DISCLAIMER: Los personajes y lugares le pertenecen a Hajime Isayama. Este fic va dedicado para Camille de Mint, Fernanda Ballardo y Sofía Smith.
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Un fuerte aroma a especias y carne cocida inundó la enorme cocina de Nikolo, diestro líder del restaurante más famoso de Shiganshina. A su indicación, tres cocineros dispusieron una serie de platos, cada cual con una senda porción de filete y puré de papas, hidratados con el exquisito jugo del estofado. La sonrisa del marleyano iluminó instantáneamente su rostro y suspiró, mientras llevaba la orden a una sala privada; delatando no sólo su satisfacción por tan buena comida, sino el éxtasis de presentarle semejante belleza a la persona que extrañaba desde hace un mes y medio.
Al llegar a su destino, Nikolo repartió los platillos a sus clientes e hizo una reverencia de cortesía, y le pareció que el destino había atendido su ruego silencioso cuando, por mera casualidad, servía vino a los Altos Mandos de la Policía Militar.
—No creo que tarden en llegar —un hombre de complexión delgada y cabello rapado probó un bocado del almuerzo—. Por lo visto, las cosas no salieron muy bien allá.
—¿Qué te digo? —otro oficial subido de peso acotó— Razonar con gente tan insensata...
—Guarda silencio —alguien le susurró, y Nikolo dio media vuelta, no sin antes percibir lo siguiente—, el marleyano...
—Bien, bien, ya entendí —el hombre gordo siguió su plática—. Ojalá la Legión nos cuente todo, no me quiero fiar de una probable tregua con esos perros.
Los puños del cocinero apretaron la barandilla del carrito con el que trajo los platillos y resopló una vez que abandonó la sala. En el camino, uno de sus compañeros vestido de mozo le dio el alcance.
—¿Quedaron conformes? —Grior se puso a su lado y retornó con él a la cocina.
—Sí —le ocultó el diálogo racista de los oficiales—. Cuando salgan, pondremos más vino en el estante, que casi se me agota una botella mientras servía.
—Déjamelo a mí —sonrió, y en ese momento recordó algo que lo hizo detenerse—. Verdad, el anfitrión recibió esto. Es para ti.
—¿Una carta? —Nikolo tomó la misiva que le entregó su camarada y observó la superficie del sobre— No comprendo...
—Yo sí —señaló la esquina superior izquierda—. Tiene el símbolo de la Legión de Reconocimiento.
—¡Eso significa que ya volvieron! —el regreso de Sasha y sus amigos colmó por unos instantes a Nikolo, al punto de hacerle abrir la carta, hasta que su expresión radiante cambió conforme leía el contenido— ¿Quieren hablar conmigo?
—Seguro serán sus típicas preguntas de rutina: deberes cumplidos, alguna sospecha de espionaje o traición, y otras cosas más.
—Esto es extraño —sintió su pecho acelerarse ante la idea de alguna amonestación sin sentido—, ¿por qué? No he cometido ningún delito.
—La redactaron los eldianos, ¿qué se puede esperar? —Grior sacudió la cabeza, mientras comprobaba la inmediata llamada del voluntario marleyano al cuartel de la Legión, por asuntos de Estado— Será mejor que te apresures.
—¿Quién se encargará de la cocina? —sintió al mozo tomar el carrito.
—No somos niños, Nikolo, estaremos bien —asumió el liderazgo del restaurante—. Evita decirles algo tonto, por favor.
—¿Cuándo me has conocido por indiscreto, Grior?
—Sólo te advierto —aseveró, eliminando cualquier rastro de gracia—. Confías demasiado en ellos, ten cuidado.
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Añoranza
FanfictionDurante su trabajo, Nikolo recibe una carta de la Legión de Reconocimiento: ¿por qué querían hablar con él? ¿Había pasado algo durante la visita de los veteranos a Marley? Partió al cuartel en busca de respuestas, intentaba aliviar la incertidumbre...