Jeon JungKook, un omega sordo que desde que tiene memoria había sido rechazado por todos debido a que nadie entendía el lenguaje de señas, varios alfas habían intentado usar su voz de mando sin saber que no poseía del sentido de audición, había sido...
—¡Mi niño ya creció! ¡Es todo un hombre! —chilló la mujer abrazando a su hijo menor con cariño, meciéndolo de un lado a otro.
—Mamá...—se quejó sintiendo los brazos de su madre ahorcarlo por tenerlo abrazado por el cuello. Rió leve cuando la mujer dejó un beso sonoro en su mejilla dejándola marcada con su labial rojo.
—Estoy orgullosa de ti, mi pequeño —susurró separándose con una sonrisa y pequeñas lágrimas de alegría y orgullo en las esquinas de sus negruzcos ojos.
—No llores que yo también lo hago —rió besando la frente de su madre con amor. Se encontraban en un auditorio, para ser específicos el auditorio de la universidad en donde se acababa de llevar a cabo la entrega de títulos y graduación de los estudiantes, el alfa tenía un birrete negro sobre su cabeza y una toga tapando su traje negro, tenía su título en mano y una sonrisa resplandeciente en el rostro.
—¡Ya llegué! —su hermano pelinaranja apareció tras su madre, sudado y con un arreglo floral entre sus manos— ¿Qué me perdí?
—Todo —contestó su madre detallando el arreglo de girasoles que cargaba el beta.
—Valió la pena, ¿y JungKook?
—Allá, sus padres lo están distrayendo —contestó el alfa señalando a un lado de la tarima en donde efectivamente, los padres del omega hacían su trabajo de distraerlo.
—Pues ten, lleváselo —su madre le quitó el título de las manos y su hermano le cedió el arreglo. Tragó grueso sintiéndose nervioso, así era cada vez que iba a regalar algo al omega, se ponía sumamente nervioso y miles de dudas se instalaban en su cabeza.
—¿Le gustará? —los otros dos suspiraron riendo por los nervios del alfa
—¡Le encantará! Ahora ve y lleváselo, nosotros iremos en un momento —y asintió tomando un respiro. Caminó entre la multitud sonriendo hacia las personas que halagaban el arreglo en sus manos. Siguió caminando encontrando su mirada con las de sus suegros que sonrieron en grande tomando al omega por los hombros para voltearlo hacia su dirección.
La boca del menor hizo una gran "o" a la vez que sus ojos se cristalizaban, su mano tapo su boca al momento y reaccionando, corrió los pocos metros que lo separaban del alfa sonriente y tomó el arreglo que se le extendía, llevó su nariz a los girasoles sonriendo.
"Espero que te haya gustado" Vio al alfa hacer señas con sus manos y le cedió el arreglo a su padre para contestar con un movimiento de manos similar. Hace dos años, YoonGi había visto clases de lenguaje de señas y le había hecho esa sorpresa el día de su cumpleaños, profesando su amor nuevamente por medio de aquellas señas.
"Me encantó" Se acercó con una sonrisa abrazando el torso del alfa subiendo su mirada para encontrarla con la del otro.
Te amo.
Te amo.
Los dos hablaron al unísono por medio del lazo, causando que sus sonrisas se ensanchasen, degustaron sus labios en un dulce beso y se separaron cuando un flash impactó en sus rostros.
Ah... El señor Jeon no deja de hacer eso.
—¡Hora de las fotos! —apareció con una sonrisa el beta pelinaranja con una cámara en sus manos. Aquella hora de fotos se convirtió en horas de fotos, se tomaron más de cien fotos en dos horas.
"Felicidades al mejor promedio" Habló con señas el alfa atrayendo toda la atención del omega que curioso vio como el pelinegro iba hacia el arreglo (puesto cuidadosamente en una esquina de la tarima) y sacaba algo del centro de las flores. Metió aquel objeto en sus espaldas y se acercó hacia el omega con una sonrisa, vio de reojo a su hermano que empezó a grabar justo en el momento en que YoonGi se arrodilló y sacó la cajita de terciopelo roja que abrió dejando ver su contenido, que era, nada más y nada menos, que un hermoso anillo de compromiso.
El corazón del omega dio un vuelco y sus ojos derramaron lágrimas de emoción, nuevamente.
¿Quieres casarte conmigo?. Habló el alfa por su lazo logrando más lágrimas.
HoSeok grababa todo con una sonrisa siendo el único el que sabía de la sorpresa del pelinegro. Por otro lado los padres estaban entre lágrimas viendo la escena enternecidos.
JungKook asintió frenéticamente a su vez que se dejaba caer de rodillas para abrazar al alfa, llorando en su hombro a la vez que sonreía. En un delicado movimiento, YoonGi los separó y tomó su mano izquierda, pasando el anillo dorado con una linea roja en el centro por su dedo anular, dejando un pequeño beso en sus comisuras.
—Estos dos me terminarán matando de una diabetes —habló el señor Jeon viendo a los otros dos todavía en el suelo abrazándose.
—¡Vamos a celebrar! —propuso SunHee siendo seguida por la alfa y luego por el omega y el beta.
. . . . .
—Un brindis, por los novios —alzó la copa de whisky el señor Jeon. Estaban en un restaurant, esperando la comida mientras charlaban y degustaban el whisky.
—Todavía no se han casado así que sería los prometidos —corrigió SunHee con una risa alzando su copa igualmente.
—Pero igual se van a casar —habló insitando a los demás a alzar sus copas.
—¡Salud! —exclamó YoonGi chocando su copa con la de la señora Jeon y luego con la de todos los demás, siendo el último su prometido.
Que bien se escuchaba.
Vio al menor tomar un pequeño trago, haciendo una mueca de desagrado.
"Sabe mejor el vino" Habló hacia el alfa con señas sacando la lengua del asco.
De lo que te pierdes. Contestó por el lazo.
—¡Yoonie! —su hermano, a un lado de el, hizo una seña con una sonrisa y los dos chocaron de nuevo sus copas y cruzaron sus brazos para luego tomar la copa hasta el fondo.
—Comportense, no están en un bar, están en un restaurante —regañó SunHee dejando un leve golpe en las nucas de sus hijos, sacando risas de los demás.
Al rato la comida llegó y todos entre sonrisas y conversaciones amenas comieron sus pedidos.
Los dos recién graduados archivando ese día como uno de los mejores de sus vidas.
Por cierto, este es el arreglo que le da YoonGi a Kook:
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