Capítulo 46.

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Capítulo 46.

Emilia voltea apenas entro en la cocina, está en un taburete.

—¿De quién son esos dibujos? —inquiere señalando la puerta del refrigerador.

—Del hermano menor de Declan, me los regala.

—Bonito —murmura, suspira y recuesta la cabeza en la isla—. No aguanto mis pies.

—Con todo lo que hicimos anoche por supuesto no los aguantas —comento yendo por agua. Me siento de la misma manera, con pies cansados y cabeza pesada, sin embargo fue una noche espectacular.

—¿Si recuerdas todo?

—Siento que la cabeza me explotará así que prefiero no recordar nada ahora mismo —contesto, tomo la píldora y luego el agua—. ¿Tú lo recuerdas?

—Recuerdo mucho, pero no todo. Aunque probablemente haya evidencia en mi celular.

—Grabaste casi todo.

—¿Crees que Raymond e Irina estén peor?

—Lo intuyo.

Sobre todo Raymond, fue de los cuatro quien más bebió —aunque Irina fue la más ebria—, él sí que la pasó en grande bailando y bromeando. Creo recordar que en plena madrugada, con la mayoría ebrios, empezó una competencia de baile con dos chicos. Ahora ambos están durmiendo en mi habitación de invitados.

El timbre suena y Emilia gruñe cubriéndose los oídos. Hago lo mismo.

—¡Destruye esa cosa! —suplica ella.

Camino hasta la puerta y la abro encontrando a Declan con su hermano pequeño al otro lado. Entrecierro los ojos al percibir la luz de afuera.

—Entra, evita la luz —Declan me hace volver dentro y cierra la puerta tras él.

—Muñeca —saluda Macbride abrazando mis piernas.

—Hola, muñeco —digo en tono bajo, miro a Declan y él alza una bolsa blanca.

—Solo pasábamos a traerles esto —indica—. Caldo de pollo y gatorade. Deben tener una resaca grandísima.

Frunzo el ceño. —¿Cómo... sabes eso?

—No lo recuerdas —afirma, no pregunta.

—¡Un patito! —chilla maravillado Macbride al ver mi mascota, de inmediato me cubro los oídos.

—Mac, baja la voz. Alannah tiene dolor de cabeza.

—Lo siento —dice antes de ir tras Luleb.

Volteo a Declan, él me hace caminar al sofá y deja la bolsa en la mesita del centro.

—Me llamaste, cuando no contesté dejaste varios audios que escuché al despertarme tras tus llamadas...

—Oh Dios mío —exclama Emilia apareciendo, amplía sus ojos y lo señala a él—. Yo vomité en tu coche.

—Sí, lo hiciste —afirma Declan, Emilia se sonroja y yo lo miro incrédula.

—Dame la historia completa —pido.

—Como decía, oí tus audios y después los fui a buscar —continúa—, sonabas realmente ebria. Cuando llegué al lugar estaban en una especie de competencia de baile donde Raymond ganó, eran cerca de las cuatro de la mañana; los saqué y ustedes trataron de convencerme de llevarlos a la playa. Irina intentó seducirme, me negué, y Raymond tuvo la idea de manipularme al echarse a llorar mientras contaba su ruptura para conmoverme... al principio, luego solo estaba llorando por su ex. Ustedes entraron en una discusión sobre porqué no debería volver con él donde involucraron a sus aun no existentes hijos.

A Través de un Corazón Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora