ESTE ES EL FIN... ESTOY FELIZ Y TRISTE, GRACIAS POR HACERME COMPAÑÍA TODO ESTE TIEMPO, CADA UNO DE SUS MENSAJES POSITIVOS, SUS PREGUNTAS Y SU CURIOSIDAD ACERCA DE TODO ME SACABAN UNA ENORME SONRISA. NO TIENEN IDEA DE LA EMOCION Y FELICIDAD QUE SE SIENTE RECIBIR UN MENSAJE, TE SIENTES RECONOCIDA, IMPORTANTE, Y VALIOSA. ESPERO SIEMPRE APOYEN DE LA MISMA FORMA A LOS AUTORES QUE LES GUSTAN, YA QUE SIN SABERLO PODRIAN ESTARLES DANDO UN MOTIVO MAS PARA VIVIR.
*Les advierto que este epilogo es demasiado corto, solo es un aviso, para que no se decepcionen.
*Publicare después del epilogo (después significa hoy mismo... espero), un pequeño adelanto de mi siguiente Sesshome, espero que no se confundan y piensen que es algo acerca de la MIKO.
EPILOGO
DESTINO
Las puertas del inframundo se abrieron nuevamente para él, desde joven había aprendido a controlar esta habilidad a la que hasta el momento no le había hallado mas utilidad que la de entrenar en el oscuro lugar en donde los enemigos y rivales nunca le faltarían. El inframundo había sido inicialmente un buen entretenimiento, pero no paso más de poco tiempo para que se aburriera de ello mortalmente, nunca había nada que lo dejara interesado mas de pocos días, a excepción de su madre, él siempre tendría tiempo para disfrutar de su compañía, porque ella era el ser mas luminoso y divertido de esta tierra, aunque Sonomi también se podría considerar divertida, pero mientras mas crecía más aptitudes de su padre mostraba. Su hermano Touga había sido solo un cachorro antes de que el emprendiera el viaje de entrenamiento y su última hermana a la que no tuvo la suerte de conocer hoy cumpliría diez años en este mundo.
Miro con aburrimiento como el enorme agujero negro que servía de portal al yomi se empezaba a encoger y allí entre la oscuridad y los cadáveres estaba nuevamente Izanami, ella siempre estaba, parecía mirar sus batallas en silencio como si al igual que él estuviera terriblemente aburrida y lo usara de entretenimiento. "Dile a Kagome que cobrare mi promesa" susurro en último momento.
El portal se cerró por completo y él se quedó de frente a un enorme árbol, aquellas palabras lo agitaron de tal forma que su cuerpo perdió el equilibrio y cayo al suelo de rodillas, la visión inundando todos sus sentidos, incluso podía oler un aroma familiar, uno muy parecido al de su madre, flashbacks de una figura femenina de espaldas en medio de la tierra roja del yomi enfrentándose a Izanami, profundo cabello azabache flotando con energía sagrada. -¡MADRE! -la llamo con un grito aun desde el suelo del yomi y aquella figura volteo su rostro, y sus ojos rosa lo miraron con reconocimiento. "¿Puedes verme oniisan?" Pregunto, su voz aun demasiado joven. -¿Tu... quién eres? -Pregunto él al ver el enorme parecido con su madre y Sonomi. Ella simplemente sonrió, no parecía asustada, simplemente la curiosidad y la tranquilidad bañaban su rostro. El ya sabia quien era, incluso si no la llego a conocer hasta ese momento.
La terrible visión termino y él se halló en el piso agarrando entre sus garras pasto y tierra, había utilizado tanta fuerza en sus brazos que la tierra a su alrededor y el enorme árbol delante de él se habían rajado. La alucinación había sido una de las mas poderosas que había tenido, incluso afecto todos sus sentidos haciéndole creer por un segundo que lo que estaba pasando lo hacia en ese preciso momento. Su cuerpo se balanceo hacia un lado y él termino por recostar su espalda sobre el tronco del árbol, sus ojos ardían por el surgimiento de Rakko a las fronteras de la conciencia tan alarmado como él lo estaba. Ahora todo su cuerpo estaba inquieto y pendiente de cualquier amenaza.
El ligero movimiento de un arbusto cerca de donde estaba hizo rugir a Rakko que transformo su rostro en una amenaza tacita para el intruso. Rugió con fuerza cuando la pequeña figura salió a la vista y después de solo un milisegundo la transformación termino, Kagemaru aun con los ojos azules de su bestia miraron a la minúscula y sorprendida ningen.
Realmente no supo cuánto tiempo la observo fijamente, pero al igual que él lo hacia ella también lo miraba, una especie de asombro y simpatía en sus ojos del color de la avellana madura. El único movimiento de la cría de ningen era simplemente el batir lento de sus pestañas perfectamente delineadas, espesas y mortalmente largas.
-¿Como te llamas? -Le pregunto. Simplemente hizo falta aquella pequeña pregunta para que ella sonriera y su cuerpo pareciera relajarse e incluso entrar en confianza al balancearse de un lado a otro mientras lo miraba con aun más curiosidad, pero aun sin contestar a su pregunta.
"Es ella" susurro Rakko en el interior, Kagemaru podía sentir a su bestia balanceando su cola y afilando sus garras dentro de su mente para intentar salir del encierro. -Lo sé. -Respondió en voz alta ignorando el maldito valor que tenia la niña al atreverse a acercarse hasta su estola y pincharlo y acariciarlo como si fuera un simple perro común.
-No deberías hacer eso, podría asesinarte. -Le dijo con seriedad intentando darle una lección de vida acerca de como no era adecuado ser tan gentil y osada con cualquier youkai.
La niña simplemente sonrió.
"Llevémosla" sugirió Rakko. -Es solo una cría. -Se respondió a sí mismo. "¡Crecerá!" volvió a gruñir molesto por la civilidad con la que su otra parte quería tratar un asunto tan importante.
-Regresa con tu familia. -Ordenó a la niña, instantáneamente sus garras crecieron y el azul de sus ojos se profundizo "¡NO!" refutó Rakko.
-Vete. -Volvió a ordenarle, pero la niña negó rápidamente, parecía desesperada y tensa.
-¿Tienes familia? -Pregunto comprendiendo su lenguaje corporal. La niña negó rápidamente.
"Esta sola, llevémosla" volvió a instar la bestia. Kagemaru negó -No la obligare a nada que no quiera. -Contesto aun cuando Rakko se resistía a tal orden.
Se levanto lentamente y dirigió sus pasos hacia el Oeste, él tenía una obligación con su familia, y advertir a su padre y madre de su visión era fundamental. "¿Si tan apurado estas de alejarte de nuestra compañera porque no vuelas?" cuestiono Rakko, con un tono de burla y cinismo. Kagemaru gruño a la afrenta, pero no contesto nada, simplemente camino hacia el Oeste. No había dado ni siquiera diez pasos cuando escucho sus pequeños pies seguirlo, Rakko sonrió y observo todo con cuidado. Kagemaru se volteó y ella se detuvo cuando sus miradas se encontraron.
-Si vas a seguirme me dirás tu nombre primero. -Ordeno.
Ella pareció pensarlo demasiado, parecía algo insegura y cuando él se volteó nuevamente para irse, ella hablo. -Rin. -Respondió.
El asintió y siguió su camino, cuando no escucho sus pasos giro su rostro y vio que ella lo miraba con una admiración sin igual. -Vamos Rin. -La llamo y con una sonrisa en su rostro ella lo siguió.
FIN
Si tienen preguntas, dudas, escríbanme un mensaje privado o déjenme un comentario.
Este fue un largo camino, gracias por caminar a mi lado.
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LA MIKO DE LAS CUATRO ALMAS #PGP2018
FanficGanadora del tercer lugar en la categoría fanfic de los Blue Awards 2017 Cuando Kagome le pide a la perla que se destruya todo resplandece, aturdida como estaba es transportada lejos, despertara sola, cambiada y como el arma más poderosa, codiciada...