En multimedia el BOOKTRAILER :))
*******************************************************
Los dos nos miramos fijamente, deseando empezar la noche pero a la vez, sin querer que ella comenzara.
La única cama libre que quedaba era la de Silva. Aunque nuestras camas fueran más grandes de lo normal, a nosotros se nos hacía demasiado pequeña.
Silva fue el primero en acercarse a mí, pero en un acto reflejo yo me aparté, no quería que nada pasara esa noche, no deseaba arrepentirme de mis actos, necesitaba calma y frialdad para pensar las cosas.
-Silva, necesito un poco de aire, voy a dar una vuelta.- Él lo entendió, sabía que le había dolido aquel gesto que hice, pero todavía no estaba lista para avanzar más allá en esta relación que ni siquiera le veía buen camino.
Puede que hubiéramos hecho las paces y que todavía le quisiera, para que mentir, le amara, pero desde ese verano habían pasado ya dos años, y las cosas no eran iguales a cómo eran en ese entonces. Yo ya no era esa estúpida niña que le decía a todo que sí.
Salí al patio trasero. Buscando ese lugar, ese sitio escondido que parecía un paraíso. Dejando atrás los primeros arbustos del ''laberinto'', como lo llamaban los estudiantes comunes, seguí caminando hasta dar con el corazón de aquel recorrido. Al final de aquella senda había un hermoso prado de flores con un riachuelo y un gran olivo.
Era un lugar hermoso, siempre que necesitaba despejarme iba a ese sitio, era mi escapatoria, y últimamente había dejado de ir ya que las cosas andaban mucho mejor, y mi ánimo no había vuelto a decaer.
Me senté en la orilla, me quité las convers y puse mis pies dentro de esa fresca agua. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Escuché los pasos de alguien detrás de mí, pero no me preocupé.
Me tapó los ojos y lo que yo respondí simplemente con un suspiro.
-¿Tú también has tenido una visita de Cupido diciendo que hay problemas?- Sabía exactamente lo que me pasaba sin necesidad de que le contara nada.
-Creo que sí, ¿qué te ha pasado a ti, Marc?- Me destapó los ojos y se sentó a mi lado con las rodillas encogidas en el pecho.
-No quiero reconocerlo pero creo que me he enamorado, y no tengo nada que hacer para remediarlo.- Se le notaba triste y me daba mucha pena.
-Seguro que encuentras la manera de estar con esa persona, tú no te preocupes por...- No me dejó terminar la frase, me miró con una expresión que me partió el alma y dijo.
-Esas palabras son para resolver tu problema Am, el mío es mucho más complicado, cuando la persona que te gusta no se fija en ti, ni te mira de esa forma, tú no tienes ese problema.- Una lágrima rozó sus mejillas creando un pequeño reguero hasta su barbilla.
-¡Eh Marc!- Le abracé tan fuerte como pude. Se notaba que estaba coladito por esa persona.- Cálmate, no creo que sea tan difícil enamorar a esa chica, con tu personalidad y tu forma de ser enamorarías a cualquiera de ellas, hazme caso.- Me devolvió el abrazo y me susurró algo que no esperaba.
-Si fuera una de ellas sería fácil.- Se acurrucó en mi hombro soltando pequeños sollozos.
No entendí lo que me quiso decir, repasé todo lo que pude mi memoria para averiguar quién podría ser esa persona. Me detuve en un recuerdo en el que estuve hablando con Marc y se le desviaban los ojos hacia una dirección, intenté recordar la persona que se encontraba en esa dirección, y bum, apareció, de sopetón caí en la realidad.
-No me digas que quien te gusta es R...- No me pude continuar hablando. Odiaba que la gente no me dejara terminar las frases, me ponía de mal humor, pero en esta situación no me importó.
-Da igual quien sea, no puedo hacer nada, estaría mejor con ella que conmigo, he visto como se miran, y es imposible para nosotros estar juntos.- Marc tenía miedo, para ser precisos estaba aterrado de sus sentimientos, se sentía impotente frente a ese dolor que le atormentaba.
-Marc, créeme, no quiere nada con ella, Cris es una más del grupo y ya, se lleva mejor conmigo que con ella, no tienes que hacer caso a las estupideces que te dice tu cabeza ahora mismo, tus pensamientos ya no están razonando coherentemente las cosas, en estos momentos hazme caso mí, ¿vale?- Asintió y me volvió a mirar a los ojos, unos ojos que por primera vez desde que empezamos la conversación tenían un pequeño brillo que indicaba esperanza.- Lo primero que tienes que hacer es confesárselo, decirle lo que verdaderamente sientes, y si tienes miedo de lo que te pueda decir, yo misma puedo ir y hablarlo, no se va a escapar de la que le va a caer encima.
-Tampoco es para ponerse de tal forma, el asunto no llega a magnitudes tan grandes.-Y una sonrisa cruzó sus labios, eso me hizo tremendamente feliz.- ¿Tú por qué estás aquí?
-Puff, muchas razones.- Sonreí tristemente.- Los fantasmas de lo que pasó me atormentan, y aunque no pasara de verdad el miedo a que ocurra es brutal, n o quiero caer en un abismo.
-Amaia Uceda, no eres la tú que yo conozco, no eres esa chica que es capaz de plantarle cara a las adversidades, no eres la chica de la que me hice amigo, me has decepcionado.- Sus palabras fueron como un cubo de agua fría, no me esperaba esas duras palabras por parte de mi amigo.- No se te ocurra replicarme, lo tienes todo mucho más fácil que yo, él te quiere, tú le quieres, qué más da los problemas que hubiera o los que vendrán, vive el momento por los que no podemos hacerlo, aprovecha esta oportunidad que se te da.- Le sonreí y le fui a dar otro abrazo pero no me dejó, simplemente se justificó diciendo.- El que tiene que recibir ese abrazo ahora no soy yo, y lo sabes, no tengas miedo de lo que puede pasar, él va a saber cuando estás lista para las cosas y cuando no, ¡corre a por él!- Gracias a su ímpetu me levanté con mis fuerzas renovadas.
-Muchas gracias por todo Marc, en serio eres un buen amigo.- Le di un beso en la mejilla, cosa que hizo que se enfadara un poco.
-Te he dicho que guardes eso para él.- Refunfuñó, yo le sonreí, y cuando comenzaba a correr hacia el edificio me acordé de algo que podría afirmar mis pensamientos sobre quién era esa persona.
-¡Sólo ve y dile al cabrón de Reynolds que salga ya del armario!- Su cara se tornó de un rojo intenso, y me confirmó las sospechas.
Corrí a toda velocidad hacia la habitación, pero antes de llegar él ya estaba esperándome en el pasilla con los brazos abiertos. Me abalancé hacia ellos, y me recibieron encantados.
-Estaba preocupado por ti, ha pasado una hora desde que saliste de la habitación, pensé que no ibas a volver porque no querías dormir conmigo.- Puso cara de cachorrillo y empecé a reírme. ¿Cuán tonto podría llegar a ser este lobo?
-Siempre volvería a tu lado aunque no quisiera, y lo sabes.
Entramos en la habitación ahora un poco más ordenada gracias al trabajo de Silva.
-Silva, tengo una cosa que decirte.- Me miró con un poco de enfado y decepción.
-Antes de que digas cualquier cosa, ¿podrías volver a llamarme de esa forma que me llamabas antes? Me trae muchos recuerdos, y todos ellos buenos.- Me sonrió y tomé la decisión.
-Leo, no estoy lista.- Cerré los ojos todo lo fuerte que pude por la vergüenza que estaba pasando en ese momento.
Me abrazó por detrás para que no le viera la cara. Por la forma en que ocultaba su cara en la curva de mi cuello estaba sonrojado, siempre lo hacía cuando se encontraba así. También noté como su labio se movía hasta formar una sonrisa, estaba feliz, pero yo no llegaba a entender por qué.
-Gracias por decírmelo antes de que cometiera cualquier locura Amuc.- Me enterré más en sus brazos y nos dirigimos a la cama.
Él se tumbó primero abriendo sus brazos de nuevo para acogerme, y yo encantada accedí. Acomodé mi cara en su duro torso inspirando profundamente su aroma, cosa que me embriagó, ese hombre era como mi droga, nunca tendría suficiente de él.
Sus caricias hacían que me fuera relajando cada vez más, subía y bajaba una mano rozando mi espalda, mientras que la otra la mantenía apoyada en mi cadera.
Me acurruqué más todavía colocando un brazo alrededor de su cintura sin molestarle. De esa forma mis ojos se fueron cerrando, su ritmo pausado y sus leves caricias sumándole la dulce fragancia que emanaba de su cuerpo fue mortal para mí, y terminé rendida en los brazos del paraíso de mis deseos.
ESTÁS LEYENDO
¿El deporte lleva al amor? (EDITANDO)
Novela JuvenilEsta historia esta siendo editada desde el comienzo y antes de continuar con el final, debido a los fallos que había encontrado y al cambio de forma de escribir que se ha dado en mí durante la escritura de esta. Amaia, una chica de 16 años jugadora...