Capítulo VIII

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Cuando el ruido de las aspas se apagó, el parásito-madre retornó a su forma normal semi-humana, y la cría, que se había descompuesto en cientos de pequeños insectos voladores, volvió también a recomponerse tan fugazmente, que Guinian estuvo a punto de desmayarse. Empezaba a marearse por la sangre perdida, y la visión que percibía era cada vez más turbia, pero consciente de que la situación que vivía era única intentaba mantener la consciencia tan limpia como podía.

Gran parte del entramado de hormigón construido para el estudio del virus había sido destruido, los túneles de pvc habían estallado en pedazos y habían desaparecido. De forma estúpida el impacto azaroso de los misiles había roto el perímetro del edificio que contenía explícitamente pruebas del aire contaminado y de sustancias tóxicas relacionadas que ahora estaban ya en el aire, apoderándose del oxígeno, en busca de víctimas. Y desde la sala principal, que permanecía parcialmente destruida, Guinian agazapado en un rincón podía oír la radio de los apaches, que los pilotos supervivientes intentaban poner en marcha de forma completamente alocada...probablemente ni siquiera tenían idea de cómo funcionaban aquellos aparatos de comunicación.

-Usted quédese aquí, tenemos que asegurar la zona- dijo Maker a Soo. Éste miró de reojo las instalaciones, y evitando mostrar el pánico que sentía, murmuró con voz temblorosa.

-Vayan todos en grupo, no se separen bajo ningún concepto, y disparen, por dios, no se lo piensen, disparen sin piedad y tengan cuidado...ah, quizás haya un superviviente humano, el señor Guinian se quedó en las instalaciones con la intención de ser testigo presencial de la evolución de la criatura. Pero...probablemente ya esté infestado.

-Bueno, usted permanezca aquí. Volveremos cuando hayamos asegurado el perímetro.

Pilotos y artilleros de los tres helicópteros supervivientes se reunieron en tierra en un grupo de seis hombres, que no eran precisamente los mejores en combates cuerpo a cuerpo.

-A ver, la cosa es simple, entraremos por la entrada principal y buscaremos esa jodida radio que ha interferido nuestras comunicaciones, la apagaremos y nos marcharemos de aquí, ¿Entendido, señores?

Los componentes del escuadrón asintieron tímidamente, preguntándose qué cojones era aquella instalación alejada de la civilización. O'Neal les había dicho que destrozasen la base, que la hicieran desaparecer literalmente...pero no había explicado que era todo aquello. Por eso mientras se dirigían al emplazamiento principal, uno de los pilotos apodado por sus colegas "el indio tuerto", hizo la pregunta que todos tenían en mente pero ninguno se atrevía a formular.

-Señor...¿Qué coño es esto? O sea...¿A qué nos enfrentamos? Es que desde que estábamos ahí arriba en el aire, no nos han disparado ni un solo tiro...y sin embargo O'Neal puso especial énfasis en que no quedara nada de esto.

-No lo sé, indio, yo sé lo mismo que tú...Nos limitaremos a obedecer órdenes, quizás seamos culpables de limpiar un trapo sucio más del gobierno, por eso, cuanto menos sepamos mejor...- dijo Maker visiblemente decepcionado.

La enorme puerta metálica estaba abierta, entraron con diligencia siguiendo las tácticas de combate aprendidas en la academia y se relajaron cuando escucharon el sonido sepulcral que se extendía por los pasillos. Maker caminó encorvado durante un instante, en prudencial estado de combate, mientras sus subordinados le seguían prestando atención a todos los detalles. Se quedaron boquiabiertos cuando uno de los despachos encontraron informes sobre la criatura hallada en estado de descomposición dentro de una de las víctimas. Había folios que narraban diferentes casos de personas que habían sido literalmente víctimas de un virus que les había hecho engendrar criaturas inhumanas.

-¿Qué coño...-susurró Maker. Sus subordinados se acercaron de inmediato hacia él, y éste soltó los informes que había estado leyendo sobre la mesa donde había desde descripciones hasta fotos, incluyendo testimonios de las propias víctimas e interrogatorios que se habían estado llevando en secreto a espaldas de la opinión pública. –Señores, les aconsejo ignorar todo detalle que no tenga que ver con nuestra misión, tengan en cuenta que nada de lo que descubramos puede salir a la luz, fuera de nuestro grupo, y les aseguro que guardar un secreto de tales características...es motivo de catarsis.

De repente un grito ensordecedor atravesó los pasillos y retumbó en las paredes incrustándose en lo más profundo de aquel entramado estructural.

-Vamos, en marcha. – salieron del despacho y aligeraron el paso. Recorrieron un largo pasillo en L, y tras ignorar un servicio, un despacho, y un almacen, se hallaron ante la puerta que daba al complejo de investigación. –El grito ha salido de aquí. –concluyó Maker.

Pensó en como abrir la puerta y vió un panel numérico a su derecha cuya clave desconocía completamente. Se quedó pensativo un instante, y luego pensó en preguntar a Soo.

-¿Qué pasa, señor?

-No podemos pasar, no sabemos la clave...

-¿Quiere que vaya a preguntar a...al científico?

Maker se quedó pensativo ante aquella enorme puerta de metal macizo, hasta que de repente, escuchó de nuevo aquel grito, acompañado de una especie de aleteos extraños que no supo identificar. Y no supo por qué, pero la puerta se abrió. En el panel númerico el código se había activado y en la pantalla había aparecido la palabra " Activated". Empujaron la puerta y esta lentamente se abrió. "Hemos disparado misiles contra esta sala...¿Cómo...puede estar todavía en pie...? ¿Y por qué se ha abierto sola" Entraron lentamente, algunos de los artilleros sacaron la Colt por precaución, pero mientras se iban acercando al lugar de donde parecía haber procedido el grito, el sonido de aleteos se alejaba y se extinguía en el aire.
"Si entras no podrás salir...si entras no podrás salir..el virus está por todas partes...estáis todos infestados...ahora todos me perteneceis...si entras....no podrás salir"

-Eh, ¿Quién coño dice eso?- gritó Maker incapaz de soportar aquella voz. Sus subordinados le miraron sorprendidos esperando una explicación. Y entonces vieron algo situado en el suelo, a unos metros de distancia de donde se encontraban ellos. Se acercaron lentamente e identificaron la dantesca estampa que tenían delante.

Era un hombre que permanecía en el suelo medio mutilado. En su pecho revoloteaban cientos de insectos que se hundían en la carne y la mordían hasta desgajarla y arrancarla del músculo. La colt empezó a escupir balas al azar con la intención de espantar a los insectos, pero entonces estos atacaron a los pilotos. Maker corrió tras un muro y escoltado allí comenzó a disparar. Con el corazón atrapado en un puño y la puntería lejos de ser la deseada, recordó una frase que le habían enseñado en el periodo de instrucción "A menudo estaréis en situaciones que no comprenderéis, que estarán fuera de vuestro control, y que os parecerán completamente aterradoras. Cuando eso suceda, sonreíd, y no perdais la calma: No os entrenaron para jugar a las muñecas"

Hacía un calor insoportable y el sonido del tiroteo no disminuía la sensación de que las cosas iban de mal en peor. Soo estaba sudando tanto que reflejado en el cristal del Apache se notaba ligeramente demacrado. Oyó un ruido extraño y comenzó a buscar su origen en el cuadro de mandos del helicóptero de combate, y lo encontró justo cuando levantó la cabeza. Se acercaba hacia él con una sonrisa extraña en la cara, usando ese lenguaje que no se aprende en los libros. Caminaba con una torpeza ridícula, y sin embargo la sensación que ahora Soo tenía en su piel era de pánico desbocado.

Sin saber muy bien porqué, salió del helicóptero y olió el hedor insoportable que desprendía, y ese pitido enloquecedor que provocaba. Y sin poder evitarlo cayó de rodillas sobre la arena, intentaba mantener los ojos abiertos con la estúpida intención de protegerse, pero le costaba conseguirlo porque se había desprendido una corriente de aire inusitada. El rostro del parásito era enfermizo, su mirada desencajada y su boca corva, encuadrados por el cabello que volaba libre azotado por el aire...alguna vez fue una chica hermosa, ahora era algo demasiado parecido a un monstruo.

PANDEMIAWhere stories live. Discover now