24 | El lector de labios

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Las burlas tienen un gran poder, pueden arruinar la autoestima o incluso la vida de alguien, pero Maddie no era la clase de persona que se dejaba llevar por lo que lo demás pensaran o dijeran.

Ella sabía que todo era cierto, sólo debía probarlo.

(...)

En Wisdom había un pequeño grupo de chicas que estaban igual de locas que Maddie, tenían la esperanza de que Jeff podía saber todo de ellas con un sólo beso, o ser "El lector de labios", como decían ellas.

— ¡Hola Maddie! —saludó con entusiasmo Agnes.

— ¿Qué diablos quieres? —preguntó Maddie de la peor manera posible, era un don, y con todo lo que estaba pasando una forma de protegerse.

— Solo quiero ayudarte, tú sabes dar a conocer la verdad detrás del lector labial.

Maddie alzó la cabeza y la miró confundida. Con Agnes venían otras tres chicas, Audrey, Ainara y Blue.

— Cada vez que mencionas eso me imagino un lector de huellas del tamaño de unos labios para posarlos ahí durante un registro —habló Ainara a los pocos segundos—, "Ponga su labio inferior" —imitó la voz de una señora aburrida y sin vida social.

— "Labio superior" —continuó Audrey.

— "Lengua" —dijo Blue para terminar. Todas rieron mientras Maddie pensaba en lo locas que estaban.

— Debo irme, —Maddie se levantó y tomó el megáfono— haré todo por mi cuenta.

— Sé que no lo parece, pero en realidad podemos ayudarte —habló Agnes tornando la conversación un poco seria.

— ¿Qué tienen? —Maddie se cruzó de brazos.

— Sabemos quien podría darnos el paradero de Jeff Hughes.

— Los "podría" no funcionan conmigo —comenzó a alejarse de las cuatro chicas, directo hacia su casillero.

— Aún así es mejor que no tener ninguna esperanza.

Maddie respiró profundo y aceptó su ayuda, donde no sabía si sería útil. — Solo hagan silencio por un momento.

(...)

Tan pronto terminaron las clases, todo comenzó...

En la cueva más profunda del lugar, cinco chicas locas y desquiciadas buscaban la manera de revelar el secreto más grande del príncipe más deseado del lugar, pero irónicamente más entregado a las mujeres.

Ellas sabían —y querían comprobar— que él buscaba besar a cualquier chica que se le apareciera en su camino solo para conocer todo de ella, para desnudarla frente a sus ojos. Sus labios eran irresistibles, pero venenosos.

Él había escapado, nadie lo había visto durante las últimas horas; existía la posibilidad de estuviera lejos en la montaña, así las chicas se alistaron para ir tras él. Una cuerda, una grabadora y un bolígrafo fue lo único que necesitaron.

Siguieron las instrucciones del mapa, llegaron al punto exacto, lo vieron lejos huir, y alcanzaron a atrapar a su amada Evangeline. Tan pronto vieron lo inútil que sería correr tras él, la usaron a ella para atraerlo.

— ¿Qué quieren de mí? —preguntó Evangeline asustada mientras Agnes, Blue y Audrey le apretaban las manos para que no saliera corriendo.

— ¡Dinos hacía dónde fue! —le gritó Maddie en la cara.

— No lo sé, él solo se fue, sabría que no me harían nada malo y prometió que regresaría pronto.

— ¿Cómo está él tan seguro de eso? —Maddie comenzó a lastimarle el cuello con el lapicero que traía durante toda la trayectoria.

— ¡Vamos Maddie! —dijo Evangeline muy asustada— ¿No vas a arruinarlo todo por esta tontería o sí?

— No sabes de lo que soy capaz, nos dirás dónde está y haremos como si nada de esto hubiese pasado.

— Podría estar con los chicos, o en el callejón cerca de su casa, podría estar en cualquier lugar.

— La pregunta aquí no es donde está Jeff, sino por qué te dejó sola —susurró Audrey a los oídos de Evangeline.

— Vamos chicas, tráiganla, se quedará con nosotras hasta que Jeff aparezca —dijo Maddie regresando por donde habían venido, sabría que no era nada fácil, pero Evangeline ahorraría sus esfuerzos.

Llegaron las 2:00 a.m. y Evangeline continuaba sin que su príncipe azul llegara a rescatarla. Todas las chicas en el cuarto de Maddie estaban sentadas charlando mientras que Evangeline estaba atada a una baranda con una cuerda con rayones en el cuello. Lloraba, no de dolor o por miedo de que las chicas le hicieran algo, de hecho, su atadura no apretaba, lloraba al estar decepcionada de que Jeff la había dejado.

— Parece que el lector de labios se quedó leyendo —mencionó Audrey un poco más fuerte de lo normal para que Evangeline escuchara.

De un momento a otro un sonido de vidrios rotos invadió el lugar, eran Alec, Jeff y Adrien rompiendo las ventanas del cuarto de Maddie.

— ¡¿Qué es lo que han hecho?!

— Haz lo que quieras Maddie, pero nunca te atrevas a hacerle daño a Evangeline —dijo Jeff mientras Alec y Adrien liberaban a Evangeline— ¿Quieres pruebas para tu espectáculo? Aquí las tienes, no me importa lo que hagas con ellas, yo ya elegí.

— ¡Lárguense de aquí! —gritó Maddie llena de rabia porque todo había salido mal.

Tomó lo que Jeff le había dejado, al hacerlo se cortó con uno de los vidrios.

— "Un beso no significa nada", muy convincente —dijo Blue mientras observaba el cuaderno.

La herida de Maddie no fue tan grave, pero aun así comenzó a mancharlo un poco con sangre.

— ¿De qué vale hacer esto si a Jeff ni siquiera le importa? —preguntó Ainara.

— Es cierto, él sigue ganando —dijo Blue alzando los hombros.

— Aún así, las chicas deben saber esto.

Un Beso No Significa Nada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora