22. Dulce

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Sin duda alguna sabia que aquello era una pésima idea, sabia que tenias un carácter horrible y antes de que comenzara la batalla el ya la había perdido "trae un pastel que le guste a Rossi y no vuelvas sin el. Si es preciso ruégale a tu amiga la cocinera" Esa habían sido las palabras de Garcia, incluso le consiguió un permiso de medio día para que fuera abuscar el pastel.

Pero... ¿que tenia de difícil conseguir un pastel si hay cientos de ellos?
fácil, Rossi odiaba los postres de todas y cada una de ellas. Ninguna cocina era digna de sus exquisitos gustos y conocimientos en repostería francesa. Su última opción eras tú, una repostera talentosa que había conocido en una biblioteca, professional patisserie, eso decía tu tarjeta y la del local de repostería fina que tenias en el centro.

Habia visto muchas veces como rechazabas pedidos de gran variedad de clientes, tu repuesta era "yo no hago pasteles Spence" o "no me alimente de ramen y dormi en un cuarto compartido dirante cuatro años para cocinar pastel de cumpleaños". Además de que no tenias un carácter lindo de tratar aveces.

Llego a tu casa como lo había hecho en un monton de ocaciones, entro sin tocar puesto que tenia una llave
-Hola- saludaste dede la cocina, llevabas puesta una filipina con manchas rosadas, y el cabello recojido y engomado, todo una chef. El solo te sonrio de manera cansada, era habitual en el tener esa expresión pues tu considerabas que el tenia un trabajo espantoso, pero necesario.

-Sabias que los primeros registros de recetas dulces simples se remontan a Mesopotamia y al Antiguo Egipto, hace más de siete mil años, dónde-estaba explicando como si no fuera nada y tu solo sonreíste, cada vez que el se paraba en tu cocina era para robarse algún postre y darte un par de datos curiosos.

-Se preparaban panes de miel redondos espolvoreados con ajonjolí.- si lindura, lo se- le dijiste pasando a su lado para pode tomar una de las duyas que estabana su costado y después pasarle una de tus manos por el cabello para alborotarlo un poco.

El parecía un niño pequeño ante tu tacto, siempre que pasabas tus manos por su cabello el sonreía y ponía ojitos de cachorro o cuando le tocabas las mejillas siempre se inclinaba hacia tus manos. El era realmente lindo. -A veces creo que olvidas que estudie repostería-

-No podría olvidarlo y lo sabes- el se notaba mas nervioso de lo habitual.

-¿Esta todo bien?-

-¿Por que no haces pasteles de cumpleaños?- su pregunta te parecio extraña y aún más su mirada. Cuando preguntaba algo sobre tu trabajo siempre brillaban sus ojos curiosos pero ahora tenia la mirada un poco perdida y temerosa.

-Bueno... ya sabes que trabaje en una pastelería para pagarme la carrera, fueron cinco años de trabajo, durmiendo en un cuarto compartido, en una cama dura con una compañera que siempre olia a alcohol, comer sopas instantaneas y pizza todos los días para poder pagar la colegiatura- recordar todo aquello siempre te sacaba una sonrisa -Sufri mucho para ser quien soy y estar donde estoy, volver a hacer pasteles de cumpleaños para vender en la tienda, me haría senrtir que me falle a mi misma- mientras hablabas el fruncia su seño de manera que parecía dolorosa. -Puedo saber a que se debe la curiosodad-

-Mañana es el cumpleaños de Rossi y necesito un pastel, el problema es que no le gusta el pastel de ningún lugar y como no conozco un cocinera mejor que tu, pensé... en que tu podrías hacerlo pero claramente esa fue una idea estúpida por que me haz dicho muchas veces que no haces pasteles de cumpleaños y ahora no se que hacer por que no tendre un pastel para mañana- vaya que el doctor podía ponerse intenso

-Puedo hacerlo- le dijiste intentando calmar su paranoia.

-Pero no haces pasteles de cum...

-No los hago para otras personas, pero tu no eres otras personas, eres tu- tus palabras claramente no tenían sentido pero el puso su cabeza en la barra y suspiro con alivio

-pero dijiste que jamas lo hacias

-Te lo debo todo Spencer, eres la única persona que tengo en el mundo. para ti hornearía cientos de pasteles de cumpleaños, solo tienes que pedirlo- estabas siendo sincera, no tenias a nadie mas, era la única persona que apoyo tus sueños y te acompaño en los buenos y malos momentos, no habría nada que no hicieras por ese hombre.
-¿Sabes por qué te hornearía cientos de esos pasteles? - preguntaste de manera calmada, intentando que captará por una vez todo lo que implicaban tus palabras.

-Por que soy especial- sonó como una afirmación y es que era verdad, el era especial pero realmente no era eso lo que le intentabas decir.
-Si que eres lento, ¿cuantos años cumple el viejo?-


one shots Spencer Reid Donde viven las historias. Descúbrelo ahora