Hay un lugar que conozco
No es bonito allí y pocos se han ido
Si te lo muestro ahora
¿Te hará huir?🌸
Era domingo por la mañana, Sakura salía de la clínica. La terapia iba bien, los avances eran evidentes y los riesgos muy pocos. Caminó a través de toda la avenida sólo para comprar unos nuevos lienzos con la paga del día anterior. Necesitaba lienzos, pinceles y pintura negra. Tenía una gran idea en mente: una noche estrellada en la quinta avenida de Japón. Pintaría todos los edificios y las luces, también a muchas personas y autos siendo deslumbrados por la noche. El doctor le decía que pintar estimulaba sus canales.
Cruzó la calle, la mayoría de veces miraba a sus pies, gran error, pero esta vez se dedicó a observar las tiendas. En los aparadores había ropa muy linda, deseaba no haber sido tan indiferente con ese tipo de cosas cuando tenía más dinero. Se detuvo en un aparador a admirar el vestido de sus sueños: rojo intenso, atrevido. Nunca usaría algo así, era corto y de diseñador, lo que significaba que costaba mucho dinero.
Desvió la vista y caminó unos cuantos locales más para llegar al de las pinturas. Miró a los señores Ricci, una pareja de pintores italianos.
—Sakura. — dijo el hombre alzando sus brazos para abrazarla.
—Buenos días, señor Ricci.
—Gian, Sakura, Gian. —le repitió por enésima vez con su acento italiano.
—Lo siento, es que no puedo. —rió avergonzada encogiéndose de hombros. No solía llamar a los adultos por su nombre de pila, su padre le enseñó a respetarlos mucho.
—Está bien. —se colocó detrás del mostrador— ¿Qué llevarás esta vez?
—Solo vengo por dos lienzos y unos cuantos pinceles nuevos. —sacó de su bolso un pincel número nueve. Él hombre abrió la boca asombrado y le arrebató el objeto.
—Sakura, ¡Esto parece un cepillo de dientes viejo! —negó— Il mio amore, dale a la niña los pinceles que necesita.
La pelirrosa se acercó con su esposa Francesca mientras Gian le preparaba los lienzos. Finalmente salió con sus cosas después de pagar y despedirse de los señores Ricci.
Caminó hasta la esquina más cercana y esperó a que llegara un taxi. Había decidido ir a visitar a su mejor amiga, llevarla a comer pizza o hamburguesas y ponerla al tanto de lo que ha pasado. Al llegar a su casa en una privada llamó a la puerta y su padre la recibió.
—¡Sakura! Qué milagro que nos vienes a ver.
—¿Cómo está, señor Yamanaka?
—Muy bien. Supongo que vienes por Ino. —asintió— Sabes donde es su cuarto, se alegrará de verte. —dijo su papá y la chica rio. Siempre hacía sus chistes crueles.
Se dirigió al cuarto, conocía bastante bien el camino. La puerta estaba entreabierta. Desde afuera podía escuchar que tenía música puesta. Se asomó y pudo verla sentada a la orilla de la cama. Se puso en cuclillas frente a ella y sonrió al ver cómo movía la cabeza de un lado a otro.
—¿Te gusta lo que ves, frentona? —se paró y la abrazó con fuerza.
—Obvio, bebé. —bromeó— Perdón por no venir antes, el trabajo me mata.
—No importa, estás aquí. —dijo emocionada.
—¿Cómo te va? —preguntó curiosa.
—Pues, como siempre. Ya sabrás. —se encogió de hombros— Mejor hablemos de ti. ¿Cómo te ha ido?
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Sakura 》Sasusaku
Fanfiction❝El amor es como una flor: sí se descuida se marchitará, pero sí se lucha por el podremos apreciar el florecer de un amor eterno.❞