Jimin
Leves rayos de sol entran por el ventanal enfrascando mi rostro provocando me despierte por el gustoso calorcito que estos proveen. Giro mi rostro encontrándome con un lindo chico castaño aferrado a mi fisionomía, sus labios abultados descansan sobre mi hombro izquierdo, su piel desnuda haciendo contacto con la mía me recuerda que tan bien la pasamos anoche, una tímida sonrisa y un sonrojo sobre mis mejillas al rememorar sus últimas palabras me hacen sentir tan afortunado.
¿Es normal amar tanto a alguien? ¿Por qué mi corazón ya no se resiste a él?
Suelto un suspiro, me acomodo mejor y ahora su brazo rodea mi cintura, niego con una ligereza de diversión, admiro el techo un breve momento recordando a mis abuelos, tan llenos de alegría y comprensión, cariñosos entre ellos gozando el día a día. Hago una nota mental con el latente propósito de llamarlos pronto, confirmar mi asistencia habitual a su casa y de paso presentarles a mi apuesto conejito. Quedarán encantados con JungKook, puedo asegurarlo.
Salgo de la cama con cuidado, busco mis calzoncillos en el suelo y me sorprendo del desastre, nuestra ropa se halla en distintos puntos de la habitación, un recorrido desde el baño hasta la recámara hogareña, me agacho recogiendo la camisa de Jeon, tapo mi delgado cuerpo con ella y me aventuro a la cocina no sin antes darle una última mirada al castaño entre las sábanas.
Me sumerjo en el refrigerador tratando de encontrar algo comestible, sin éxito paso al congelador donde un recipiente con fresas congeladas acapara mi atención. Hmm, puedo trabajar con esto. Rebusco en la alacena aperitivos para acompañar el fruto rosado, mi ánimo mejora considerablemente cuando una bolsa de harina de hot cakes se hace visible, la dejo sobre la barra y me concentro en leche empaquetada que, sino fuera por mi corta estatura, jamás hubiera visto, tomo el contenedor alargado y comienzo a vertir esos dos ingredientes en un tazón, saco una olla más cuando la harina está lista y dejo derretir las fresas con unas porciones de azúcar. No hay nada mejor que una mermelada casera. Guardo unas cuantas para la clásica malteada que prepararé y apuro mi cometido. Un instrumento en color negro pica mi curiosidad, sin esperar mucho voy rumbo a el y lo saco a la luz. Genial, una waflera. Mi mañana no podría ir mejor, amo los waffles.
Termino de revolver la mermelada, sirvo la malteada en dos vasos largos, acomodo un par de wafles en platos extendidos y apenas levanto mi mirada, un chico cubierto con una sudadera holgada y sus piernas siendo expuestas me cautivan de inmediato.
-El desayuno está listo, Kookie- anuncio llevando los platos al comedor sencillo. Sonríe en respuesta, avanza hacia mí, me rodea con sus fuertes brazos y reposa su barbilla en mi hombro.
-¿Soy yo o te ves más bonito esta mañana?- planta un beso en mi moflete.
-No lo sé, tal vez hay alguien especial que me hace sentir así- respondo como niño de ocho años tal película romántica acaba de ver- ¿Tienes hambre?-
-Mucha- contesta acariciando mi cintura- Mi camisa te queda bastante bien, Minnie- deja otro beso en mi mejilla- Aún debo confesar que varias veces fantaseé con verte en la cocina, vestido con solo una prenda encima, descalzo y sonriente como ahora, me hace sentir afortunado de tenerte... Una visual que siempre guardaré-
-¿Habrá un día en que no digas cosas como esas?- hablo con una sonrisa tirando de la comisura de mis labios.
Este chico en verdad me hace sonreír con cada palabra que dice.
Ríe a un costado de mi oído, un sonido que realmente adoro escuchar.
-Vamos a desayunar, encanto- declara sin soltarme.
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His Last Smile *KookMin*
FanficJimin se ve condenado a enfrentar una enfermedad terminal totalmente solo hasta que conoce a JungKook. *Historia inspirada en la película Kiss & Cry. *Fluff. *Posible lemon. *No prometo un final feliz. *Denle mucho amor a este fic.