Chapter 12: Yixing y Jongdae.
Zhang Yixing era demasiado despistado para darse cuenta de las cosas obvias. Sabía que lo que sentía hacia Chen-Chen no era solo una amistad. Había admitido que lo quería y lo apreciaba como persona, pero siempre había tenido miedo de que al empezar una relación, todos esos años de amistad fueran a la ruina. Porque tener una relación era tener un acuerdo mutuo, un cariño especial, andar cogidos de la mano, dar caricias y amor… Pero también significaba comprometerse con una persona y sufrir daño cuando esta se alejaba. Eran demasiadas cosas buenas y otro tanto de cosas malas. Y él no estaba preparado para soportar todo eso. No quería provecharse de los sentimientos de Chen. ¿Y si era todo solo un producto de su imaginación? ¿Y si comenzaban a salir y luego era todo falso? ¿Y si le hacía daño?
Muchas eran las dudas y al final lo mejor era dejarlo todo y seguir la amistad.
Cuando se desveló, el reloj digital de la pequeña sala de la casa de Suho marcaba las 4 y media de la madrugada, y un cuerpo lo aprisionaba. Era Xiumin. Se lo sacó de encima como pudo y se dio media vuelta dándole la espalda y quedando de lado, justo frente a Chen-Chen.
Este dormía con respiración tranquila, con el cuerpo recto, una mano apoyada sobre su estomago y la otra estaba sobre la almohada y la cabeza torcida en dirección a Yixing.
Al mayor se le escapó una pequeña sonrisa al verlo. Recordó que hace mucho se habían confesado, apenas tenían 15 y 14 años cuando hablaron de sus sentimientos por primera vez. Pero habían acordado no romper su amistad, dejar esos sentimientos de lado y continuar siendo grandes amigos. Pero aun así, ese año en el que Yixing cumplía 18, seguía queriéndolo.
¿Qué pasaría si se daban una oportunidad? ¿Se querrían el resto de su vida? ¿O era todo una ilusión de mayor?
Cerró los ojos imaginando todas las posibilidades y volvió a abrirlos, centrándose en el rostro de Chen. En sus labios que formaban un triangulo perfecto, como la boca de un gatito. Se acercó a ellos y cumplió su deseo de 3 años de probarlos. Eran suaves y carnosos y aun podía saborearse el azúcar de las palomitas dulces que habían comido. Cerró los ojos disfrutando del contacto y del sabor, cuando se separó y abrió los ojos vio como Chen lo miraba con los ojos entrecerrados y las mejillas encendidas.
Kim Jongdae amaba a Yixing desde hacía casi tres años. Pero sabía que el mayor le tenía miedo, no a él, si no a la palabra “relación”. A Yixing no se le habían dado bien las palabras y en ocasiones había hecho daño a la gente. Jongdae sabía que a él no quería hacerle daño. Había intentado olvidarlo de muchas maneras. Había salido con más gente e incluso había desahogado su amor con Suho, pero todo parecía imposible.
Sintió que algo cálido se posaba en su boca. Algo cálido y dulce. Se quedó quieto, temiendo que si se movía, esa sensación desaparecería. Abrió los ojos para sorprendentemente encontrarse con los de Yixing.
Ninguno dijo nada, Yixing tenía una mano bajo la cabeza y con lo que la quedaba libre buscó el contacto con Jongdae. Entrelazó los dedos con la mano que Jongdae reposaba sobre el colchón y se observaron, diciéndose todo sin hablar, hasta que cayeron dormidos.
Llegó lunes y como siempre Yixing se sentía abandonado a cada cambio de clase puesto que Suho se largaba a la clase de 2º C a controlar a la “pareja cabeza hueca”.
-Hola- la voz de Jongdae le hizo levantar la vista de sus deberes.
-Hola- le respondió Yixing con una sonrisa.
Jongdae ocupó el sitio vacio de Suho justo al lado de Yixing. Un silencio incomodo se hizo entre ellos, ninguno sabía que decir, solo se miraban de reojo y acto seguido apartaban la mirada, demasiado avergonzados.
-Lay- dijo finalmente Jongdae utilizando el apodo cariñoso que le había puesto al mayor, rompiendo así el silencio.
-¿Si?
Vio como Chen-Chen se mordía el labio de forma tierna.
-Lo de la otra noche- Jongdae vio como Yixing se ponía tenso y entonces agachó la mirada y negó con la cabeza.
-Habla Chen -le insistió Yixing.
-Yo… solo quería darte las gracias.
Yixing arqueó una ceja y comenzó a reírse, lo que hizo que Chen se sintiera triste.
-¿Las gracias por qué? Solo hice algo que quería hacer desde hace tiempo.
Chen puso los ojos en blanco y volvió a agachar la mirada, y su rostro se tornó triste.
-¿Pasa algo?- preguntó Yixing.
-Yo… pensaba que Suho te lo había dicho.
-¿Decirme el qué?- preguntó el mayor preocupado.
Jongdae dudó en si debía hablar o no, su mente ya había preparado un extenso discurso pero su boca torpe no se movía.
-Yo… me iré a China a estudiar.