Capitulo 1

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Mi cuerpo dolía mucho, mis huesos fueron roídos por los perros hasta que las sobras fueron arrojadas al rio para ser la comida de los peces. Mi piel fue separada de mi agresivamente, una parte fue digerida por perros, otra terminó en el bosque y otra forma parte de la colección de los cazadores que mandaron a los perros, ¿Por qué?, por solo tenerla como un maldito trofeo.

La ultima cosa que recuerdo fue horrible, la ultima cosa que escuché es repulsiva, y la ultima cosa que sentí desearía jamás haberla experimentado. Lo odio, lo odio, él organizó todas esas cosas, todo ese teatro macabro lo orquestó él para así matarme. Me humilló de una forma tan denigrante que no soporto tener que recordarlo, tan solo que ese amargo recuerdo me pase por la mente me hace sentir tan idiota, tan estúpido por haberme dejado caer en sus redes. Todo fue por enamorarme de él, no debí dejarme endulzar por su voz, solo así yo estaría a salvo y todavía podría vivir en Nueva Orleans.

Las luces se apagaron y entonces todo se oscureció mas sin embargo, cuando pensé que todo había terminado simplemente desperté. Cuando menos quise volver tuve que hacerlo y para nada me gustó el escenario frente a mi ya que frente a mi se encontraba ese endemoniado, esa persona tan maligna que causó todas mis desgracias...Ese tonto Ciervo rojo.

- ¡Tú! - Dije al verlo, él solo sonrió, me mostró esa deforme sonrisa curveada que tenía.

- Por fin despiertas Alastor. - Su sonrisa me irritaba, su descaro era increíble después de que me ocasionó la muerte.- ¿Hasta cuando pensabas quedarte dormido?

- No te importa...- Yo me sentía tan molesto de solo verlo, la irá fluía dentro de mi como si fuera la cosa más normal del mundo, su sola presencia me irritaba. Yo quería hacerle pagar lo que me hizo, quería golpearlo hasta dejarlo irreconocible al igual que él hizo conmigo.

- Veo que alguien despertó de mal humor. Deja la mala cara y ven, - Extendió sus brazos. - Abrázame.

- ¿Te atreves a decirme eso después de lo que me hiciste?, - Ese fue el detonante de todo, no lo soporté más y me levanté para ir directamente a golpearlo, yo no estaba en mi mejor condición física así que me fue difícil moverme, apenas si tenía la sensación de que estaba controlando mi cuerpo. - !Eres un, Eres un!...- Cada que yo intentaba golpearlo él me esquivaba.

- ¿Soy un qué?, adelante, dilo.

- Te odio tanto, no sabes lo mucho que te odio...¡Eres un!

- ¿Soy un qué?

- No te lo voy a decir por que tengo la suficiente clase para no decir esas barbaridades que te mereces. - Respiré para calmarme y me sacudí la extraña ropa que llevaba ahora. Ya limpio y mejor decidí emprender el camino a casa.

- ¿Te vas?

- ¡Si, me voy!, No pienso seguir un minuto más aquí contigo.

- ¿Y a donde vas a ir? - Inquirió empezándome a seguir como una sombra

- ¡A donde yo quiera!, - Más bien debía pensar ahora qué lugar podía ir. Ir a casa no era una opción, yo ya no tenía nada más que hacer en Nueva Orleans, no había vida para mi ahí. Supongo que el viento me dará una respuesta, a donde me lleve será bueno.

- ¿Y eso es Nueva Orleans, Verdad?, - Lo dijo con sarcasmo

- No es de tu incumbencia eso. Si quisiera volver ahí ya lo hubiera hecho.

- ¿No vas a escuchar siquiera lo que tengo que decirte?, Hay varias cosas que tengo que explicarte sobre este lugar. No quiero que a falta de información termines haciendo un alboroto y por eso aparezcas en el noticiero de la noche como noticia estelar con esa arpía de Killjoy. - En efecto él me había llevado a una enorme casa, el estilo no tenía mucho que ver pero de seguro que me trajo a un lugar muy lejos de mi casa.

El ciervo rojo, el ciervo azul...y yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora