua aun cuando su corazón decidiera acabar con el en ese preciso instante. Lo aprisiono literalmente sobre la cama sin que el acuariano pudiese resistirse sosteniendo sus hombros con ambas manos mientras sentía nuevamente su cuerpo invadido por un calor insostenible. Y su ya erecta hombría rogando recibir atención nuevamente. Dejando ir a Degel lo giro no del modo mas sutil introduciendo su miembro en la entrada del galo lentamente en un principio aunque fue imprimiendo mayor velocidad (e incluso violencia hasta cierto punto) con el pasar de los minutos.

-K-Kardia... por Atenea... Aaah...-. Si planeaba disuadirlo para que redujera el ritmo de sus embestidas jamás lo conseguiría. Estaba comenzando a desbordarse literalmente. Hasta que lo hizo, dentro de su amante. Tras unos minutos, su cuerpo exhausto y cubierto de una delgada capa de sudor cayó sobre la figura pálida y contrariamente fría del acuariano quien lo envolvió casi por inercia en sus brazos acomodando su cabeza en el hueco de su hombro derecho para luego con su mano izquierda cubrirse ambos con la única manta en la cama.

Fin del Flashback

-Oh Dios, esto... esto no es posible... -dijo sorprendido Degel mientras comenzaba a sentir una ligera náusea invadirlo. La misma con la que había despertado pero que había desaparecido tras escasos minutos. Sacudió la cabeza e inmediatamente volvio la mirada a la joven diosa admitiendo que no se encontraba del todo bien. Tenía la extraña sensación de que se desplomaria en cualquier momento. Por fortuna para él (y para Sasha) aquello no sucedio. Volvió a ponerse de pie en el instante en que Sage descendía de Starhill. La diosa y el Santo Dorado notaron con solo verle a los ojos que había hallado algo cuanto menos sospechoso o curioso en su lectura. Y confirmaron sus sospechas cuando el hombre de mas de cinco siglos y herencia lemuriana explico en dirección al guardián del Onceavo Templo que Sadalsuud y Sadalmelik le habian revelado algo interesante. Dichas estrellas eran las mas brillantes en la constelación de Acuario. Sin embargo, la mas brillante era efectivamente la primera. Y era la 'información' obtenida de las estrellas mas brillantes en una constelación la que hacía mas sencilla la lectura de las mismas.

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