Fairy Tail: Valhalla

Capítulo 45: El primer golpe.

Wendy tocó suavemente el hombro de Shen y este despertó de inmediato, volteó sus alrededor con las mujeres observando fijamente.

—¿Cómo está Laxus? —preguntó Shen bostezando.

—Él está bien, sólo fue una falsa alarma.

—¡Qué bueno!

Wendy tomó a Yuri con mucho cuidado de no despertarla y la cubrió con su manta.

—Lamento haberte causado tantos problemas —dijo Wendy consternada.

—¡Esta bien, fue divertido!

Shen se levantó, sacudió su ropa y se dirigió la salida.

—¿Pero a dónde vas? —preguntó Mirajane.

—Tengo que ver a alguien... mientras tanto voy a pensar mi venganza. Voy a empezar por Elizabeth y Chelsea, luego ese enano de saber y el cobarde ruidoso de Stinger. ¡Todos me la van a pagar! —respondió Shen con mirada maliciosas y sonrisas diabólica en el rostro.

Las mujeres incluida la demonio Mirajane sudaron frío sólo de ver las ganas de venganza de Shen cuando salió del lugar. No sabían con exactitud que había ocurrido en su ausencia pero un cosa era clara, el dragón estaba enojado, muy, muy enojado.

...

El peso de los libros venció al cuerpo de Mio, Alios dejó su libro y volteó deprisa en cuanto se percató, la pequeña mujer estuvo a punto de irse de espaldas de no ser por la intervención de Shen.

—¿No deberías estar haciendo esto tú? —preguntó Shen al hombre.

—Que va, yo le dije que era hora de ir a casa hace tiempo.

—Eso estuvo cerca. Te debo una —agradeció Mio.

—Ya perdí la cuenta de cuántas veces he escuchado eso.

—Si, pero es por eso que puede tomar todo el café gratis que quieras —respondió la mujer sonriente.

—Como sea, ponte cómodo —dijo Alios. ¿Buscas un libro nuevo?

—¡Hoy no! De hecho vengo a despedirme, está es la última vez que estoy aquí.

—¡¿QUÉ?! —preguntó Mio alterada.

—¿Ocurrió algo? —preguntó Alios.

—En unos días vuelvo a mi país. No sé si podré regresar, así que quería decir adiós antes de irme.

—¿Y ella lo sabe? —cuestionó Mio.

—Si, todo lo saben. Desde el principio.

—Bueno, creo que no hay remedio. Voy a extrañarte.

Shen extendió su brazo y ofreció su mano a Alios amistosamente, algo muy raro en él. El hombre estrechó su mano y esbozó una sonrisa.

—Gracias, a los dos. No habría podido encajar tan bien si este lugar no estuviera aquí.

Mio inclinó al dragón y le dio un abrazo seguido de un beso en la mejilla.

—Te deseó suerte en tu viaje. Siempre serás bienvenido aquí —dijo soltando un par de lágrimas.

—Joven dragón —dijo Alios orgulloso. Has madurado mucho desde la primera vez que nos vimos. ¡Esta no es la última vez que nos vemos, te lo aseguro!