Amaneciendo. Completamente con un cielo despejado.
Era otro, un día más en mi vida. Rodeada de hermosos arboles frondosos, verdes brillosos y muchos otros de daban abundantes frutos de los cuales yo podía comer. Pero era tanto el calor, y el choque del sol, que tenia que estar resguardad de este mismo. Me colocaba entonces el gorro que mi nana me había dado, uno que particularmente me gustaba, ya que hacía juego con mi cabello blanco.
—¡Señorita!
Era ella, Aria, mi nana. La figura materna que tengo junto a mi en cada momento de mi vida. Desde que se hablar y pensar, ahora con mis 6 años de edad; desde que se diferenciar todo eso, me di cuenta de que ambas a Aria, como mi madre. A pesar de que sabia que ella no lo era.
—¿Aria?
Voltee para verla acercarse muy rápido hacia mí. Ella lentamente toco mis mejillas con una crema trasparente y pegajosa, era la misma crema que ella me colocaba cunado el sol era tan escandaloso, así como lo era ahora mismo.
—¿Ya está? —Pregunte.
—Si, así esta mucho mejor. Señorita, recuerde que la piel es demasiado sensible al sol, sobre todo la suya.
Si me mirara hacia un espejo, solo vería el retrato de mi madre, o eso es lo que he escuchado a las criadas murmurar a mis espaldas. Pero, también se, por boca de mi nana, que mi madre no tenia el cabello blanco, ni los ojos azules, ni una piel tan blanca y débil como la mía.
¿Por qué entonces soy el retrato de mi madre? ¿Me parecía a ella cuando era niña? O ¿Me parezco a ella tanto de niña como adulta? Un momento ¿Si quiera las criadas conocieron a mi madre cuando era pequeña? Eso es imposible, o eso quiero creer.
—Aria ¿Quieres acompañarme en mi paseo el día de hoy?
Realmente no suelo invitar a nadie, todos me dejan ir sola por todo el jardín. Es totalmente amplio y libre de peligros. Es imposible que me sucediese algo. Por eso nadie se preocupa por cuando salga o entre de la casa.
—¿Por qué quieres que la acompañe?
No sabría que responder, solo me apetecía. Pero justo ahora.
—No, realmente no quiero que me acompañes.
Era yo quien deseaba perderme entre las grandes hiervas del jardín. Pero solo eso, en si mismo, yo estaba encerrada en una enorme jaula, como un pequeño pajarito que es una simple mascota.
Podía saberlo, todos los días recorría todos los confines de la casa, y nunca dejaba de ver enormes barrotes de hierro, tan duros como una enorme roca, barrotes que me separaban de otro jardín que era mucho mas grande y hermoso, y donde podía apenar diferenciar, una casa, que realmente era un enorme castillo.
Mi tarea, desde que tengo pleno uso de razón, era encontrar una salida. Es decir, la puerta y entrada de esta enorme jaula. Pero por alguna razón, nunca la encontraba, a pesar de que podía llevar horas y horas, días, caminando.
No sabía con certeza si yo era importante. Las criadas no es como que me preparan mucha atención y no es como si todas se preocuparan por mi apariencia, por las cosas que vista o por lo que coma, si es que lo llego a hacer.
Solo Aria, ella es la única que se preocupa por ese tipo de cosas. Me viste elegantemente, y siempre intenta que mi apariencia y mi rostro sean los de una noble señorita. Alisa mi cabello todos los días y se preocupa de que coma y tome baños aromáticos sin falta y, sobre todo, de que duerma bien y sea diligente en mis estudios.
—Mmm... ¿Eh?
Y mientras me perdía entre mis pensamientos, mientras acariciaba mi jaula con mis manos, llegue a tocar la puerta de la jaula. Y sabia que era la puerta, porque el mismo patrón repetitivo de barrotes, ahora mismo se había roto. Y veía brillantemente, el hierro fundido en otras formas mucho más rebuscadas y extrañas.
—...
Mire mis espaldas, Y observe que realmente, como todos los días, nadie me seguía. Realmente cuestiono la opción de que yo sea algo importante, pero aún no descarto el hecho de que debo de ser una noble, no llevaría tantas joyas encima si no lo fuera.
¡Espera! Diana, céntrate. Lo mas importante ahora es la puerta de la jaula.
La puerta era en si mismo como toda la jaula, imposible de cursar por lo alta que es. Se que es muy alta porque muy de vez en cuando veo entrar a un hombre que lleva traje negro y que usa una espada, lo veo cuando yo esto dentro de la casa, y se que los barrotes lo sobre pasan por mas 5 metros por encima de su cabeza, más o menos.
Pero...
Me acerque a la puerta un poco más, y cargando todo mi peso sobre ella, La puerta ligeramente se movió hacia afuera.
—Esta abiert-
Rápidamente tape mi boca, por alguna razón mi instinto me hizo hacerlo sin darme cuenta. Pero efectivamente, la puerta estaba abierta. Después de 6 meses dando vueltas por todo el patio de mi casa, de repente aparece una puerta y casualmente, también está abierta.
Sea como sea la circunstancia, esto es demasiado raro y fácil. Es muy conveniente. Esto definitivamente es una trampa.
—¡Hmm!
Revise todos los lados que me rodeaban. Gire mi cabeza en todas las direcciones posibles, y mis ojos al final, solo terminaron apuntando hacia la salida de la puerta, pero mi mente me seguía diciendo que esto era demasiado extraño.
—¿Quedarme de nuevo encerrada o salir sin saber que sucederá?
Soy una torpe y tonta niña de 6 años que cree pensar como una adulta. Solo debo de hacer eso, ser una niña y una niña haría lo que haría una niña.
Así que cruce la puerta con total ingenuidad, esperando que nada malo me sucediese. Y... Realmente nada malo paso. El borde donde terminaba mi jardín, era más oscuro que el césped del jardín que ahora mis pies tocaban, y al único lugar a donde pude ir, fue hacia donde el sonido de unas trompetas me llevaba.
El sonido era cada vez, con uno de mis pasos, mas fuerte. Y estaba segura de que me aceraba a la fuente de tal brutal sonido. Lentamente llegue hacia un tipo de acantilado, y ahí acerque lentamente mi cabeza para ver por que el tanto alboroto con las trompetas.
—¡Su Excelentísima Alteza Real! ¡Nos honra con su divina presencia!
Entonces vi, a quien, en mi vida, creo haber esperado encontrar.
A un hombre alto, tanalto que incluso miraba a todos los demás a su alrededor desde la altura de sushombros. Mostraba sus azulados ojos, como dos cristales de zafiro, mirando condesprecio y asquerosidad a aquellos que le idolatraban, era tan bello que sublanca y pálida piel y cabellos, solo brillaban aun mas con la luz del sol.
YOU ARE READING
La Princesa Imperial
Fantasy-"Yo, Diana Aleyna Betryc Adancort Horeina Zarfina de Harfelia. Primera Hija del Santo Padre Emperador Ri Antyt Betryc Adancort Ortega de Harfelia; Hija de, el mismo Dios Sirmitiro, el dios creador. Afrenda en persona. Sortina en la Tierra. Juro, qu...