𝑽𝒆𝒏𝒈𝒂𝒏𝒛𝒂 {𝚉𝚎𝚔𝚎 𝚇 OC}

Capítulo 1

Zeke parecía llevarme lejos de su hermano, me obligaba a correr mientras me mantenía atado a su mano.

A veces miraba hacia atrás, y observaba la silueta de su hermano menor, quién seguía en la misma posición de antes, mientras yo seguía sin entender lo que estaba pasando y el por qué de la reacción de aquel chico.

En tan sólo unos minutos mis pensamientos habían cambiado drásticamente.

¿Acaso debería sentirme orgullosa por finalmente haber cumplido mi plan?

En estos momentos estaba más asustada que otra cosa y no podía pensar con claridad.

Mi vista de Eren se fusionaba con el asfalto que se lo veía moviéndose rápidamente, como un terremoto, y sentía que en cualquier momento me iba a desmayar y desplomar en el suelo.

Poco después de sentir que realmente iba a vomitar, finalmente paramos. Zeke me tiró en el pasto, detrás de un arbusto, quería quejarme del brusco trato pero me encontraba demasiado confundida para pensar en una queja

Ví como el Rubio se asomaba por la maleza, dando vueltas con sus ojos por todo el terreno. Cuando me pareció que terminó de examinar el área, se giró hacia mi.

—¿Estás bien? —Me preguntó gentilmente. Y yo le habría respondido que no, pero no sentía ni que podía abrir la boca.

Supongo que al ver cómo me quedaba callada supuso que negué lo que me respondió. Se llevó unas de sus manos a la nuca, y con cierta vergüenza empezó a explicarme lo que estaba pensando.

—Lo siento mucho —Intentó camuflar su avergonzamiento con una suave risa, pero que resultó en una forzada— Me lo he tomado demasiado a pecho, pero es que me daba miedo mi hermano. —Miró hacia el suelo, sin perder su tímida compostura— Tú... ¿De verdad decías eso en serio?

Debo admitir que su pregunta me pilló por sorpresa. Me había analizado muchas veces a mí misma y pensaba que quizás lo que estaba planeando hacer era horrible, pero que "ya tendría tiempo para arrepentirme después"; aunque a pesar de todo no lo confesaría delante de otra persona. Decidí hacerme la confundida para no tener que responder. Teniendo de opciones un sí o un no, prefería no decir nada.

—Creo que podría ser divertido que vayamos juntos al festival.

Di un ligero salto cuando escuché las palabras de Zeke, quizás intentando procesar si realmente había dicho eso.

Zeke Jaeger acaba de decirle a alguien como yo que quería ir al festival. Conmigo.

Zeke Jaeger, aquel chico que era tratado como un Dios por otras chicas y que siempre resultaba tan "inalcanzable". Y ahora, sin embargo, se veía completamente diferente delante mia.

Pero... ¿Por qué yo? No es que nunca hubiésemos hablado antes, y si lo hubiésemos hecho creo que hasta tendría menos razones para invitarme.

—Por... —no me resistí, sentía la necesidad de preguntarle sobre aquello. Me levanté e intenté recuperarme de mi posición, llamando su atención— por qué yo?

Al parecer mi pregunta le dejó anonadado por unos segundos, pues se quedó callado mirándome hasta que supo cómo reaccionar, volviendo a mirar al suelo.

—Podría ser divertido.

Y contestó lo mismo que antes. Ciertamente, yo sabía que ese chico no sentía nada por mí. Era imposible, ni si quiera se hubiese imaginado que supiese su nombre en primer lugar. Quizás lo que decía era verdad y no una simple excusa para decir lo que verdaderamente pensaba.

—Siento mucho haberte hecho pasar por esto. Ni siquiera me puedo creer lo que me esperará cuando llegue a casa. Eren va a querer matarme, pero estoy feliz.

"¿De qué estaba hablando?" Me repetía a mi misma. Hablaba de Eren como si fuese algún tipo de monstruo que nos va a matar a todos. En cierta manera me hacía gracia, todavía no conseguía asimilar lo que me estaba pasando, pero

¿De verdad iba a ir con Zeke Jaeger al festival?

No es que yo fuese alguien muy sociable, más bien siempre he estado alejada de todo ese tipo de cosas.

Era increíble, me había centrado tanto en mi venganza que no me había puesto a pensar en que, durante todos estos años, no había conseguido divertirme, ni pasar por algún buen momento.

—Bueno... —La voz de Zeke me sacó de mis pensamientos— Yo me tengo que ir, luego nos vemos, ¿si? Cuando empiece a anochecer, en la entrada misma. Allí te esperaré.

Y dicho eso, se despidió y caminó hacia algún lugar desconocido para mí.